VENENO DE ALACRÁN CONTRA EL CÁNCER

Por Isis García
México (Aunam). Producir veneno es muy caro en términos biológicos, sin embargo las toxinas provenientes del veneno de araña o el veneno de alacrán podrían usarse con el fin de atacar las células que causan el cáncer de próstata y ovarios, e incluso la leucemia.

Omar Emiliano Aparicio Trejo, egresado de la Facultad de Química de la UNAM, está trabajando a cargo del investigador Federico del Río Costilla, investigador N3 del Sistema Nacional de Investigadores. La línea que trabajan en su laboratorio es bioquímica estructural de toxinas, las cuales provienen del alacrán.

La importancia de este las toxinas se basa en que son específicas para los canales iónicos de potasio, en el caso de su investigación son kb13 y kb23, estos canales están involucrados en la proliferación de cáncer.

Es por eso que los investigadores están interesados en saber cuál es su estructura en tres dimensiones, con el fin de conocer cómo es la interacción entre la toxina y el canal. Para realizarlo se utilizan procesos de biología molecular, en la cual, los investigadores producen bacterias, que son trasgénero, con las cuales pueden producir la toxina.

El egresado Facultad de Química explica que “lo que causa el cáncer son mutaciones a nivel del DNA, sin embargo para que las células cancerígenas puedan sobrevivir necesitan desarrollar ciertos tipos de canales iónicos que les permitan multiplicarse rápidamente. El ciclo celular tiene distintas fases y esas fases están controladas por una señalización, una manera de manejar la información a nivel celular, esa señalización se lleva a cabo por los canales iónicos. Entonces si la célula no tiene esos canales iónicos funcionales las probabilidades de que pueda sobrevivir son muy bajas. El sistema inmune se encargaría de remover el resto de las células cancerígenas fácilmente”.

Las toxinas son muy específicas para ciertos tipos de receptores celulares, en su caso son los canales iónicos dependientes del potasio que se manifiestan en las células cancerígenas. Lo que se busca en el Instituto de Química es desarrollar toxinas que sean solamente específicas a estos canales que expresan las células cancerígenas, para desarrollar fármacos con el fin de contrarrestar algunos tipos de cánceres; como es el de próstata, la leucemia o el cáncer de ovario.

Emiliano Aparicio tiene un año trabajando en el proyecto, pero la línea de investigación surgió en 2003. Desde esa fecha ha habido distintos estudiantes de licenciatura, maestría, doctorado y posgrado que han trabajado con otros tipos de toxinas que son específicos para distintos tipos de bancos moleculares.

La línea de investigación a cargo del doctor Federico del Río, tiene como área de especialización la resonancia magnética nuclear. En 2002, el investigador comenzó a involucrarse en la resonancia de proteínas, una técnica en la cual se puede dilucidar la estructura en tres dimensiones de la proteína. “Para utilizar la difracción es necesario que la proteína cristalice; sin embargo, las proteínas de alacrán no cristalizan, por ello se usan métodos alternos para conocer su estructura, y uno de los mejores es la resonancia magnética”, comenta Aparicio.

En México el Instituto de Biotecnología de la UNAM tiene varias líneas de investigación relacionadas a la parte médica que buscan fármacos o toxinas más específicas para el cáncer, es decir, que ataquen a las células malignas sin atacar a las células normales.

Sobre los costos de la investigación, argumenta: “Nuestra investigación tiene dos áreas la parte de biología molecular y la parte de resonancia. La parte de bilogía molecular es un poco más barata, el problema que se tiene es la parte de resonancia ya que los equipos son de los más caros en el mercado”. En México sólo existe un equipo de 700 megahertz y es del politécnico. La UNAM posee un equipo de 500 megahertz, el cual tiene un valor aproximado de 50 billones de pesos.

Además del problema económico, que finalmente solventa la universidad, para el desarrollo de estas investigaciones hay una barrera teórica que refiere a la parte de los sub-conductores, pues no se han conseguido imanes que sobrepasen el terahertz de velocidad en términos tecnológicos.

Actualmente en este proyecto sólo trabaja gente de la Facultad de Química. Emiliano hace una invitación a otras áreas afines como medicina e ingeniería para contribuir al proyecto “El laboratorio siempre está abierto a nuevas investigaciones e investigadores”.






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