SE CUMPLEN SIETE AÑOS DE ATENCO, UNA VISIÓN REVISADA

Por Israel González
México (Aunam). El pasado 3 de mayo se cumplieron siete años de los violentos enfrentamientos ocurridos en San Salvador Atenco, cuando el entonces gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, ordenó la intervención de la Policía Federal para “poner orden” a los “disturbios” ocasionados por los pobladores de la región.

Hasta la fecha, aún continúan las marchas ocasionales de los atenquenses, los reclamos hacia el gobierno federal, las denuncias ante la Comisión de los Derechos Humanos y la obstinación de algunos movimientos, como el #YoSoy132, que manifiestan que lo ocurrido en Atenco no se olvida.

En entrevista con Roberto Garduño Espinosa, periodista de La Jornada y profesor en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM, contó y explicó lo sucedido aquella ocasión en la que la policía atacó a la población atenquense y se violaron los derechos humanos de decenas de personas.

Garduño Espinosa, además, relató y describió su labor periodística como enviado especial del periódico nacional, La Jornada, para cubrir el acontecimiento, y opinó acerca del tratamiento noticioso dado en los medios de comunicación en mayo de 2006.

El también historiador, expresó que el movimiento social en Atenco surgió por la inconformidad en las negociaciones con el gobierno federal para la compra de terrenos ejidales y comunitarios ante la construcción del aeropuerto internacional en el Estado de México.

“El movimiento tiene que ver con una historia de organización popular que en 2006 se manifiesta y responde a la agresión del status quo del gobierno federal, cuando éste pretende engañarlos y ofrece soluciones verdaderamente ridículas a las demandas de los pobladores en el proceso de compra-venta de los terrenos” explicó.

Señaló que el movimiento en Atenco en 2006 se mostró como una forma de organización ante la altanería del gobierno federal y del Estado de México y la violencia desmedida por parte de la policía hacia la comunidad. “El movimiento popular en Atenco no fue espontáneo”.

El profesor de la materia Historia y Procesos de Comunicación en México en la FCPyS manifestó que el movimiento manifestado en el sexenio de Vicente Fox contra la construcción del aeropuerto internacional surgió espontáneamente. “Los pobladores de Atenco estaban muy bien organizados, no todos, pero sí un conjunto de ellos”.

Garduño argumentó que los atenquenses querían defenderse ante cierta tendencia de la opinión pública generada desde algunos medios de comunicación para justificar la compra-venta de los terrenos a precios muy bajos.

Para el periodista de La Jornada, la defensa de los terrenos ante la construcción del aeropuerto es el antecedente del movimiento social en Atenco en 2006, por lo que éste último “no debe ser visto como espontáneo”.

En Atenco, “el 3 de mayo el pueblo se levanta contra una serie de acciones que se venían orquestando en su contra y, contra una campaña mediática respaldada por algunos medios de comunicación que venían socavando a la organización de campesinos de Atenco”, señaló Garduño.

Además, el envío de la policía a Atenco en 2006, y la orden de reprimir de forma brutal contra una población indefensa fue “un acto de provocación y de venganza por parte del gobierno estatal y federal”, afirmó.

“Lo que no se esperaba es que la sociedad reaccionara con la fuerza con la que reaccionó y que el movimiento social se reactivara a favor de un grupo que con el tiempo nos demostró que tuvo razón en la defensa de su tierra”, expuso.

El periodista argumentó que la cancelación de la construcción del aeropuerto en el Estado de México, representó “para esa mafia en el poder un golpe muy duro a sus intereses”. Para el gobierno federal significó el incumplimiento de una promesa hecha con empresarios y que implicaba una gran cantidad de dinero invertido.

Garduño Espinosa fue encargado, por parte de La Jornada, de seguir las negociaciones entre el gobierno del Estado de México y los pobladores de Atenco cuando se planteó la construcción de aeropuerto. De tal forma, conoció algunos líderes de la población del lugar, y cuando fue enviado a cubrir el conflicto en la carretera Texcoco-Lechería pudo acceder hasta la localidad de Atenco.

El periodista relata que a las dos televisoras del México no las dejaban pasar los pobladores plantados en la carretera, únicamente permitieron el paso a Proceso, La Jornada y Milenio. Fue hasta que la policía acudió al lugar cuando los demás medios pudieron ingresar. “No permitieron el paso [los pobladores] a aquellos medios que los habían atacado [mediáticamente]”.

Roberto Garduño describió que al menos él no tuvo problemas para realizar su labor periodística, pues no fue víctima de agresiones por parte de la policía. Sin embargo, señaló que sí supo de algunos compañeros fotógrafos que fueron intimidados o agredidos durante el cumplimiento de su trabajo.

Para él, no fue fácil ver la forma en que la policía agredía a la población de Atenco en forma indiscriminada, sin embargo, manifestó que era su compromiso profesional como periodista, informar lo más veraz posible lo que estaba ocurriendo en el lugar de los hechos.

En Romper el cerco, documental en el que participó Garduño Espinosa, señala en un fragmento que había personas infiltradas en el movimiento social, quienes iban al frente de los policías indicando las casas donde se escondían los principales líderes del movimiento.

Al preguntarle por qué esa información no está incluida en ninguna nota ni crónica escritas por él y publicada en La Jornada los días del conflicto en Atenco en 2006, respondió que él incluyó esa información en los textos que escribió y envió al periódico, pero nunca supo y nunca quiso preguntar por qué se prescindió de ella en las notas y crónicas publicadas por el periódico.

Finalmente, Roberto Garduño Espinosa señaló que “fue lamentable” la forma en la cual algunos medios de comunicación manejaron el conflicto en Atenco justificando la presencia de la policía para reestablecer el orden.




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