DE ÚLTIMO LUGAR A MEDALLA DE ORO

  • Melissa Edith Márquez a sus 20 años es medallista del Campeonato Nacional de Remo
  • En sus aspiraciones: Tokio 2020
Por José G. Muñoz Alonzo
Ciudad de México (Aunam). “Estuve dos meses en judo, pero no me gustó, fue en segundo de preparatoria cuando un amigo de mi hermana me dijo que nos metiéramos a remo, pagamos nuestra inscripción pero él nunca fue, yo sí”, comenta Melissa Edith Márquez, campeona individual y por equipos de remo corto en dos mil metros del Campeonato Nacional 2016.


Sentada en una de las jardineras, frente a la Biblioteca Central de la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, Melissa confesó que en el Campeonato de Remo 2015 en Monterrey, fue último lugar; “depende mucho de las condiciones de la pista, la de aquí es muy tranquila, pero allá (Monterrey), es una laguna, entonces el viento hacía olas, para los que ya sabían remar en esas condiciones fue muy fácil”, explica, mientras bromea y utiliza sus brazos para simular el remo.

“Empezamos la carrera y me llegaron las olas, no podía remar porque el agua se metió a mi bote. Hice arriba de 9 minutos, las condiciones no me ayudaron. Cada pista tiene su chiste”, así lo vivió Márquez, quien iniciando la plática no quería comentar sobre este episodio de su vida. Aunque no todo fue malo, con su compañera Brenda García, ganó medalla de bronce en dobles.

Fue su tercer y último torneo. Melissa llegó a la Asociación de Remo de la UNAM en 2013. Para 2014 apareció en el certamen donde la Máxima Casa de Estudios fue la anfitriona del Campeonato Nacional de Remo, ella participó en la categoría juvenil A, donde aún no demostraba su máximo potencial.

La Ciudad de México fue sede este año y Edith señaló que la organización “fue pésima. Se supone que tienen que concentrar a todos los equipos y este año no nos pudieron dar un hotel; a los clubs (Equipos de remo participantes) los fueron a meter al Comité Olímpico, queda a hora y media. Metían como a diez en un cuartito de dos, así que todos los delegados se empezaron a quejar. Los de CDMX, UNAM, IPN y Estado de México nos mandaron a nuestras casas. Ahí nos concentramos”.

A pesar de que el equipo de Remo de la UNAM no se concentró como debió ser, Edith logró ganar dos medallas de oro, la primera en individual de par de remos cortos en dos mil metros y gracias a su compañera Claude-Marie Constant, por equipos en dos mil metros, obtuvieron el segundo metal dorado.

Márquez contestó con sencillez, en la mayor parte de la plática sonreía, algunas ocasiones se distraía por los perros que paseaban en las Islas de CU. Para cualquier respuesta bromeaba y entre tanto detalló el por qué decidió entrar a esta disciplina, “en remo me decían que iba a tener un abdomen super plano”, comentó en voz baja de manera sarcástica, como si estuviera contando un secreto.

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Antes de que comenzaran los Juegos Olímpicos de Río 2016, Melissa fue elegida para participar en una competencia internacional en Canadá, hubiera sido su primer reto fuera de México, “de la Federación Mexicana de Remo salen las convocatorias, nuestros entrenadores escogen a los más aptos para competir y los mandan, yo ya había ganado lo de Canadá. Iban a llevar a dos o cuatro atletas”.

Pero después le notificaron que debido al gasto en Juegos Olímpicos, ya no irían y se quedó en una simple ilusión, “no me lo creí, ya después me puse a pensar en todo el año que me esforcé para nada”, Edith no mostró gesto de descontento, al contrario, dijo que se preparará para el próximo año.

La Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) gestiona los apoyos económicos para los viajes, la UNAM “nada más se encarga de nuestros materiales, los botes y uniformes para cada Campeonato Nacional”.

Aunque a su parecer no es suficiente pues así como es la mejor universidad de México, “debe preocuparse por lo deportivo también. Nosotros ni siquiera podemos tener baño en el gimnasio, trabajamos con un equipo muy viejo y a nuestro hangar se le está cayendo el techo, por eso cuando llueve nos mojamos”, expresa la campeona de manera descontenta.

Edith tiene beca deportiva, pero no es un apoyo estable, si gana medallas le dan un bono (la beca), pero si no, no le dan nada. “Son como 350 pesos al mes”, pero cada treinta días tiene que dar una cuota a la Asociación de Remo de la UNAM para comprar nuevos botes, o material que la universidad no cubre.

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En las mañanas es estudiante de Arquitectura en Aragón, por las tardes se convierte en atleta. Una hora y media es lo que dura el traslado desde Aragón (donde vive entre semana con algunos familiares), hasta la Pista Olímpica de Remo y Canotaje Virgilio Uribe en Cuemanco, Xochimilco; “no pensé dejar el remo, mi mamá decía que era muy pesado, pero vio que me aferré y dijo: haz lo que quieras. Mi papá siempre me ha apoyado”, comenta Edith Márquez.

Actualmente está en tercer semestre, su compromiso con el remo ha hecho que deje algunas materias en espera, mientras sonríe dice: “estoy cursando cinco asignaturas de ocho, para que me dé tiempo de entrenar”.

Y aunque no lo diga, sus ojos apuntan hacia Tokio 2020, “el tiempo es el que define quién va a ir a los Juegos Olímpicos (marcas), antes se hace el preolímpico y de ahí seleccionan a los primeros tres”.

Con una sonrisa en la boca anuncia que fue su último año para competir en campeonatos nacionales de remo, debido a la edad; pero sin duda le ayudará a madurar en otro tipo de competencias y podrá observar hacia pruebas internacionales. A esta joven de 20 años le falta mucho camino que recorrer. Se retira del Campeonato Nacional de Remo con una medalla de bronce y dos de oro.



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