EL VENDEDOR AMBULANTE EN EL CETRAM: ENTRE LA NECESIDAD Y EL ORDEN

Por Laurencio Ortega Lerdo
Ciudad de México (Aunam). El comercio ambulante es una de las ocupaciones más desempeñadas por las personas que no cuentan con los recursos suficientes en la Ciudad de México. Esta forma de trabajo no hace distinción de género: todos los días se observan a personas de todas las edades, laborando en las calles de la capital del país, que buscan juntar lo necesario para llevar el alimento a sus hogares.

Esta actividad se desarrolla en calles, parques, escuelas, transporte público y donde se pueda. A pesar de su carácter informal, nadie puede negar que el comercio ambulante representa una verdadera ayuda para el bolsillo del capitalino, pues gracias a esto muchos capitalinos pueden conseguir productos a un precio más accesible que el visto en los supermercados.

La doctora Itzel Arriaga Hurtado, en su tesis de doctorado en Derecho Regulación jurídica del comercio ambulante en el Distrito Federal, menciona que los nombres más comunes que se dan a esta actividad informal son “comercio ambulante" y "comercio informal". Sin embargo, estas clasificaciones pueden no ser las más apropiadas, puesto que una gran cantidad de puestos de este comercio tienen una ubicación fija y no todas las transacciones del comercio informal se hacen en la vía pública. Aún así, la denominación comercio ambulante es la más común para este tipo de actividad.

El comercio ambulante es una de las tantas cosas que caracteriza a la ciudad. No obstante, esto se está convirtiendo en un verdadero problema dado que el ambulantaje, desde hace varios años, se ha adueñado de lugares estratégicos para la movilidad de los ciudadanos como lo son los Centros de Transferencia Modal (CETRAM) de la Ciudad de México.

En su sitio web, se especifica que los CETRAM son “espacios en donde se conectan varios medios de transporte público y concesionado como Metro, autobuses, microbuses y taxis, entre otros”. En estos espacios se realizan los habitantes de esta ciudad y su zona conurbada realizan millones de viajes al día para ir al trabajo, a la escuela y otros lugares.

Según el censo oficial realizado por la coordinación de los CETRAM de la Ciudad de México en 2014, que no contempla el comercio en vía pública, en las 48 ubicaciones de estos centros trabajan más de cinco mil comerciantes que no pagan por el uso del espacio. Los CETRAM con más vendedores ambulantes son Indios Verdes (1,021), Pantitlán (696), Taxqueña (623), La Raza (614) y Chapultepec (439).


No obstante, hay otros centros como el de Constitución de 1917 donde el ambulantaje es menos practicado. En este lugar se tienen contabilizados 217 vendedores, a pesar de que en esta estación circulan aproximadamente más de 200 mil pasajeros por día, de acuerdo a los datos proporcionado por la sitio en línea del CETRAM.

Sin embargo, y a pesar de contar con recursos para la movilidad de las personas, las instalaciones en Constitución de 1917 no se encuentran en el mejor estado, pues se observa el poco mantenimiento que se le ha brindado a la infraestructura que día con día es testigo del ir y venir de personas de las zonas más cercanas o incluso que pertenecen al Estado de México.

Por ello, el gobierno de la Ciudad de México, junto con la empresa privada Rehdoma S.A. de C.V., puso en marcha el proyecto “Reordenamiento del CETRAM Constitución de 1917”, el cual consiste en la remodelación de las instalaciones de movilidad, así como la construcción de un centro comercial y un hotel. Además de este proyecto, se construirá el Museo Interactivo Infantil Iztapalapa, que se financiará con recursos públicos. Este proyecto tendrá una duración de 22 meses, por lo que se calcula que esté concluido en 2019.

Esta situación ha afectado principalmente a los comerciantes ambulantes, como es el caso de María de los Ángeles, quien tenía un puesto semifijo en las instalaciones del CETRAM, que ahora es movible. Cuenta que lleva vendiendo casi 20 años en este lugar. El puesto no es de gran tamaño, como lo era antes, sin embargo, en cada parte está cubierto con esos productos que ayudan a que por un día, María lleve algunas monedas a su casa para sus dos hijos.

María es madre soltera, por lo que ella hace muchos sacrificios durante su jornada laboral –sacrificar comidas o almorzar ya muy tarde– para que a sus hijos no les falte nada. Su hijo más pequeño es el único que estudia, por lo que el dinero no le puede faltar.

En la Ley Federal del Trabajo, se establece que la jornada laboral debe estar compuesta de ocho horas como máximo, aunque en este país es difícil encontrar un empleo que no demande más tiempo, sobre todo cuando se habla de trabjar en el comercio informal.

Para los comerciantes, es casi imposible cumplir con estas ocho horas pues en su trabajo hay días buenos y días malos, horas en donde se gana bastante y otras donde no hay venta. Por ello, algunos se ven forzados a trabajar incluso hasta doce horas y tienen poco o nada de tiempo para informarse de lo que acontece alrededor de su lugar de trabajo.

Esta situación ha sido aprovechada por las personas que se encuentran en el gobierno, ya que la desinformación o la falta de interés por este tipo de temas han ocasionado que muchas veces ellos actúen sin la consulta ni el consentimiento de los principales afectados, en este caso los vendedores ambulantes que se encontraban en las instalaciones del CETRAM Constitución de 1917.

Procesos de concesión poco transparente


La implementación de este proyecto se ha planeado desde 2014 cuando el 17 de febrero, a través de la Gaceta Oficial del Distrito Federal, se publicó la “Declaratoria de Necesidad para el Otorgamiento de Concesiones para el uso, aprovechamiento y explotación de los inmuebles en los que se ubican los CETRAM”, con el objetivo de que cualquier empresa interesada en esta idea mostrara su propuesta y así el jurado eligiera a la mejor, según lo expuesto por el sitio en línea de la CETRAM.

En el mismo portal se lee que el 22 de abril del mismo año, Centro de Movilidad Rehdoma S.A. de C.V., presentó su propuesta, la cual ahora no se encuentra disponible. Sin embargo, los documentos proporcionados para su consulta tienen el logo y el nombre de Centro de Movilidad Amodher S.A. de C.V. Como se puede observar, poseen el mismo nombre sólo con la última palabra invertida.

Para la realización del proyecto la Oficina Mayor, la Secretaría de Finanzas (SEFIN) y la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (SEDUVI) de la Ciudad de México, otorgaron un título de concesión a la empresa Centro de Movilidad Rehdoma S.A. de C.V., el 16 de enero del presente año, con la condición de que “la concesión y la construcción, mantenimiento y acondicionamiento del mismo se realizará sin erogación de recursos públicos”.

Ningún medio de la ciudad dio a conocer tal información, siendo el nombre de la empresa a la que se otorgó la concesión el único dato que se puede identificar. No obstante, el sitio web de la revista La Capital menciona, en una de sus notas, que el proceso de licitación se llevó a cabo “sin otros competidores ni el análisis público de otras propuestas […] Esta empresa, que no pasó por un proceso de licitación, tendrá derecho a explotar comercialmente el CETRAM durante 40 años, con posibilidad de renovar la concesión […]”.

El permiso tiene una vigencia de 40 años para el uso, aprovechamiento y explotación del sitio. Sin embargo, como menciona El Universal, ningún dato de la empresa aparece en línea. Así mismo, en documentos consultados para este reportaje se pueden apreciar el teléfono y la dirección de la empresa, pero al ingresar la dirección, los datos remiten a una casa de color blanco, como se puede apreciar en las siguientes imágenes.


Luis Roberto García Velázquez, ingeniero civil, mencionó que el hecho de no encontrar más información sobre dicha empresa se debe a la privacidad de datos.

“Las empresas no están obligadas a mostrar sus datos al público, esto por el hecho de la competencia que se tiene entre éstas o simplemente por seguridad. Por ejemplo, una persona no da a conocer sus datos personales a cualquiera, es claro que ellas deciden a quienes se las otorgan y a quienes no, es casi lo mismo”.

Con la privacidad de datos lo único que se puede proporcionar es la forma de contactar a la empresa, su dirección y su teléfono. “Cuando se le contacta a una empresa, ésta te pide tus datos personales, ya que tiene que saber a quién o a quiénes les está proporcionando información, en cierta medida por la competencia que se tiene en todo momento. La empresa tiene que resguardar su información, esto para poder ser competente (sic) ante el mercado de trabajo”.

El título de concesión, según lo publicado en el portal en línea del CETRAM, señala que una vez que el proyecto esté terminado y se pueda hacer la respectiva explotación comercial y hasta que se expire la vigencia del permiso, la empresa Centro de Movilidad Rehdoma S.A. de C.V. tiene la obligación de pagar una contraprestación al gobierno capitalino que equivaldrá al 7.88% del total de sus ganancias. Cuando la concesión concluya, la construcción pasará a manos de la Ciudad de México.

En cuanto a la reubicación de los puestos ambulantes, los respectivos documentos incluyen algunos apartados dedicados para este asunto. No obstante, es imposible encontrar información alguna pues las hojas de dichas secciones están en blanco.

Llegaron en la noche sin previo aviso

Durante la noche del 13 de febrero de 2017 se retiraron, a través de un operativo, entre 100 y 130 puestos semifijos de las inmediaciones del metro Constitución de 1917. Para ello fue necesaria la participación de 150 personas y 15 unidades de la Dirección General de Servicios Urbanos (DGSU), hoy Agencia de Gestión Urbana, 500 elementos de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP-CDMX), así como de la dirección general de los CETRAM.

Jorge García es uno de los comerciantes que presenció el momento en el que se empezaron a quitar los puestos.

“Yo estaba presente cuando removieron los puestos, era un verdadero caos. Lo único que hice fue guardar mis cosas lo más rápido posible, porque había muchos granaderos. En ese momento tenía un puesto fijo de metal en el andén A. Hoy tengo que trasladar mi puesto, es muy complicado mover mi mercancía”.

De igual manera Jorge cuenta que en ningún momento se les notificó a los comerciantes lo que se pensaba hacer aquella noche. Los elementos de la SSP sólo descendieron de los vehículos y junto con el personal de limpieza de la Ciudad de México comenzaron a quitar cada uno de los puestos que se encontraban en los andenes.

La Gaceta de Iztapalapa, El Universal, Excélsior y otros medios de comunicación de la Ciudad de México, informaron al día siguiente de lo acontecido. De acuerdo con El Universal, “desde la noche del lunes, personal de la Secretaría de Gobierno y trabajadores de limpieza comenzaron el retiro de los comercios que se ubicaban en inmediaciones del Centro de Transferencia Modal (CETRAM) Constitución 1917 […] La Secretaría de Gobierno informó que fueron retirados 95 puestos metálicos semifijos al interior del Cetram, y 25 más en el exterior”.

No obstante, datos del CETRAM Constitución de 1917 señalan que en dicho sitio se encontraban más locales de los mencionados.


Durante el retiro de los puestos, los elementos de la SSP-CDMX se encargaron de resguardar el lugar, cerrando prácticamente la parte del CETRAM, para evitar posibles conflictos con los dueños de los establecimientos que se encontraban en cada uno de los andenes. Al serles impedido el paso, sólo algunos dueños lograron recuperar la mercancía de sus establecimientos, mientras que otros vieron graves pérdidas para su economía.

A través de algunos videos que se pueden encontrar en línea, es posible observar cómo varios trabajadores de limpieza comienzan a destruir los puestos semifijos, removiendo las láminas con las que estaban elaborados. De igual manera, se observa cómo la mercancía que se tenía en estos lugares es lanzada al exterior y es destruida por el propio movimiento de los trabajadores.

Para el desalojo de los puestos se utilizaron máquinas para construcción, esto para facilitar la destrucción de los mismos, así como para remover los escombros. Por otro lado, en el video se aprecian luces de patrullas de la policía, lo que confirma la participación de varios elementos de seguridad pública. Uno de los videos que muestra tal situación es el publicado por el canal Centro de Emergencias México.

María de los Ángeles menciona que ninguna de las personas involucradas en este operativo les explicó lo que estaba pasando esa noche del 13 de febrero. Sin embargo, sin decir a través de qué medio, María cuenta que, una hora antes, le llegó un aviso de lo que estaba a punto de suceder. Lo primero que cruzó por su mente fue marcarle a su hijo para que fuera por ella y recogiera su puesto.

“Lo que hice fue marcarle a mi hijo para que viniera por mí. Actualmente no tengo algún permiso para ponerme, lo he dejado en cuestión de suerte (sic). En ese momento yo perdí como tres cajas de dulces, pero para saber quién las agarro pues sería difícil, porque era un desorden. Todos se subían a los camiones. Lo único que queríamos era salirnos”.

Explicaciones que se quedan cortas

En entrevista para La Gaceta de Iztapalapa, la jefa delegacional de dicha delegación, Dione Anguiano Flores, argumentó que el reordenamiento del CETRAM Constitución de 1917 “será un detonador del desarrollo económico del oriente de la ciudad puesto que este proyecto implica la creación de varios empleos, principalmente para obreros, los que se pretende que sean de la zona. De igual manera, con la construcción de la plaza comercial, se tendrán varias fuentes de trabajo y la población no tendrá que trasladarse a otros lugares como lo ha hecho por varios años”.

Al mismo tiempo, Anguiano dio a conocer que un partido político se ha encargado de desinformar a la gente y así “provocar caos” entre las personas. Junto con su equipo, ella ha tratado de comunicar a la mayoría de la población lo que está sucediendo.

“El proceso del CETRAM lleva un año de informarle a la gente, se han hecho diferentes reuniones y asambleas para explicar, para atender la demanda de los propios vecinos”.

Sin embargo, lo dicho por la jefa delegacional contrasta con lo que algunos comerciantes comentan, como es el caso de Arturo González, que ha vendido en estas instalaciones por aproximadamente 18 años. En ningún momento se les informó o notificó del desalojo de sus puestos en donde diariamente ganan el sustento para sus hogares.

“Ninguno de nosotros sabía lo que iba a suceder aquella noche, afortunadamente yo logre recuperar mi mercancía. Económicamente me ha afectado, porque vender mis productos es mi fuente de trabajo y ya no se vende como antes, las ventas han caído considerablemente y no sólo eso, estamos con el pendiente de que no vuelva a pasar lo mismo”.

Es por esto que si se recorre hoy en día las instalaciones de este CETRAM, el lugar luce prácticamente vacío, nada comparado con lo que era hace algunos meses cuando los vendedores ofrecían a gritos sus productos. Se han perdido los olores y colores de las quesadillas que hacían felices a muchas personas, ya no se escucha el crujido de las papas recién preparadas o el sonido de las películas y las canciones que se reproducían a todo volumen.

Alrededor del CETRAM Constitución de 1917 se pueden observar algunos puestos que, en su mayoría, están sin ningún permiso. Son de un tamaño pequeño, ya que todos los días los dueños tienen que retirarlos y llevárselos a sus hogares. Prácticamente cada uno de los siete andenes está disponible para ellos solos y, claro, también para los camiones y las combis que a cada segundo llegan para hacer base por unos cuantos minutos.

Elisabeth Francisco Tapia, en su tesis Comercio ambulante y seguridad social: un estudio en el paradero del metro Indios Verdes, menciona que “el comercio ambulante es una actividad que siempre ha estado presente en el contexto histórico de México, y a partir de la década de los ochenta se convirtió en una alternativa para contrarrestar el desempleo, el incremento en productos de la canasta básica, la pobreza. Pero por otro lado, el aumento desmesurado de dicha actividad lo lleva a ser (sic) visualizado como un problema social debido a los efectos que causa en la ecología, salud, economía, etc.”.

De igual manera Francisco Tapia expone que “el comercio ambulante no solo representa una alternativa de empleo para los vendedores, sino también ocasionalmente resuelve las necesidades de abasto de algunos bienes indispensables o el consumo de artículos novedosos, generalmente imitación de otros más caros e inaccesibles para los sectores populares. Esto quiere decir que el comercio ambulante permite el ahorro en productos de primera necesidad, pero también fomenta el consumismo de artículos innecesarios”.

Derechos de los ambulantes, ¿se quedará solo en palabras?


En el periódico Excélsior expuso, en una nota del año pasado, que los vendedores ambulantes tendrán algunos derechos reconocidos por la primera Constitución de la Ciudad de México, gracias a que este tópico fue discutido en la Asamblea Constituyente. En específico, el artículo 15 de este documento (titulado Ciudad Productiva), se explica lo siguiente.

“Las personas trabajadoras no asalariadas, autónomas o por cuenta propia que prestan un servicio o venden un producto de manera ocasional o eventual a otra persona física, familias, hogares o personas morales, sin que se establezca una relación de subordinación, tienen derecho a realizar un trabajo digno y a percibir un ingreso de acuerdo a las condiciones mínimas reconocidas por esta Constitución”.

Sin embargo, al indagar en la Constitución proporcionada por el sitio web de la Ciudad de México, el artículo mencionado no corresponde al ámbito laboral, ya que el artículo 10 es el que esta titulado Ciudad Productiva. Y la cita proporcionada no corresponde a ninguno de los puntos que conforman este apartado.

Por otro lado, en el punto 13 del artículo ya mencionado se lee que “los derechos de las personas trabajadoras no asalariadas, prestadoras de servicios por cuenta propia y comerciantes que realicen sus actividades en el espacio público serán ejercidos a través del establecimiento de zonas especiales de comercio y de cultura popular en los términos que defina la ley con la participación de los propios trabajadores”.

Lo mencionado es importante, puesto que se tendrá que esperar a que dicha Constitución se ponga en marcha el próximo año para conocer si lo que se establece en sus líneas se lleva a cabo o simplemente los vendedores ambulantes serán ignorados como se ha hecho desde tiempo atrás.

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