LA IRIS DE LA CALLE DONCELES

Por Luci Pérez
México (Aunam). El Teatro de la ciudad o Teatro ‘’Esperanza Iris’’, ubicado en el centro histórico es actualmente uno de los más famosos, donde se presentan eventos de diversa índole; desde conciertos hasta obras de teatro. Sin embargo, pocos saben la historia que hay detrás de este edificio de suma importancia, quién lo construyó y el verdadero significado de un personaje como lo fue Esperanza Iris.

La poca importancia que se le ha dado a Esperanza Iris y su trayectoria en una época como lo fue la revolución mexicana hasta el maximato y su incursión en el cine recae en el olvido de figuras ícono en la historia del teatro y en un ámbito personal, una mujer que sufrió adversidades en su contexto histórico; donde no podía dedicarse a otra cosa que no fueran los hijos y el hogar.


Aquí se abre un espacio para saber un poco más de las mujeres de principios del siglo pasado. Tuvo grandes desafíos, desde su familia y con el resto de la sociedad.

Tabasqueña, nació hacia 1884, a temprana edad fue a vivir a la capital. Su interés se mostró claro desde la infancia: el teatro y las carpas se convirtieron en los lugares que visitó constantemente e hizo grandes amistades entre los actores. Con diez hermanos y sus padres en constantes crisis económicas, tuvo que buscar un empleo. Pues bien, actuó en distintas zarzuelas a la edad de diez años, pero su familia se opuso: estar en la calle a esas horas de la noche no era lo apropiado para una niña, una dama.

El primer obstáculo que enfrentó fue ese: la sociedad llena de prejuicios en torno a la mujer. Sin embargo, se empeñó en su talento y más tarde se integró a una compañía infantil de zarzuela. Oficialmente, el primer encuentro de Esperanza Iris con un escenario fue en el teatro de revista, ‘’La cuarta plana’’ se estrenó el 28 de octubre de 1899 en el teatro principal de la ciudad de México. Se da a conocer con la caracterización del papelero que pregona los periódicos. Calculando, según los datos proporcionados, tenía 15 años al debutar.

Una mujer en el siglo XIX a la edad de 15 años ya tendría que estar comprometida o casada, con los roles de toda dama mexicana. Sin embargo, esa fue un de las adversidades que enfrento la Iris, con su familia y después con la sociedad. Ella no aspiraba a casarse y dedicarse al hogar. Aunque posteriormente tuvo matrimonios, fallidos y exitosos; el hogar jamás fue su lugar. Otro de sus empleos para apoyar a su familia lo obtuvo en el Palacio de Hierro, gran paradoja porque tiempo después pasó de ser una empleada a ser clienta distinguida.

La mujer, dedicada a lo que le gustaba y mal visto por la sociedad en esos momentos, triunfó en México y el extranjero. Se convirtió en uno de los personajes más importantes en el teatro del siglo XX, empresaria y mujer emprendedora que pese a los tabúes impuestos de la sociedad donde creció y vivió, tuvo un éxito en lo que más le gustaba hacer: actuar. Su poder trastocó fronteras llegando a América del Sur y fundando su compañía de teatro.

Enfrentó grandes obstáculos, en su vida personal, se enamoró de un hombre 22 años mayor que ella. Pesé a la oposición de su familia, se casaron en secreto un dos de marzo de 1901. Miguel Gutiérrez, empresario teatral, tenía 39 años y Esperanza apenas 17. Tal vez gracias a este amor, surgió la gran carrera de la Iris. Viajó por primera vez con la compañía de teatro de su esposo, Cuba su primer destino.

Hizo varias giras entre 1907 y 1914, regresando a su país, yendo y viviendo de distintas zonas. Estrenó, por ejemplo, ‘’La gatita Blanca’’ con María Conesa. En 1909 se estrenó en Cuba, quizá la obra más entrañable, famosa y que consolidó a Esperanza ‘’La viuda alegre’’. Aunque contó con 16 obras en su repertorio, esa obra representó éxito y prosperidad por largo tiempo para la compañía. Viajaron por Guatemala. Puerto Rico, Panamá, Ecuador, Perú, Chile, Montevideo, Argentina, Brasil y Nueva Orleans.

En medio de los cuatro años de gira, Mario Sánchez, amigo suyo; viajó al Distrito Federal porque se enteró de un teatro abandonado; el teatro Xicoténcatl, en Donceles y junto a la cámara de diputados, tenía una extensión de 1647 kilómetros cuadrados. Sin embargo estaba deteriorado y el predio tenía problemas con el Estado. Esperanza Iris mandó órdenes de arreglar todo para que ese terreno pasara a sus manos. Su gran amigo se encargó del papeleo y en cuestión de unos meses el teatro de Esperanza Iris estaba en construcción.

El tres de mayo de 1917 se colocó la primera piedra de la construcción, con una inversión inicial de 48 mil pesos y un costo total de un millón y medio de pesos, la tiple invirtió todos sus ahorros en lo que ella llamó ‘’mi novio ingrato’’. La inauguración del teatro de la ciudad Esperanza Iris ocurrió en 1918. Llegó entre aplausos, triunfante por su carrera construida en el extranjero. De la estación de ferrocarril de Buena Vista se dirigió directamente a preparar los últimos detalles del evento que se llevó a cabo la noche del 20 de mayo.

El nuevo recinto teatral era entonces el mejor de todo el país. Tenía capacidad para 3 500 espectadores y el doble del tamaño del más grande de los teatros en ese momento, el teatro Hidalgo. El sistema de alumbrado se componía de 500 lámparas incandescentes, estaba construido con estructura de acero, el escenario era tan amplio como el de La Ópera en París. El patio podía nivelarse con el escenario, se podían quitar las butacas para convertirse en pista de circo. A partir de la inauguración del gran teatro Esperanza Iris fue el lugar donde se presentaron los mejores espectáculos y las grandes compañías, como la de Ana Pavlova.

Hizo giras por España y Portugal. En Cuba la reconocieron como ciudadana y le dieron la nacionalidad. Entre sus obras más significativas se encuentran La viuda alegre y El conde de Luxemburgo.

La mujer talentosa tuvo dos hijos, ambos fallecieron ya siendo adultos. Enfrentó dos matrimonios y divorcios. Finalmente en cuanto a su vida personal, sostuvo una última relación con un hombre 20 años menor que ella. Se retiró hacia 1935 y actuó en dos películas: Mater Nostra y Noches de Gloria. Abrió el largo ciclo de películas mexicanas de madres dolorosas y abnegadas que lo dan todo por los hijos. Esperanza Iris rompió con los records de venta en tan solo uno semana.

Después de su incursión en el cine, la vida y carrera de la Iris se vio olvidada y murió en 1962. Su legado es el gran teatro de la Ciudad, con 94 años de edad y muchas historias en él.






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