BICICLETAS Y AUTOMÓVILES EN LA GUERRA POR EL ASFALTO

Foto: Miguel Torres

Por Amparo Ortega Gutiérrez
México (Aunam). Varios vehículos particulares y transporte público en la delegación Coyoacán del Distrito Federal se enfrentaban al cruce de cuatro avenidas principales; del Imán, Delfín Madrigal, Chicomostoc y Aztecas, entre los conductores se encontraba Ilse Mariel Alonso de 20 años.

Ilse salió de su casa como cada mañana directo a su trabajo en las inmediaciones del metro Universidad. Ella no tenía las manos sobre un volante como las personas de los vehículos con los que compartía el espacio, en cambio, un manubrio cumplía la misma función. Desde hace casi tres años transitaba sobre una bicicleta azul.

Era miércoles, seis de febrero, y los automovilistas desde su vehículo dirigían la vista a los semáforos para obedecer la orden dada por un color. Ilse Alonso tenía el verde para cruzar. El rojo estaba para Fernando Gutiérrez Quiroz conductor de transporte público quien no respetó el señalamiento e impactó a la ciclista entre las avenidas Delfín Madrigal y Aztecas.

La bicicleta azul que la mamá de Ilse Alonso le había regalado tiempo atrás para convertirla en su trasporte diario, quedó debajo de las ruedas del autobús. El impacto con éste le quitó la vida a la joven.

Los pasajeros impidieron que el conductor del vehículo de la ruta 60, se diera a la fuga a pesar de que lo intentó.

Después del accidente, la Secretaria de Trasporte y Vialidad (Setravi) decidió retirar los autobuses de la ruta 60 y sustituirlos por camiones de la Ruta de Transporte de Pasajeros (RTP).

La despedida

En el panteón La Noria de la delegación Xochimilco, con lágrimas en los ojos, los familiares de Ilse Mariel Alonso gritaban “¡justicia!”. Entre camarógrafos y reporteros de distintos medios de comunicación era despedida la joven

Manuel Leal, tío de la ciclista, preguntaba a través de la cámara de El Universal TV al jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera: “¿Así es como está promoviendo el uso de la bicicleta?”.

Días después, entre flores, globos blancos, varios carteles con mensajes de despedida y veladoras; amigos, familiares y ciclistas se manifestaban en el crucero que une a las cuatro avenidas principales de la colonia Ajusco: Imán, Delfín Madrigal, Chicomostoc y Aztecas. El ambiente era de tristeza e indignación por la pérdida de una vida más que ingresó a la lista de ciclistas muertos en el año.

En el lugar donde Ilse Mariel perdió la vida, Bicitekas, colocó una bici conocida como “fantasma”.

Una de las medidas que caracteriza a la organización Bicitekas es la colocación de bicicletas a las que han llamado “fantasmas”, las cuales pintan completamente de blanco para colocarlas en algún poste cercano al percance, como una reclamación moral de parte de los ciudadanos a su gobierno. A lo largo de la ciudad existen diez bicicletas de este tipo, dos de ellas retiradas supuestamente por el gobierno del Distrito Federal.

Las delegaciones con bicicletas fantasmas son: Cuauhtémoc, Coyoacán, Álvaro Obregón, Azcapotzalco y Miguel Hidalgo.

Según datos del Consejo Nacional para la Prevención de Accidentes (Conapra), México se encuentra entre los primeros 15 países con mayor número de muertos por accidentes viales, el registro por año equivale a 16,500 decesos aunque se cree que el conteo puede aumentar hasta 24 mil, ya que la forma de registro no incluye a los muertos por secuelas después del accidente.

Se trata un número mayor de fallecimientos en comparación con los causados al año por el narcotráfico mencionó Karina Licea, Urbanista y Coordinadora de Proyectos de Transporte Masivo del Instituto de Políticas para el Transporte y Desarrollo (ITDP).

Datos de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) señalan que en 2012 hubo 118 denuncias por atropellamiento a ciclistas.

Foto: Miguel Torres

Protegidos bajo el aura de Bicilopochtli

La figura del Ángel de la independencia luce imperiosa. La iluminación de colores resalta la figura de bronce. Debajo del monumento algunos individuos se agrupan, llevan con ellos bicicletas de distintos colores, marcas y formas.

Desde hace 14 años se reúnen cada miércoles a las nueve de la noche para una rodada nocturna, han logrado juntar hasta 500 personas; no tienen un recorrido establecido.

Según su descripción, se trata de una tribu urbana en bicicleta, protegidos por el aura de Bicilopochtli, el Dios que han creado para su protección, y ellos representan a unos guerreros que luchan día con día contra los “Imecas” en la ciudad de México, que han llamado el Valle de Cochetitlán, en referencia a la cantidad de automóviles que transitan en el Distrito Federal.

En el año 2012, la organización civil Bicitekas recibió la presea Rombo Amarillo, por formar parte de la elaboración del Manual del Ciclista Urbano, entregada por Movilidad y Desarrollo México A.C y Fundación Mapfre a las mejores iniciativas de seguridad vial, que busquen formar “una ciudad más humana para tod@s”, según su slogan.

Bicitekas fue el primer colectivo de su tipo y surgió en 1998, integrada por un grupo de ciclistas que creyó importante promover a la bicicleta como un medio de transporte, desde entonces buscan concientizar a la gente a partir de cursos, sea a instituciones de gobierno o empresas privadas, y tratan de mostrar cómo debe conducir un ciclista en la ciudad, así como los derechos y obligaciones con los que cuenta.

Casa Bicitekas, se encuentra en la Central del Pueblo, en la calle República de Nicaragua número 15, en el Centro Histórico; la construcción es vieja, huele a otra época, ahí está el taller donde se llevan a cabo cursos para la reparación de bicicletas, así como también se da mantenimiento de los vehículos a bajo costo, y platicas que muestran la lucha política que los caracteriza, para buscar una mejor movilidad en México.

Otra atropellada, la ley


Una mujer vestida de blanco, con los ojos vendados, permanecía en el suelo; en la piel de diferentes partes de su cuerpo llevaba pintados moretones; de las piernas, brazos y cuello le escurría un líquido rojo que representaba sangre.

Con gis en el piso, la silueta de la mujer permanecía marcada como si fuera un muerto sujeto a las averiguaciones previas de los peritos. Era la “Ley atropellada”, representación a cargo de 34 organizaciones civiles, entre ellas Bicitekas, que buscaban con carta en mano demandar el cumplimiento y vigilancia del Reglamento de Tránsito Metropolitano (RTM), por parte de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF).

La carta iba dirigida a Jesús Rodríguez, secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal, en la cual, a partir de la muerte de Ilse Mariel Alonso, le explicaban la situación que viven los ciclistas y en general los ciudadanos a razón del poco seguimiento y cumplimiento que se hace del RTM.

En dicha carta, las asociaciones preguntaban al funcionario: “¿Cuántas muertes más se necesitan para que la policía cumpla y haga cumplir el reglamento?”. Los ciclistas aún esperan respuesta del titula de la SSPDF o que la dependencia ponga manos en el asunto.

La entrega fue el 19 de febrero del 2013, dos meses después, el 21 de abril en la delegación Iztapalapa se registraba la muerte de un ciclista más que circulaba sobe Eje 3 Oriente a la altura de la calle Morelos. Eduardo González Ortega, de 25 años, fue embestido y arrojado a 15 metros de distancia debido al impacto.

El impulso

De Europa a Monterrey llegaron las primeras bicicletas en 1880. Los animales que eran vistos como medios de transporte a inicios de siglo XIX fueron sustituidos por el nuevo vehículo, según datos de Gustavo Mendoza Lemus en el periódico Milenio.

En un primer momento, el nuevo transporte fue utilizado por quienes tenían mayor solvencia económica, después se popularizó y su costo fue más accesible, hasta convertirse en un medio e instrumento de trabajo de carteros, lecheros, policías y repartidores, entre otros.

Para 1903 un inventó más llegó a la Ciudad de México: los primeros autos. La bicicleta quedó destinada a quienes no pudieron comprarse el nuevo vehículo; el mismo año se forma el Reglamento de Tránsito destinado a la convivencia con automóviles, aunque las normas se fueron aprendiendo de boca en boca y en clases de Civismo.

El automóvil en México comenzó a ser un objeto de lujo o que mostraba una buena situación económica. Las calles del Distrito Federal se empezaron a llenar de carros, las industrias automotrices llegaron al país y con ello la fabricación constante de nuevos modelos que ofrecían mayores beneficios de estatus social.

Con el tiempo, la inversión en movilidad se fue modificando, según datos de la Guía para reducir el uso del auto por ITDP en el 2012 alrededor del 70 por ciento de los individuos no usaban carro, es decir, transitaban en vehículos no motorizados o transporte público, mientras que 30 de cada 100 sí tenían un automóvil.

El destino del dinero público era un 66 por ciento para el automóvil y el restante para peatones, bicicletas y transporte público. Esto permitió el establecimiento de un paradigma de capacidad, donde se pretende resolver el problema de exceso de tránsito con mayores oportunidades en infraestructura para el automóvil, según el mismo estudio de ITDP, dejando sin prioridad a la mayor parte de la población mexicana.

El regreso de la bicicleta como transporte

Muévete en Bici tendría su primer ciclovía, era el domingo 13 de mayo de 2007 cuando el Gobierno del Distrito Federal, a cargo del entonces jefe de Gobierno Marcelo Ebrad, la inauguraba. El programa trataría de posicionar a la bicicleta en la imagen de la Ciudad de México como algo recreativo, no como transporte.

Para entonces la delegación que contaba con mayor número de ciclistas era Iztapalapa, actualmente es la delegación Cuauhtémoc. Sobre el programa, Sergio Martínez, quien desde el inicio ha trabajado en el proyecto y actualmente es coordinador técnico del Programa Muévete en Bici, mencionó:

“Podría considerarse un semillero de ciclistas urbanos. Aunque para la ciclovía recreativa el objetivo principal no es fomentar la bicicleta como medio de transporte, muchos de los usuarios que se han subido a este vehículocada día la usan más”.

Seis años atrás, la visión de los mexicanos era distinta, la bicicleta no permanecía en la imagen del mexicano, según Sergio Martínez y Oliver Velasco, coordinadores de Muévete en bici, los automovilistas aún no tenían una visión de compartir el espacio.

“Sobre todo los dos primeros años había una molestia generalizada de los automovilistas que circulaban cerca, eran gritos, mentadas de madre para los ciudadanos y para la parte operativa. Con el tiempo ha ido cambiando la perspectiva sobre el paseo ciclista”, mencionó Sergio Martínez.

Oliver Velasco comentó que desde dos años atrás las quejas han sido nulas, pues ya forma parte en la imagen de los ciudadanos el paseo ciclista de cada domingo, los automovilistas toman calles alternas y toleran la existencia de los paseantes.

Comentarios como el del analista Ángel Verdugo, expuesto en grupo Imagen en el mes de agosto del 2011, poco a poco han ido quedando atrás: “Voy a hacer una invitación a todos los automovilistas conscientes de este Distrito Federal ante lo que yo llamo la nueva plaga que está a punto de causar daños severos. Este grupo de personas se creen europeos, franceses, y no señores, no lo son, son mexicanos, con todo lo que ello implica, no están ustedes en París, en Champs-Élysées”.

¡No señores! están en esta selva de concreto, por eso yo los conmino a ustedes cuando vean una nube de estas langostas, lánceles el vehículo de inmediato, no les den oportunidad a nada, aplástenlos para ver si así entienden”.

Movilidad Inteligente


Ecobici nació el 16 de febrero de 2010, las colonias que lo albergarían serían: Juárez, Hipódromo Condesa, Condesa, Roma Norte y Cuauhtémoc, esto se determinó a partir de los resultados de una encuesta de origen-destino de los habitantes de la ciudad de México, además de un enfoque para cambiar el paradigma del uso de bicicleta, mencionó Karina Licea, coordinadora de Proyectos de Transporte Masivo en ITDP:

“Lamentablemente los ciudadanos veían a la bici como un medio de transporte para personas de bajos recursos, tan sólo el slogan “movilidad inteligente” permitió que mucha gente lo viera como algo deseable y entonces se empezaran a subir a la bicicleta, y que se pusiera de moda”.

Según datos oficiales, el 53 por ciento de los usuarios del programa cambiaron de otro transporte a éste. Las inscripciones para el préstamo de una bicicleta por 45 minutos diarios y un costo de 400 pesos al año, aumentó a lo largo del tiempo y a partir de la formación de infraestructura.

La obtención de una credencial para poder utilizar el vehículo, como en el caso de los automóviles, no requiere de algún curso previo, sólo dar datos y subir al vehículo, sabiendo conducir o no por la ciudad. La educación al ciclista se destina a un vídeo de 10 puntos importantes publicado en la página del programa y al Manual de Ciclista Urbano.

“El programa no genera ciclistas responsables, sino nuevos, estos no saben cuáles son las reglas, de entrada van a ser torpes, irán en sentido contrario, se van a subir a la banqueta, pero no pasa nada porque nadie sale herido o muerto”, mencionó Xavier Treviño director en México de ITDP.

En un sondeo realizado entre diez ciclistas en la zona de Reforma, seis conocían la existencia del manual, pero tres de éstos no lo habían leído y lo poco que sabían de cómo transitar lo aprendieron por redes sociales. Cuatro conocían las normas del Reglamento de Tránsito Metropolitano, además de lo mencionado en el Manual del Ciclista Urbano.

Su comportamiento, arriba de las banquetas

Al pararse el autobús porque le ha tocado el alto, en la colonia Hipodromo Condesa se pueden observar ciclistas vestidos de traje, su edad se encuentra entre los 20 y 30 años. Dos esperan el siga sobre la vía, en la banqueta van otros tres, los peatones se hacen a un lado, los dejan pasar, tratan de no estorbarles aun cuando ese espacio es para quien anda a pie.

Los ciclistas tienen prohibido por el Reglamento de Tránsito Metropolitano andar en las banquetas sobre la bicicleta, de hacerlo, deben ser amonestados de forma verbal por la policía de tránsito, cosa que no ocurre a menudo.

A tres años del inicio de Ecobici sólo se han registrado dos amonestaciones de ciclistas que circulan en las aceras, según datos del periódico El Universal.


El ciclista se dio a la fuga

“Yo iba conduciendo cuando de la nada dio la vuelta un ciclista, la velocidad de mi vehículo era considerable como para alcanzar a frenar, aun así se cayó de su bici, entonces yo me estrellé de frente contra una camioneta estacionada y el ciclista se levantó, volvió a subir a su bicicleta, me mentó la madre y se fue, por el impacto que sufrí no pude correr a alcanzarlo, además de que ya había salido el dueño de la camioneta a discutir”, narra Joab Daniel, estudiante de Ciencias de la Comunicación en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, usa el automóvil como vehículo de forma diaria. A él le enseñó a conducir su padre.

Según datos de Xavier Treviño, director de ITDP México, en México gran parte de los conductores de automóvil ha aprendido de las enseñanzas de su padre, algunos sin el conocimiento necesario de la responsabilidad del uso del vehículo, lo cual ha sido un causante de los accidentes.

A los 16 años, Joab Daniel tomó un curso de manejo avalado por la Secretaría de Transporte y Vialidad, no le preguntaron las normas del Reglamento de Tránsito Metropolitano, ni siquiera lo hicieron leerlo, sólo le fue entregado un par de fotocopias de éste al terminar su curso, como un folleto más.

El ocho de octubre del 2012, alrededor de las cuatro de la tarde, Joab Daniel se dirigía con su prima hacia un restaurante ubicado al sur de la ciudad, cuando al dar vuelta en la calle Presidentes, un ciclista dio vuelta frente a él.

Joab no esperaba la aparición de otro vehículo en sentido contrario, por tratar de salvar al ciclista hizo un movimiento que llevó a su auto a golpear a otro. En el ministerio público fue catalogado como culpable al no haber alcanzado al ciclista y haberlo llevado a rendir su declaración como responsable por transitar en sentido contrario.

El conductor y estudiante de comunicación terminó por pagar al dueño de la camioneta el daño que el golpe causó, del ciclista nunca supo nada.


¡Bicis sí, autos no!

Conducen por Marina Nacional, el pavimento está mojado, desde hace unas horas ha comenzado a llover. Un grupo de jóvenes entre 20 y 25 años van sobre bicicleta.

Dos mujeres lideran al grupo, no se voltean a ver, algunas veces uno rebasa al otro, quizá no se conocen, sólo se acompañan. El alto se pone al cruce con Circuito Interior, la congestión estaciona a un grupo de automovilistas, los ciclistas no respetan el señalamiento y se pasan detrás de un tráiler.

Después, un semáforo marca color naranja, es mejor detenerse, se escucha el motor de los autos preparados para arrancar, los ciclistas pasan, el rojo se pone cuando estos están a la mitad del cruce.

A la altura de Sullivan, justo al dejar atrás Teléfonos de México, el semáforo está en rojo para el flujo de autos que se van hacia Reforma. En el carril que tiene siga varios autos se dirigen hacia esa dirección, a unos pocos metros, sin importar, la ciclista de cabello rubio y bicicleta azul estilo vintage o antiguo, se lanza al otro extremo de la avenida, los demás ciclistas la siguen.

El Monumento a la Revolución se ilumina de rosa, morado, azul, en la parte trasera, varios ciclistas comienzan a agruparse, los que venían justo delante de nosotros se esparcen. Por un extremo está la chica que lideraba pasarse los altos, se toma fotos con su bicicleta azul para recuerdo del evento “Paseo de Todos”, rodada nocturna llevada a cabo cada último jueves del mes.

Alrededor de cien ciclistas esperan que inicie la rodada a razón de los tres años del proyecto, algunos llevan gorritos de fiesta y globos pegados a sus bicis, se toman fotos con otros ciclistas. De un lado están aquellos que sus vehículos parecen motos, de otro esta un hombre vestido de Batman y una payasita. La noche es fiesta.

La lluvia aumenta, gran parte de los asistentes llevan impermeable, otros más tratan de cubrirse con gruesas chamarras y gorros. Pasadas las ocho de la noche del Monumento a la Revolución parten alrededor de mil 500 personas sobre bicicleta.

La lluvia no deja de aventar sus gotas sobre el cuerpo de los ciclistas, como si no pasara, éstos gritan, invitan a los demás a festejar los tres años de “Paseo de Todos”, hurras y vamos, se escuchan.

Las calles comienzan a ser cerradas, policías del gobierno del Distrito Federal, se estacionan frente a los automovilistas y les prohíben el paso, el semáforo cambia hasta que pasen los ciclistas: niños, jóvenes y adultos.

En uno de los cierres, un automovilista hace más ruido con su vehículo, seguro lleva prisa y le han cerrado el paso. Algunos ciclistas lo escuchan y le gritan: “¡espérate, cabrón!, ¡bicis sí, autos no! ¡Bájate de ese auto, usa la bicicleta, pinche huevón!”.

Las rodadas nocturnas tienen como uno de sus objetivos invitar a los ciudadanos que usan el automóvil a subirse a la bicicleta, quizá en un primer momento de forma recreativa y después adoptarla como medio de transporte.

La rodada bajo la lluvia continua, algunos les siguen gritando a los automovilistas que esperan termine el flujo de ciclistas, ¡bicis sí, autos no! , de manera frenética. A los peatones que esperan bajo los techos de las paradas de autobús, también les tocan gritos, “¡suben!”, acompañado de un par de risas burlonas.

A la altura de Hidalgo, una ciclista que ya lleva muy mojados los zapatos se le resbala un pie del pedal, raspa éste con el pavimento, detrás de ella otra mujer que no vio cómo sucedieron las cosas le grita: “¡No se frena con las patas, pendeja!”.

La rodada continua hasta llegar a la Calzada de Guadalupe, a su paso los ciclistas no conviven con otros vehículos, es una buena medida por el hecho de que van niños, pero el respeto a los señalamientos como el semáforo, esta noche no importa, se trata de festejar y qué mejor que circulando sin mayor detención que la necesaria.

Como aquel grupo de 20 amigos denominados Terremoto Crew que invitan a las personas a una carrera donde el principal objetivo es no respetar el RTM. En mayo del 2013 la asistencia a dicha carrera aumentó a 300 personas en comparación con las 150 que comúnmente recibían.

Para él no hay un hoy no circula


Manuel Alejandro se alista para salir como cada día a la escuela, son las 6:20 de la mañana y sube a su vehículo, una bicicleta. Maneja por la calle América de la delegación Coyoacán, continua hasta encontrarse de frente con un Colegio de Matemáticas, ahí da vuelta a la izquierda y atraviesa la colonia, llega a Copilco y se dirige hacia el circuito ciclista para llegar a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)

Alto y esbelto, dirige su cuerpo a un asiento pequeño en el que no se ve tan cómodo, su voz es fuerte, responde rápido como si llevara prisa.

“Aprendí a andar en bicicleta desde los ocho años, mi abuelo me enseñó. Tenemos una casa en Cuernavaca y ahí hay suficiente espacio, es un condómino horizontal y se puede andar todo un circuito en bici”.

Con una tenue sonrisa en el rostro recuerda aquellos momentos que a quienes alguien les enseñó a andar en bicicleta comparten con él: usar dos ruedas pequeñas para mantener el equilibrio, después, quitárselas y ser empujado para tomar “vuelo” y perder el miedo.

Asistió a la preparatoria número seis “Antonio Caso”, cuando entró comenzó a usar la bicicleta como transporte.

“La prepa me quedaba a cinco minutos en bicicleta, de irme caminando y hacerme veinte minutos de la casa a la escuela, preferí optar por la bicicleta”. Con la mirada firme, sus palabras fluyen rápido, el tiempo siempre va detrás de él.

“Recorro alrededor de cinco kilómetros hacia la Universidad y de regreso a Coyoacán. Trato de no hacer más de 40 minutos de camino. Es una gran ventaja en el sentido del tiempo, no estás atorado en el tráfico”.

El robo de su antigua bicicleta le causa risa, tras recordar que días antes la había mandado a arreglar. Irónico, palabra tras palabra, una correteando a la otra: “La acababa de arreglar, qué les gustó tanto. La dejé en un estacionamiento para bicicletas entre División del Norte y Miguel Ángel de Quevedo, regresé y ya no estaba, no denuncié porque creo que es una pérdida de tiempo, tengo un estilo de vida bastante ocupado como para usarlo en algo sin solución”.

De la forma de convivencia de los ciclistas y los automóviles, responde con rapidez, decidido de sus palabras y de las vivencias que día con día guarda al transitar sobre dos ruedas por la ciudad:

“La gente no tiene cultura del respeto al ciclista, también me ha tocado ver ciclistas que no respetan al peatón o que quieren ir haciendo suertes en la calle, en ocasiones han estado a punto de atropellarlos. Los coches sobre todo los trolebuses se te avientan aun estando en el carril confinado, no te dan tu espacio”.

De los cinco años que lleva usando la bicicleta como su transporte, menciona que se siente bien, “tengo entendido que el hacer ejercicio libera endorfinas así que me ayuda a despejarme un poco de mis problemas, quitarme un poco el estrés que tengo por la escuela y el trabajo. Cuando está el sol, hasta es muy rico andar en la bicicleta y sentir el calorcito, realmente lo recomiendo”.

Manuel Alejandro García trabaja y estudia, trata de administrar su tiempo, la bicicleta le ha regalado varios minutos que según él podría perder en el tráfico. Baja las escaleras y se dirige a la bicicleta que estaciona día con día a un costado del edificio A de la FCPyS, para él no hay un “Hoy no circula”.

Según datos del Desafío Modal, un proyecto que busca se destine el cinco por ciento de inversión en movilidad a la bicicleta, que actualmente es de 0.3, con un recorrido de 8 kilómetros, del Parque de los Venados a Polanco, la bicicleta realizó 35 minutos, mientras que la motocicleta tardó 41 minutos, el transporte público se llevó una hora y nueve minutos para llegar, el peatón dos horas un minuto y el automóvil una hora y veinticinco.

Por una ley de Movilidad

La vicecoordinadora del Grupo Parlamentrario del Partido Acción Nacional (PAN) en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), Laura Ballesteros, llevó al pleno de dicho órgano la iniciativa de Ley de Movilidad el 10 de abril del 2013, que pretende una mejor convivencia entre peatones, ciclistas, motociclistas, automóviles y transporte público.


Junto a un grupo de peatones, otro más de motociclistas y ciclistas que partieron de Plaza de la Constitución hacia el recinto de la ALDF, la diputada buscó demostrar cómo se puede lograr sana coexistencia entre las diferentes formas de andar por la ciudad.

Sobre la iniciativa, la diputada mencionó a los asistentes: “es una ley que pretende cambiarle el rostro a la ciudad, ésta promulgando un derecho para que todos podamos convivir en el mismo espacio: peatones, ciclistas, motociclistas, autos, transporte público”.

La iniciativa de ley pretende poner en el centro de las decisiones al peatón, también busca apoyo al transporte sustentable como es la bicicleta y mayor infraestructura tanto para éstos como para los peatones.

El tiempo que los ciudadanos requieren para trasladarse de un sitio a otro debido a los aproximadamente tres millones de vehículos que circulan en la ciudad según datos de la Secretaría de Transportes y Vialidad, es uno más de los argumentos que integran la iniciativa.

La ley contaría con 227 artículos, tomando como partida el derecho a una movilidad sustentable y segura para los ciudadanos. El artículo tercero exigirá al gobierno crear programas para el apoyo de medios de transporte sustentable. El artículo cinco pretende crear mayor infraestructura para vehículos como la bicicleta y motocicleta.

Una lista tras el Reglamento de Tránsito Metropolitano

Ciclistas muertos: fotógrafo “Pokemón”, fallecido en el 2008; Liliana Castillo Reséndiz, ilustradora, 23 años, fallecida el 22 de mayo del 2009; Ignacio Santiago Martínez, policía, fallecido el 18 de junio del 2009; Esthela de la Luz, estudiante, 18 años, fallecida el 21 de junio del 2009; Rubén Vázquez Marín, vendedor de pan y café en un triciclo, 15 años, fallecido noviembre del 2009; Ilse Mariel Alonso, 20 años, fallecida 6 de febrero del 2013; Eduardo González Ortega, de 25 años, fallecido el 21 de abril del 2013 (…)

Los nombres de ciclistas muertos al año, como también las personas en accidentes viales, es decir, peatones, automovilistas o ciclistas, ponen a México entre los principales países con dicho problema, el índice de mortalidad en jóvenes de 15 a 29 (una tercera parte de los accidentados) se encuentra como la segunda causa de muerte en dicho rango de edad.

Datos de la Secretaria de Salud, arrojan que los accidentes viales son la segunda causa de orfandad en México.

La lista de ciclistas muertos o heridos continua, la producción de automóviles y de vías destinados a carros también.

Según el manual Planes Integrales de Movilidad escrito por ITDP México, el gobierno incentiva el uso del automóvil con “la aplicación de subsidio a la gasolina, la reciente abrogación del impuesto a la tenencia, la falta de políticas nacionales de seguro obligatorio de daños a terceros, las políticas de apertura comercial para automóviles importados y los esquema de crédito que facilitan la adquisición de automóviles”.

México se convierte en un mercado importante de las empresas automotrices; las clases de civismo se han quedado cortas, incluso anuladas, y el presupuesto a la movilidad también. Datos expuestos en el Tercer Informe sobre la situación de la seguridad vial (2013) mencionan que el 40 por ciento de las personas fallecidas en accidentes viales se tratan de usuarios vulnerables, es decir, motociclistas, ciclistas y peatones.

La Ingeniera Civíl y maestra en transporte, Miriam Téllez, menciona que la ciudad aún no es un lugar para ciclistas, la gente carece de educación vial, los peatones no respetan los pasos, los automovilistas no velan por los que andan a pie ni a los ciclistas y éstos tampoco toman en cuenta a las otras formas de transitar por la urbe.

De lo que se ha hecho para una mejor movilidad, Xavier Treviño de ITDP México, mencionó: “Se han hecho primeros proyectos a tropezones, fallan, tienen mucho errores, no hay dinero, no hay capacidad institucional, hay inercia de cómo hacer las cosas, siempre se hace lo mismo, se repavimenta y ya”.

En México, asegura Treviño, se dedica cuatro por ciento del Producto Interno Bruto a la investigación, por tanto, “no hay académicos, revistas, congresos donde se discutan temas como la movilidad, no hay funcionarios con conocimiento para dar solución”.

La educación vial es olvidada, los muertos por la mala convivencia entre ciclistas y automovilistas aumentan y las leyes no sanan la herida de la guerra que se da en el asfalto.






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