MITOS SOBRE LA MÚSICA Y EL PENSAMIENTO: MARÍA CONCEPCIÓN MORÁN

Por Guillermo Domínguez
México (Aunam). ¿La música puede hacer más inteligente a alguien?, ¿un sordo puede disfrutar la música?, ¿tener una enfermedad mental -como la psicosis- afecta el gusto por tocar un instrumento?, ¿cómo pudo Beethoven componer aun siendo sordo? En entrevista, María Concepción Morán Martínez, académica de la UNAM, desmitifica algunos de los temas más controvertidos sobre la música y el pensamiento.

Dedicada a encontrar el puente entre la música y la ciencia, la maestra define a la música como la síntesis perfecta entre lo racional, lo analítico y lo místico. Su línea de investigación está centrada en el nexo entre la psicología y el arte.

Un estudio del Centro de Neurología del Aprendizaje y la Memoria de la Universidad de California determinó la existencia del efecto Mozart, el cual aseguraba que la exposición a la Sonata a dos pianos del compositor ayudaba a mejorar el desempeño académico de quien la escuchara. ¿La música puede hacer más inteligente a alguien?

Esta es una obra que ha alcanzado mucho revuelo, y más en las tiendas de discos, por la necesidad de encontrar pastillas mágicas que aumenten la inteligencia y atención. La música, desde el punto de vista cognitivo, está influyendo la manera en la que pensamos; sin embargo, no se puede asegurar que una pieza determinada logre desarrollar la inteligencia en algún individuo.

Para la especialista, el famoso efecto Mozart, el cual en muchas ocasiones se da como un hecho, se basa en un pequeño comunicado que se hizo en la universidad de California sobre un estudio que comprobó una mejora en exámenes realizados a estudiantes expuestos a una sola melodía.

Los test que se usaron en esta investigación son insuficientes para negar o afirmar la posibilidad de un incremento de la habilidad académica por escuchar la obra del autor. Una cosa es cómo se va creando el conocimiento científico y otra son estos pequeños hallazgos que maneja la mercadotecnia para hacerse publicidad.

¿Es posible cambiar las intenciones o el estado de ánimo de alguien usando la música?

Como especie, el ser humano usa la música influenciado por su estado ánimo y la elección musical se verá reflejada por los sentimientos que experimente en ese momento.

Sin embargo, las melodías y las letras pueden ser usadas como un reforzador o como castigo a ciertas situaciones. Intrínsecamente la música tiene un valor motivacional para fijar la atención en ciertas cosas, pero no afectan al sistema cognitivo en un nivel en el que lo obliguen a realizar acciones.

Entonces, se puede decir que la música es más que un catalizador de lo que sentimos, creo que la música, sobre todo la clásica y aquella que está compuesta con profundidad, puede ayudar a saber a manejar emociones en un futuro.

Si un tema habla sobre algún sentimiento determinado, el cerebro puede condicionar la respuesta que obtenga el sujeto cuando pase por una serie de condiciones similares; por lo tanto, esta relación entre impulsos nerviosos servirá como una vacuna y ayudaría a tratar con mayor facilidad lo que se siente.

Aunque, debido a que el ser humano no atiende conscientemente todos los aspectos que hay inmersos en el espacio en el que se desarrolla, hay impulsos que llegan al espacio subconsciente, lo que representa un campo sensible mucho más amplio del que está acostumbrado.

El sujeto que es expuesto a la música no necesita estar consciente de qué tipo de estímulos están llegando a él para presentar un proceso de percepción. Esto afecta sobre todo a la memoria, la cual no fija directamente su atención en estos elementos que son recordados sin realizar un esfuerzo determinado.

¿Es más fácil desarrollar la memoria por medio de la música?

La música tiene la fuerza de permitir la memorización rápida de elementos. Basta con estar expuesto a un elemento auditivo en una o pocas sesiones para poder reconocer parte de la estructura de la obra.

Esto se debe a que el cerebro realiza una agrupación de sonidos y los clasifica por tonos. Generalmente no se reconocen saltos entre las notas, sino que cada grupo de agudos y cada grupo de graves se toma como elemento constitutivo emitido por un solo instrumento.

Es ahí donde actúa la ilusión musical: la forma en la que el autor engaña al receptor por medio de sonidos diversos, los cuales se procesan en paralelo y son comprendidos como un fenómeno producido por varios individuos, pero conformados en un todo auditivo. De no realizarlo de esta manera, posiblemente la música no sería interesante porque se vería como una sucesión simple de notas y acordes.

Una investigación realizada por el Departamento de Neuropsicogeriatría de hospital Herzog en Jerusalén estudió los dibujos hechos por personas afectadas por Alzheimer; los resultados determinaron la pérdida gradual del reconocimiento de formas y colores en los pacientes.

¿Sucede lo mismo con la música?

La memoria musical es la última en perderse. Si bien los afectados olvidan aspectos determinantes de su vida como las relaciones que guardan con parientes y seres queridos, esto no impide que reconozcan canciones o melodías aprendidas durante la infancia.

Esto se debe a que hay tres elementos del sistema nervioso inmersos en este proceso: el hemisferio izquierdo, el derecho y los ganglios basales (tejidos nerviosos cercanos al cerebro relacionados con los movimientos). El poder de la música radica en integrar una gran cantidad de centros nerviosos del cerebro; lo que asegura que en caso de que falle uno de estos, el otro pueda rescatar la información que fue perdida.

La música y la escritura cuentan con un estilo determinado y único en cada individuo, en este caso, la doctota Morán Martínez afirma que no hay psicóticos de tiempo completo. “Hemos hecho investigaciones con pacientes que padecen esta enfermedad usando un instrumento de Indonesia que se llama Gamelan, el cual está compuesto por una serie de instrumentos como flautas, xilófonos, cítaras, entre otros, con el propósito de lograr que la gente se entremezcle con lo social”.

Esta terapia enfocada en un paciente con este padecimiento logra un énfasis totalmente diferente con respecto a las fases que presente. Hay casos en los que una misma persona puede tocar de manera diferente y tener preferencia directa con alguna parte del instrumento dependiendo del momento.

¿Un sordo puede disfrutar de la música?

Las personas que nacieron sin audición pueden disfrutar de la música por medio de vibraciones. La física del sonido como tal los lleva a todos lados por medio del tacto.

Hay terapias para sordos en las cuales se usa música y, por medio de las manos, pueden perfectamente sentir “estas cosquillitas” que también son sentidas por quien no padece este problema, pero a las cuales no se les toma la atención adecuada debido a que son opacadas por las otras entradas sensoriales.

¿Cómo afecta la pérdida de audición a un músico?

No oímos solo con los oídos, lo hacemos por medio de impulsos nerviosos, procesamos la música por diferentes vías independientes, pero relacionadas entre sí. El problema no es perder la audición, sino qué áreas en la corteza cerebral destinadas a la apreciación de la música o la funcionalidad en los hemisferios se vea afectada y no trabaje adecuadamente.

El proceso por el que tienen que pasar los individuos que padecen este tipo de situaciones es el del sintetizar lo aprendido para poder reconfigurarlo en nuevas creaciones. La historia ha presentado casos de músicos que han perdido la audición, ya sea de forma gradual o repentina, y aún así configuraron grandes obras. Beethoven es el ejemplo clásico.






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