UN PASEO A CUATRO PATAS: UNA FORMA DE AYUDAR


Por Ana Rosa Gómez Galicia
México (Aunam). Los tres chicos de Bienestar Social tomaron las correas del cajón donde las guardan. Luis Bustamante dio a cada uno tres perros, a los dos voluntarios que lo acompañaban sólo uno; él se hizo cargo de cinco y todos tomaron una bolsita de plástico para recoger las heces que los canes dejaran en el camino. En total iban 15 animales.

Bustamante es el encargado de Cambia un Destino, una institución de asistencia privada que se dedica al rescate de perros y gatos abandonados, en situación de riesgo o sufrimiento, y a la búsqueda de hogares que los adopten. Funciona desde el año 2000 en la delegación Cuauhtémoc del Distrito Federal.

--Gracias por venir, ésta realmente es una de las formas más sencillas y gratuitas en las que pueden ayudar a un animal, brindarle un poco de su tiempo --dijeron a los recién llegados los de Bienestar Social, vestidos de camiseta azul marino con el logotipo de Cambia un Destino.

Los perros estaban en el patio, un rectángulo grande con pasto en el centro y en él regados por todas partes huesitos y pelotas de plástico, juguetes para canes, pues; en las orillas trastos con agua para saciar la sed de los animales; cánidos de todos tamaños: medianos, chicos, grandes; de pelo blanco, negro, café; algunos corrían y movían la cola, otros descansaban en el jardín, aquéllos esperaban junto a la puerta, presentían que era la hora del paseo.

Eran casi las 13 horas. En una de las habitaciones, los de Bienestar Social y los dos voluntarios se preparaban para el segundo paseo del día –el primero es a las nueve de la mañana. En esta ocasión les tocó salir Salomón, Mika, Fido, Harry, Buba, Malinche, Brako, Catalina, Timi, Matías, Gus Fanny, Lucho, Tutsy, Vinicio y Rotty (la mayoría mestizos).

Luis Bustamante explicó a los voluntarios cómo empuñar la correa para darle más libertad al animal en la calle, de tal modo que pueda caminar al lado de su guardián, y no ahorcarlo. La cadena no debía estar ni muy larga ni muy corta, con espacio para que pudieran moverse y no se adelanten.

--Esta es una técnica que se enseña a las personas cuando adoptan un perro, pues buscamos el bienestar de los animales en todo sentido --dijo Luis.


El paseo consistía en dar una vuelta a la plaza Río de Janeiro, el sitio usual de los perros de este centro. Camino al parque, ubicado a dos cuadras de la sede de Cambia un Destino, los perros iban moviendo la cola, unos ladrando, otros sacando la lengua. Se notaban felices.

--¿Hay otras formas de ayudar en la asociación? –se le preguntó a uno de los muchachos.

--Por supuesto que sí, hay muchas formas de hacerlo –respondió Luis--. Una es dándonos donativos, ya sea en especie, es decir trayendo alimento para perros, medicina, equipo médico, prácticamente todo nos sirve, hasta que nos publiquen en un periódico o compartan en Facebook; o económicamente a nuestra cuenta de banco.

--Aquí siempre hay mucho quehacer –terció Dulce Herrera-- de hecho nos falta personal, así que los voluntarios también son útiles, estos nos ayudan desde concientizar con campañas de adopción o esterilización, trámites administrativos, hasta brindarle un hogar temporal a los perritos o promover las adopciones, no podemos tenerlos a todos aquí, como pudiste darte cuenta, es muy reducido el espacio con el que contamos.

Durante el paseo en la plaza Río de Janeiro –un parque con una fuente rematada con una réplica de la escultura del David, de Miguel Ángel--, hubo gente que se acercó para preguntar por los animales, acariciarlos o hasta tomarse una foto con ellos; los perros causaban sensación y ternura, felices recibían los cariños humanos, pues están en busca de una familia que los quiera, ame y haga felices.

A los gatos no los sacan a pasear, los tienen en una habitación --“es preferible, pues tienden a escaparse”, explican los encargados--, acondicionada con juegos, algo parecido a un poste donde afilan sus uñas y bebederos.


Fotos: Archivo Aunam.




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