EL OTRO LADO DE LAS LUNAS

Katia Rodríguez Rodríguez
México (Aunam). “Seguro al rato les llueve”, presagia después de un momento una señora de tez morena vestida de traje negro, blusa blanca y una pañoleta azul que combina con su gafete de acreditación del mismo color. El sol brilla en un cielo limpio de nubes, garantizando un buen clima que evitará un desastre seguro en los 100 metros de extensión de la alfombra roja que divide a la mitad el Auditorio Nacional.

“Al rato se va a poner bueno con las fans alocadas que se va a querer meter”, responde su compañera de seguridad, la cual está recargada en una de las puertas de acceso del Coloso de Reforma. De momento los únicos que pueden recorrer el camino rojo son los encargados de seguridad y organizadores. Las bardas contienen a los curiosos, los fanáticos y la prensa, quienes aseguran su lugar en primera fila para obtener un vistazo rápido y una que otra conversación breve con las estrellas que se dirigirán al interior para presenciar las Lunas del Auditorio, una ceremonia que premia desde hace 13 años a lo mejor del entretenimiento (música, danza, espectáculos) en México.

La alfombra no solo se encarga de separar a los famosos de los aficionados y la prensa, sino que divide a los mismos participantes. En las puertas del lado derecho predominan los colores de temporada (negro, dorado, morado y plateado), los tacones y zapatos de vestir, los trajes y los vestidos elegantes cortos; estos invitados ocuparán los asientos de luneta y balcón. Del lado izquierdo no hay uniformidad cromática; las botas, tenis, zapatos y flats se combinan con pantalones de mezclilla, una playera o camisa, y una sudadera o chamarra; estas personas estarán sentadas en el segundo y primer piso de recinto, uno que otro los balcones.

Otra historia es la que se vive al interior. El vestíbulo está coronado por una réplica transparente de “La Luna”, escultura de Juan Soriano. Hay una pequeña barda para los invitados que deseen saludar cuando pasen las celebridades. A lo largo del lugar hay pequeños escenarios donde conductores, ataviados con vestidos de gala y trajes, realizan ensayos para que los técnicos determinen si es correcta la iluminación, cómo se moverán las cámaras, y si los micrófonos funcionan.

A pesar que la alfombra roja debería iniciar a las 5:30 pm, no hay señales que indiquen su comienzo. Las conversaciones que se entablan en la espera son musicalizadas por Natalia Lafourcade, que suena por las bocinas del Auditorio. Es común ver los brazos estirados, el celular o cámara en mano y las poses para sacarse la selfie del recuerdo. La prensa saluda a los compañeros de oficio, otros intentan buscar un hueco para obtener por lo menos una entrevista. Los curiosos recorren el lugar, tratando de averiguar qué está pasando. No falta quien saca una bolsa de papas con chile para calmar el hambre.

Media hora después salen los trabajadores de limpieza. Lentamente el trapeador quita el gris de la plataforma donde posarán los artistas para las fotografías, ahora es un negro que brilla ante las luces. Los rumores empiezan a correr, posiblemente el mitote arranque a las 7:00 o 7:30 pm. Minutos después arriban las dos primeras estrellas, por las que nadie grita ni tampoco quieren entrevistar a pesar que posan para las cámaras. El trabajo de dos hombres de traje, camiseta y corbata azul empieza, solicitan a los dos personajes que muestren sus boletos de acceso al evento.

Es hasta el arribo de la conductora Vielka Valenzuela, ataviada con un vestido blanco de Benito Santos, y la actriz Carolina Morán, con un vestido largo dorado, cuando se deja de escuchar la música de fondo. Empieza el desfile de trajes y vestidos largos, sin embargo hay sus excepciones. Wanda Seux sorprende al dejar al descubierto su vientre y su busto sostenido por un brassiere azul. Yolanda Montez, “Tongolele”, culpa a sus acompañantes de no avisarle que era un evento de etiqueta. Lila Downs y Valgur portan vestidos tradicionales mexicanos; “este atuendo me lo regaló mi abuela”, explica la oaxaqueña Valgur ataviada con aretes y collares de oro, y con sus clásicos triángulos negros pintados en la cara. Inclusive Taquito, el perro de Jay de la Cueva, causa sensación al caminar con su playerita negra de Packman.

Click, “¡voltea aquí!”, click, “¡dame una entrevista!”, click, “¿cómo va tu gira?”, click, “voy a aparecer en una nueva película”, click, “estoy grabando una telenovela”, click, “¿cómo se siente estar nominado?”, click, “¿qué sorpresa presentarán en su número musical”?, click, “saluda a mi medio”, click, “¿de qué diseñador es tu vestido?”, click.

Los managers están atentos. Saben en qué momento indicarle a su artista cuánto tiempo pueden interactuar con el público, qué medio está solicitando una entrevista, si deben ya ingresar. Cargan bolsos, los boletos, las tarjetas de contacto y artículos personales. Algunos aprovechan para dar a conocer a sus representados, quienes buscan empezar una carrera en el medio; preguntan si no están interesados en entrevistar a su artista, contestan todas las dudas que puedan surgir como “¿cuál es su nombre?” o “¿cómo lo contacto?”, reparten hojas y kits (algunos incluyen un disco con el sencillo a promocionar) donde informan todo lo que ha realizado hasta ese día el cantante o grupo.

Nadie se da abasto ante la cantidad de personas en el camino rojo. Algunos pasan rápido como Rafael Herrerías, Xavier Velasco y Marco Fabián. Otros se detienen para satisfacer a la prensa y el público como Adrián Uribe, Claudia Álvarez, Alan Estrada, Esmeralda Ugalde, Yahir, Bianca Marroquí, Randy Ebright y Paco Ayala de Molotov, los integrantes de La Única Internacional Sonora Santanera y Moderatto.

Lupe Esparza es el más solicitado por todos, regresa una y otra vez para responder a toda pregunta, posar para cualquier persona que desee una fotografía con él y firmar todo objeto que le den. No obstante los reyes de la alfombra roja son dos grupos musicales. La boy band CD9 recibe gritos eufóricos de las coders, sus fanáticas; sus integrantes expresan ante todos su felicidad por haber obtenido un día antes su primer Disco de Oro. “¡Caifanes, Caifanes!”, gritan los fanáticos con sus discos en mano para tratar de llamar la atención de quienes abrirán la ceremonia de las Lunas del Auditorio 2014; no obstante el integrante más popular es Saúl Hernández, a quien le repiten “¡Te amo!” no solo en la alfombra roja sino en el evento.

“¿Esa es Tatiana?”, “Wow, qué hermosa luce Maribel Guardia”, comentan desde sus asientos los que ven la transmisión de la alfombra roja en las dos pantallas gigantes al interior del recinto. Aunque una voz masculina advierte a las 8:00 pm que es la tercera llamada, no arranca el evento. Más de la mitad de las localidades están desocupadas y los protagonistas, que ocupan todo el nivel de platea, no están. La advertencia se vuelve a repetir hasta que después de una hora Paola Rojas y Lisardo dan la bienvenida a los asistentes a esa noche de luna creciente.

13 ciclos lunares, 13 ediciones



“Mátenme porque me muero” retumba con un sonido bajo y algo de eco por las paredes. El público no se anima ni siquiera cuando Caifanes arranca con la segunda pieza, “Viento”. Un aplauso fuerte, pero solemne, los despide.

Después de entregar la Luna de Espectáculo Clásico a la Ópera de Bellas Artes por La Bohème, los gemelos Martín y Facundo Lombard se apoderan del escenario. No es la primera vez que están en el Auditorio Nacional, anteriormente capturaron la atención en agosto durante la gala Despertares, proyecto del bailarín mexicano Issac Hernández. Vestidos de forma casual con pantalones de mezclilla, tenis negros, y playeras blancas sin mangas, realizan movimientos sincrónicos que son armonizados por música que remite a su país de origen, Argentina. Con unas grandes sonrisas y un abrazo, se funden junto con el aplauso del público al término de su número.

Eduardo Videgaray y Vielka Valenzuela (con su segundo vestido, ahora rojo) se unen como presentadores del evento para anunciar las siguientes categorías. Los nominados son elegidos a través de una encuesta a nivel nacional realizada por Consulta Mitofsky, y ganadores son los finalistas de un intercambio de opiniones de 350 especialistas. Ante la ausencia de algunos galardonados, se resume quiénes fueron los triunfadores no presentes, y en el caso de Café Tacvba o Hugh Laurie (quien habló en español), agradecen por el reconocimiento a través de un video.

El público saca sus celulares para tomar video o una selfie con vista al escenario donde está cantando, entre un juego de luces, Juanes. Los asistentes mueven sus brazos al ritmo de los dos nuevos sencillos “Mil pedazos” y “La luz”. “México, ¡viva!”, grita el cantautor colombiano provocando el aplauso del público.

Rápidamente se apagan las luces y baja una gran cortina blanca con el logo azul de las Lunas del Auditorio 2014. Corre un video recordando a Gustavo Cerati, quien falleció apenas un mes antes. En la parte posterior un grupo de hombres con lámparas en su cabeza corren para desconectar rápidamente los instrumentos y quitar los cables para dar paso a los instrumentos del siguiente número musical. Sin hacer ruido, para no interrumpir la ceremonia, jalan los escenarios movibles para acomodarlos en su lugar y vuelven a conectar todo.

A pesar de los gritos “¡Vamos Reik!”, “Te amo Jesús”, Jesse & Joy gana la Luna en la categoría Pop en Español. No obstante, las seguidoras son recompensadas después cuando Jesús Navarro, acompañado por Rosana, cantan “Magia”. Otro números musical que el público disfruta es la versión metal norteña de “Que no quede huella” a cargo de Lupe Esparza y Moderatto, los cuales gritan “necesitamos que se sacudan la hueva malditos pecadores” para animar a los asistentes.

Wicked no solo se corona con el premio de Música Teatral sino que tuvo la oportunidad de demostrar por qué ganaron. A pesar de un error técnico que pausa el primer número, los asistentes acompañan a Glinda (Ceci de la Cueva) y Elphaba (Danna Paola) en su primer día en la “Ciudad Esmeralda” hasta que el Mago de Oz las llama para conocerlas. Danna Paola, la cual un año atrás había sido criticada por obtener el papel, reafirma su talento en una pieza donde su personaje decide no hacer el bien al no poder salvar a su amado de la muerte. El público, ante las primeras notas altas, empieza a aplaudir y antes que acabe “No hay bien sin castigo” están de pie, lo cual saca una sonrisa a Danna Paola.

Quien también causa la euforia del público es Alejandra Guzmán. Las canciones “Mi peor error” y “Mírala, Míralo” no son suficientes, pues los gritos de “otra, otra” empiezan a retumbar. Eduardo Videgaray y Vielka Valenzuela explicar al público que no es posible eso, ante lo cual reciben como respuesta abucheos. “¡Yo qué, no es mi culpa!… ¿Alejandra?”, contesta Videgaray, “para que nuestro productor no nos mate, vamos a tener que repetir esto”. No obstante ahora será Valenzuela quien arruine la grabación con “Marco, ¿lo puedo repetir? Ahora la cagué yo”. El público simplemente aplaude y, de nuevo, tienen que repetir por tercera vez la toma.

Los asistentes no solo participan activamente en los números musicales, sino en la entrega de las estatuillas. No faltan los gritos para Yahir y Mane de la Parra, los “¡bravo Lila!” para agradecer a Lila Downs la mención del apoyo de los fans, el coreo de “amo tu inocencia” (de la canción “17 años”) para Los Ángeles Azules cuando suben a recoger su presea, las risas ante el agradecimiento de José Solé (quien habla con la ayuda de un vibrador a causa de una traqueotomía) a sus novias, amantes y esposas, y el aplauso a Fernando Luján al mencionar que dedica su premio especial a Emilio Chuayffet, titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), quien no está presente “por tener muchas broncas”.

Entre confetis, la Banda Sinaloense MS de Sergio Lizárraga cierra la ceremonia que dura más de dos horas y media (con su respectivo intermedio de 20 minutos). Las celebridades aprovechan el espacio de los pasillos a nivel de platea y luneta para bailar en pareja e intentar algunas cargadas al ritmo de “Mi razón de ser”, “Hermosa Experiencia” y “El Mechón”. Afuera poco a poco se va formando un río de gente donde todos los protagonistas, por primera vez en la noche, se mezclan.


Ganadores de la décimo tercera edición de las Lunas del Auditorio

Balada – Franco de Vita
Ballet – Compañía Nacional de Danza: Noche de gala. 50º aniversario
Danza Moderna – Contradanza: La danza de los cisnes
Danza Tradicional – Guelaguetza 2013
Espectáculo Alternativo – Lila Downs
Espectáculo Clásico – Ópera de Bellas Artes: La Bohème
Espectáculo Familiar – Disney On Ice: Diversión por siempre
Festivales – Festival Internacional Cervantino
Jazz y Blues – Hugh Laurie and the Copper Bottom Band
Música Afroamericana – Los Ángeles Azules
Música Electrónica – Avicii
Música Grupera – La Arolladora Banda El Limón de René Camacho
Música Iberoamericana – Joan Manuel Serrat
Música Mexicana – Alejandro Fernández
Música Tradicional – Diego “El Cigala”
Música Teatral – Wicked
Pop en Español – Jesse & Joy
Pop en Lengua Extranjera – Beyoncé
Rock en Español – Café Tacvba
Rock en Lengua Extranjera – Santana
World Music – Paco de Lucía

PREMIOS ESPECIALES

Precursores del rock mexicano contemporáneo – Caifanes
Trayectoria Artística – Fernando Luján
Una Vida en el Escenario – José Solé
Recinto Emblemático – Palacio de Bellas Artes
Revelación – Sofi Mayen




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