MANUEL URESTE: MIGRANTE, REPORTERO, ANIMAL POLÍTICO

Por Guadalupe Jimarez Martínez
Ciudad de México (Aunam). Barba tupida. Al menos un metro con ochenta centímetros de estatura. Porta lentes, cuyas micas impiden conocer a ciencia cierta cuál es el color de sus ojos. Sus pestañas tampoco ayudan. Sin embargo, su acento delata que es un extranjero nacido en Murcia, España. Se trata de Manuel Ureste o “Manu”, como le conocen en Animal Político.


Se desempeña como periodista desde que terminó su licenciatura en 2004, en la Universidad Católica de San Antonio Murcia donde también obtuvo una maestría en Estudios Europeos. Ureste posee otras más en Relaciones Internacionales y en Prensa Internacional por la Universidad de Staffordshire de Reino Unido.

Pide rotundamente que se le hable de tú. Al hablar, lo hace con desenfado y utiliza frases cortas y coloquiales. No desea formalismos. Su caminar es lento, pero los pies de plomo le hacen ver a cualquiera que la falta de alguna encorvadura en su espalda es síntoma de la seguridad del éxito, de los años, quizás de la vida.

Ureste es periodista porque escribir siempre fue su vocación. Lo tuvo claro desde muy joven, cuando escribió su primera crónica acerca de Miguel Indurain, un ciclista español, y su intento por batir el récord de la hora en 1994. Tenía 13 años. Su opinión sobre sus pininos se resume en un desenfadado “me quedó bien”, frase acompañada por una sonrisa pícara.

Uno más de los “animales políticos”

Manuel relata cómo se fue fraguando su llegada a México, país en el que se ha desarrollado como profesional del periodismo.

“Siempre tuve un interés por el continente americano y estudiaba en Inglaterra, así que comencé a preguntarme dónde iba a trabajar. Salió la oportunidad de laborar en el periódico El mundo de Córdoba (editado en Veracruz) y así fue como llegué a México, hace 10 años. Ahí estuve trabajando 2 años como editor de las secciones Local y Regional. Tiempo después, ya estuve en Animal Político”.

Ureste considera que es difícil consolidarse en el medio, pues éste representa una carrera de largo aliento.

“El periodismo es un mundo complejo y llegar a un sitio como Animal Político, que te da una independencia y libertad para poder escribir e investigar, es realmente difícil. Soy muy afortunado de trabajar en este medio”.

El entrevistado comenta que Animal Político ha sido y es un medio fundamental en su carrera periodística, en el que no existe la imposición de líneas editoriales o la exigencia de ocultar ciertas cosas.

“Es un medio independiente, el cual, pienso, está haciendo cosas importantes. No ocupamos un edificio entero, sólo somos una sala y compañeros, así que cada quien es talentoso en su campo. Para mí, es un privilegio poder trabajar con gente profesional con la cual puedo hacer un buen periodismo”.

Sobre las características particulares del trabajo hecho por el portal de noticias, Ureste explica.

“Un distintivo sería que en las investigaciones siempre hay un estándar de calidad. Ofrecemos el más alto: tratamos de ser lo más precisos, puntillosos y excelsos. Cada una de nuestras investigaciones está fuertemente contrastada, documentada y revisada. La prueba está en que nunca nos han podido ‘tirar’ ninguna”.

Manuel detalla que la dinámica de trabajo en este medio busca que sus colaboradores hagan de todo un poco, para evitar encasillarse en un tópico. Sin embargo, cada uno de ellos va haciendo sus temas con el paso del tiempo.

“Hubo un momento, no sé si me encasillé, pero le dediqué mucho tiempo al tópico de la migración indocumentada. Actualmente, estoy enfocado a otros temas, por ejemplo, la corrupción mediante empresas fantasmas. No obstante, disfruto muchísimo del periodismo narrativo, de la crónica por ejemplo. También he trabajado bastante con coberturas sobre derechos humanos, desapariciones forzadas, crimen organizado”.

La violencia constante contra los periodistas

Los ataques dirigidos a quienes ejercen el periodismo en México han sido, lamentablemente, una constante desde el inicio de la guerra contra el narcotráfico, puesta en marcha por Felipe Calderón. En lo que va de este año 6 periodistas han sido asesinados siendo Javier Valdez, del seminario Ríodoce en Sinaloa, la víctima más reciente.

El entrevistado considera que debido a este entorno, las agresiones contra los periodistas ya no pueden calificarse como una “ola de violencia”.

“Pienso que no se trata de una ‘ola’ porque es ya una violencia constante. Evidentemente ahora se ve más. Sin embargo, 2016 fue el año con más periodistas asesinados en México que se tiene registrado. Artículo 19, que es nuestro referente, documentó alrededor de 11 casos. Por ello, entiendo que pueda parecer que es una ola, pero lo que sí debemos tener claro es que hay una violencia periódica hacia los periodistas”.

“El detonante es la impunidad, no sólo en el ámbito del periodismo, sino en todos los males del país. Pero si el asesinato se da en una ciudad, sí causa ruido; no obstante, si se lleva a cabo en un ‘pueblito’, no despierta mayor interés, y ¡vamos!, a lo que sigue”.

Una prueba impactante de dicha impunidad es el número de ataques a periodistas sin resolver por parte de la Procuraduría General de la República (PGR).

“A partir del asesinato de la compañera Miroslava Breach, en Animal Político hicimos una investigación en la cual descubrimos que desde 2007, la PGR tiene documentadas alrededor de 800 agresiones contra periodistas, y sólo hay 2 condenas, de las cuales sólo hay detenido por agredir a un periodista. Es un dato que te dice mucho del nivel de impunidad existente en México”.

Estas cifras están presentes en las mentes de los colaboradores de Animal Político. No obstante, en el portal consideran que su cuerpo de lectores, entre los cuales se encuentran periodistas reconocidos a nivel nacional, les brinda cierta protección.

“El reconocimiento limita cualquier clase de ataque. A pesar de eso sabemos que debemos ir con cuidado. El nivel de riesgo siempre lo tenemos presente en nuestras coberturas”.

Cuando alguno de los miembros del medio realiza una cobertura en un estado de riesgo –como Veracruz, Sinaloa o Chihuahua– se ponen en marcha mecanismos de prevención pensados entre los mismos periodistas.

“No es nada sofisticado: hacer un chat de whatsapp, reportar cada lugar donde estamos, decir con quiénes vamos, confirmar las placas de los automóviles donde vamos. Así es como intentamos protegernos. Pero la mejor herramienta es el sentido común: si vemos que en una zona no hay condiciones o hay una amenaza, suspendemos la investigación porque no hay ningún reportaje que valga la vida de una persona”.

En sus 10 años de trabajo en México, Ureste aclara que no ha sido víctima de violencia directa o de amenazas contra su persona. Empero, eso no significa que no tome precauciones.

“He tenido suerte, porque sé que lo es. Tengo compañeros que han sufrido amenazas y otros de Veracruz que han sido asesinados. A la violencia la he tenido de cerca. No me autocensuro. Hasta la fecha, nunca lo he hecho, pero sí te hace repensar las cosas”

Sobre si este clima de trabajo pone al periodismo de investigación en vías de extinción, Manuel Ureste opina.

“Hacer periodismo ya es un riesgo y hacer periodismo de investigación es mayor riesgo porque tocas intereses de gente poderosa, con mucho dinero. Realmente es muy sencillo matar a cualquier persona, no cuesta nada. No solamente hablo del narco, quien es un agente agresor de periodistas, pero no es el único. De hecho, de acuerdo a Artículo 19, los mayores agresores resultan ser funcionarios públicos. Ellos se alinean muy fácil con el ámbito del narco”.

Ante este contexto hostil, el entrevistado afirma que los periodistas deben continuar su exigencia por un clima de seguridad para la realización de su trabajo, cuestión que el Estado mexicano debe cumplir.

“Yo sé que el Estado no puede ir contigo de la mano, pero platicaba con compañeros y puedo concluir: los elementos de protección que nos da el gobierno son inservibles. Ellos desean proteger al periodista, pero igual nos violentan. Además, es necesario tener en cuenta la cantidad de periodistas en México”.

“Por otro lado, lo que sí debería garantizarse es la no impunidad de los asesinatos. Así el delincuente, ya sea ‘de corbata’ o perteneciente al crimen organizado, se la pensaría dos veces antes de transgredir nuestra seguridad. La falta de castigos ante esta clase de violencia pone en peligro al periodismo de investigación, porque si no hay trabajos de averiguación extenuante, seguirán existiendo las injusticias y los atropellos en todos los ámbitos”.

El papel de la prensa como foro de denuncia de las injusticias que ocurren a lo largo y ancho del país es uno de los motivos por los cuales su labor debe ser fomentada, no amedrentada.

“No somos los ‘salvadores de la patria’, ni nuestras investigaciones eliminarán totalmente la corrupción en el país, pero sí somos una especie de mantenimiento y equilibrio importante”.

“Amigos de Animal” para un periodismo independiente

El periodismo de investigación no sólo enfrenta al crimen organizado. La compra de líneas editoriales para evitar la investigación de temas o personas particulares también representa un peligro para la integridad de este trabajo.

“Si un medio recibe millones de pesos para publicidad y saca una nota negativa sobre su proveedor, le cerrará el flujo de capital, o bien puede ser una vía para decir ‘igual no lo publico, así me va bien’. Por eso para medios independientes o pequeños en infraestructura como Animal Político es difícil encontrar vías de mantenimiento”.

Como respuesta a dicho problema, en este sitio nació la iniciativa “Amigos de Animal”, cuyo objetivo es otorgarle al medio un apoyo económico libre de cualquier nexo con empresas, partidos u otros intereses.

“Queremos vivir bien, pero no somos idiotas. Por ello nace ‘Amigos de Animal’, conformada por socios quienes dan una pequeña aportación mensual. Con ese dinero, financiamos las investigaciones. También nos afiliamos a asociaciones universitarias que apoyan este trabajo. Nunca nos ha pasado que una fundación nos condicione para indagar en un determinado tema o ‘golpear’ a alguien”.

“Plan Frontera Sur: cacería de migrantes”

En octubre de 2015, Manuel Ureste se hizo acreedor al primer lugar de la categoría multimedia del Premio Nacional Rostros de la Discriminación por su trabajo “Plan Frontera Sur: cacería de migrantes”. Producto de un esfuerzo en equipo, el entrevistado platica su experiencia con esta investigación.

“Definitivamente, fue un trabajo de un equipo de profesionales, pero a la investigación fui solo. No importa si somos 10, 20 personas, si quieren hacerte algo, lo hacen y ya, saben que da igual. Te seré sincero, cuando voy a realizar una cobertura, no voy a la aventura. Antes contacto a gente que pueda ver en el lugar”.

Desde su perspectiva, las organizaciones civiles son las mejores aliadas y parte fundamental de la construcción de redes de contactos.

“En Oaxaca y Tabasco contactamos con el Padre Solalinde y Fray Tomás, pues sabemos que a donde vayamos, estaremos seguros con ellos. Si te vas sin conocer (el lugar de la investigación), aumenta el riesgo; es necesario pedir opinión a personas que saben. No se trata de ser aventurero”.

Para Manuel, el origen de este reportaje data desde sus primeros días en Veracruz, cuando en un viaje dentro del estado vio, por primera vez, la cruda realidad de los migrantes ilegales.

“Siempre he estado interesado en el tema de la migración. Supongo, se debe a que en cierto sentido, subrayando las colosales distancias, soy migrante. La idea de salir de casa está muy arraigada en mí. He vivido poco tiempo en ella. Cuando llegué a México en junio del 2008, exactamente a Córdoba, tenía un conocimiento del país nulo, más allá de las canciones rancheras y películas”.

“Una semana después de mi llegada, una amiga me llevó en su vocho al puente de Metlac. Llegamos y mientras veíamos la barranca, vi un ferrocarril viejísimo. ¡En mi vida lo había visto! En Europa son diferentes. Me llamó mucho la atención. Cuando se acerca, veo gente encima de él, al menos 800 personas, todos gritaban y saludaban. Cuando le pregunté a mi compañera sobre todo ello, ella me respondió: ‘pues son migrantes, van a Estados Unidos’. Yo le respondí incrédulo: ‘¿así hasta Estados Unidos?’ y ella, sarcástica, dijo: ‘pues si papá. ¿Qué creías? ¿Que se iban en avión o qué?’. Le cuestioné sobre su lugar de origen”.

Ese primer encuentro, con miles de migrantes indocumentados que buscan alcanzar “el sueño americano”, llevó a Ureste a contactar con “las patronas”, un grupo de mujeres dedicadas a dar de comer a los ilegales, sobre las que haría un reportaje.

“Me dejó impactado ese tema y comencé a reportear cada vez más sobre el mismo. No me quedé con la parte bonita, aquella referente a la solidaridad. Investigué y supe del asesinato y secuestro del que son víctimas, del infierno representado por México para los migrantes”.

Estos primeros trabajos sobre la migración indocumentada acercaron al entrevistado a una asociación civil estadounidense que impulsa a jóvenes periodistas, la organización Round Earth Media

“Ellos nos financiaron una investigación sobre niños migrantes y se dio el ‘boom’ de la migración infantil en Estados Unidos. Fue entonces cuando comencé a escuchar sobre el Plan Frontera Sur y el anuncio de Peña Nieto. Tuve curiosidad por saber de qué se trataba e investigamos y vimos las lagunas y carencias de dicho postulado. Descubrimos el alza en la cifra de detenciones de migrantes ilegales en el sur, en las cuales participaba el ejército federal. Supe que ahí había algo”.

Llegaría después el apoyo del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), que financió a Ureste para escribir un reportaje más extenso sobre migración.

“Había notas periodísticas acerca del incremento en las detenciones, pero no existía un trabajo cuyo contenido explicara a fondo la problemática que significa el Plan Frontera Sur. En 3 meses, ya teníamos el trabajo”.

A pesar de que buscaron una declaración o respuesta oficial del gobierno mexicano sobre el reportaje, Manuel y su equipo de trabajo no encontraron réplica.

“Lo único que conseguimos fue que el comisionado del Instituto Nacional de Migración, Ardelio Vargas, diera una rueda de prensa justo antes de publicar el reportaje. Acudimos con muchas preguntas y sólo hicimos 3. Las grabamos y eso fue todo. Sabíamos de la nula respuesta. Las usamos para hacer el contraste entre el discurso político y el del migrante ilegal, pues el primero está muy alejado de la realidad”.

Todo este trabajo para la realización de “Plan Frontera Sur: cacería de migrantes” tuvo como resultado el Premio Nacional Rostros de la Discriminación. Al respecto, Ureste cuenta.

“Evidentemente, todos los periodistas tenemos un nivel de vanidad bastante importante, algunos más que otros. No sé cómo estaré yo. Fue una gran satisfacción, por Animal Político, por los compañeros y por mí. Todo un esfuerzo de meses y riesgos es reconocido por un premio. Fue una satisfacción personal, pero, sobre todo, a nivel periodístico”.

“Me gusta creer, a lo mejor y soy un poco romántico, que ese premio contribuyó a magnificar el mensaje emitido a través del reportaje: el gobierno mexicano no está protegiendo a migrantes, los está persiguiendo como animales. Por ende, se han incrementado las redadas. No decimos que la solución sea dejar vía libre a los migrantes sin documentos, hay leyes y normas. Sin embargo, lo que se hace aquí es la “chamba sucia” de Estados Unidos”.

Con el dinero del premio, el entrevistado compró una cámara nueva que utilizará en próximos trabajos. Manuel, ante todo, aclara que premios de este tipo brindan al reportero una satisfacción laboral y personal, nada más.

“Es como el fútbol, el hecho de hoy ganar, no significa que ya en los demás partidos también lo harás. Tienes que seguir trabajando, luchando, buscando nuevas propuestas y retos”.

“El periodista no trabaja por premios. Qué bueno que existan y nos den esa clase de reconocimientos. Hace poco, nos dieron (a Animal Político), la mención honorífica en el Premio Ortega y Gasset y aquí la gente sigue igual, continuamos trabajando de la misma forma. No trabajamos para ganar premios, más bien, una consecuencia de nuestro trabajo es obtenerlos. Eso nos indica que vamos por el buen camino”.

“Siempre hay temas, sólo hay que buscarlos”

Como parte de los objetivos a largo plazo de "Plan Frontera Sur: cacería de migrantes", Ureste y su equipo continúan dándole seguimiento al tema. En cada aniversario del Plan Frontera Sur, su equipo hace una serie de preguntas a las procuradurías de varios estados, entre ellos Chiapas y Veracruz, que sigue arrojando una luz sobre un problema en crecimiento.

“Analizamos el número de denuncias por agresión a migrantes y vemos un aumento constante. Chong se aventó una declaración bastante fuerte: los migrantes ilegales ya no padecen ningún delito.

“En suma, el objetivo es continuar monitoreando las acciones del gobierno mexicano ante este problema latente. ¿Qué hará México ante Trump y sus políticas migratorias? Asimismo, evaluamos el éxito de campañas de protección al migrante por agresiones”.

Para Manuel, el objetivo principal de su reportaje en la frontera sur fue intensificar el valor de la situación migratoria a través de la exposición en los medios de comunicación.

En el futuro de su trabajo se asoma otros temas que investigar y denunciar con el mismo ahínco demostrado durante su carrera.

“Siempre hay temas. En todos lados, sólo hay que buscarlos. Estamos trabajando siempre. Hay unos en puerta, no puedo revelarlos, pero pronto los verás”.

Manuel Ureste se marcha, pues el hambre puede esperar, pero el periodismo no.

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