REVALORIZA HISTORIAS PARA FORTALECER ETNIAS

Por Alan Osornio
México (Aunam) Orlando Cruz Camarillo viste camisa blanca arremangada con el primer botón sin abrochar, pantalón de mezclilla roto y tenis rojos. En la mano porta dos pulseras: una azul en la mano izquierda y otra roja en la derecha.

Aunque no terminó la carrera de filosofía, el gusto por la literatura y su curiosidad le hicieron escritor. Entre sus galardones se encuentra el primer lugar de crónica urbana Salvador Novo, gracias a su trabajo “Mi última noche en putilandia”, además del Premio Nacional de Crónica Manuel Gutiérrez por “Confesiones de un Vicioso”.

Desde hace cuatro meses Orlando se ha dedicado a la investigación de las etnias indígenas. La curiosidad por este ámbito surgió a la edad de 18 años, cuando realizaba un viaje de “mochilazo” por Oaxaca.


“Me preguntaba qué pasaba con todas esas etnias. Descubrí el libro de ‘Los indios de México’ de Fernando Benítez y me prometí que algún día volvería a investigar qué era lo que pasaba”, aseguró Cruz Camarillo, quien ahora se encuentra trabajando en un proyecto a largo plazo apoyado por Conaculta.

No obstante, para Orlando es complicado abordar este tipo de temas: “Es atormentante”, asegura. La respuesta sobre cómo tratar esta información la encontró cuando abordó un taxi, a cargo de una mujer. En el transporte se encontraba la foto del hermano de la conductora, que murió asesinado en una emboscada.

“Me estaba dando la respuesta. Allí no importaba quién mataba a quién, cuáles eran los orígenes del problema, por qué se mataban. Allí lo que importaba era la historia de las víctimas”, confiesa Cruz Camarillo.

Él, como todo escritor o periodista que se encuentra inmiscuido en esos temas, corre el peligro de ser asesinado en uno de los enfrentamientos. Sin embargo sabe que si se es perspicaz se puede trabajar sin problemas: “El ser humano es por naturaleza salvaje, el tachar a los trikis como una etnia con mayor grado de violencia es discriminatorio. El problema no es de violencia, es de impunidad”, dice Orlando.

Fue así como Orlando Cruz se dio cuenta que para encontrar la noticia se requiere creatividad: “Cuando veas algo que rompa con la monotonía, allí hay una historia. Es intuición”.

Y es precisamente gracias a esa intuición que el periodista o escritor aprende a conocer los límites, sobre todo en este tipo de problemáticas: “No se piensa antes. Es en el momento cuando ves hasta dónde puedes llegar. Yo tengo una cosa clara: no se les debe de prometer nada a las personas que entrevistas, debes de dejar en claro a lo que vas”, afirma.

Acompañado de la claridad va la ética, ya que Orlando sabe que en ocasiones no se deben de revelar los nombres de las fuentes: “Uno se puede desaparecer después de publicar pero las personas que te dijeron quién es el asesino se quedan y con eso no se puede jugar”.

Para el también escritor de “El complot de los obesos” –novela en la que se encuentra trabajando- , la magia de esta profesión es ir descubriendo historias, conocer un poco del mundo a través de estos testimonios que le generan una gran satisfacción.

Al hablar sobre las etnias, Cruz Camarillo gusta ejemplificar con la que está de moda: los trikis. Una etnia que hasta antes del campeonato infantil de basquetbol no tenía relevancia en los medios de comunicación, con excepción de los programas “Punto de Partida” y “Contra línea”, que sí profundizaban en la problemática de esta comunidad.

“Los niños trikis campeones tienen algo en común: todos viven con sus madres pues a sus padres los asesinaron o huyeron después de embarazar a la mujer. Ellos revalorizaron a las etnias, demostrando que ser indígena no es algo denigrante, como antes se creía”, indica. A pesar de ello, “el hecho de ser campeones no ayudó en nada a su etnia. Y si no se ayuda a los trikis que ahora son mediáticos, menos a las otras etnias”

Por último, Orlando sabe que a pesar de que las historias puedan resultar conmovedoras, su labor es trasladar ese sentimiento al papel: “Mi trabajo es escribir y sacar a la luz esas historias guardadas. Ir recolectando testimonios para plasmarlos en letras. Mi trabajo no es ayudarlos, aunque me muevan sus historias, porque en primera no tengo la capacidad económica para ayudarlos”, finalizó.













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