EN MÉXICO, HAY COMUNIDADES MUY UNIDAS Y SECTORES INDIVIDUALISTAS QUE DESALIENTAN

Por Yolanda Noemi Alcántara Ayala
México (Aunam). “La gente está cansada de tanta chingadera, de tantas injusticias, hasta los policías tienen miedo del pueblo”, son palabras de Roberto Alejandro Garduño Espinoza, reconocido periodista de La Jornada, quien es historiador de profesión y reportero de oficio, después de haber incursionado en el mundo del reportaje desde temprana edad.

Apenas en la adolescencia se vio forzado a trabajar y como joven perspicaz consiguió estar a lado de una de las figuras hoy en día más reconocidas del medio: Joaquín López Doriga.

Pese a tener bases para cursar la licenciatura en la carrera de periodismo, decidió incursionar en el mundo de las historia “para qué iba a estudiar algo que ya sabia hacer hace mucho tiempo… ¡no! Yo necesitaba aprender otra cosa, algo nuevo y fue cuando descubrí que la historia no sólo se complementaba con el periodismo, sino que es interesantísima”. Y así definió su rumbo profesional.

Es un hombre firme con seguridad al expresarse, y de ideas concretas. No vacila ni maquilla ninguna idea con palabras ostentosas, se muestra verdadero, sin mascaras, tal como en las clases que imparte en la UNAM, donde insiste e incita a sus alumnos a conocer, a leer “lo que ocurre hoy en día ya no me va a afectar a mí, va a afectar a los jóvenes a los que van a entrar al campo laboral”, es duro, sincero y directo, pero no por ello amargado, al contrario siempre con una sonrisa en el rostro, es carismático e incluso coqueto en algunas ocasiones.

Ha sido un personaje dinámico con diferentes actividades y por qué no, también hobbies, el ejercicio, socializar con amigos, ser profesor de historia, y su labor principal (profesionalmente) es cubrir la cámara de diputados. “para llegar a la cámara de diputados hay que pasar por otras cuestiones, ésta es la fuente política más grande del país, para llegar aquí hay que pasar por otras fuentes y me tocaron cubrir conflictos de movilización popular muy importantes”.

El trabajo, dedicación y esfuerzo lo han conducido a ocupar no sólo un lugar, sino un prestigio, nombre dentro del periodismo, Roberto Garduño se vio envuelto en diferentes situaciones violentas y de peligro, el sismo del 85 fue uno de los eventos que cubrió con sólo 22 años de edad.

El movimiento zapatista, con el cual se vio obligado a ausentarse un año y medio a Chiapas, es otro ejemplo de su experiencia, de igual manera que la huelga de la UNAM: “a mí en la redacción, mis jefes me decían que en donde había conflicto iba Roberto Garduño”.

Sin duda es una persona que siente en carne propia la injusticia nacional. Indignado ante la situación del país, su personalidad se impone, es alto de voz gruesa, que cuando se molesta no lo oculta; todo su cuerpo dice quién es y lo que siente. Es considerado, amable, y se permite ser amigo, siempre con un consejo o una anécdota que contar; per jamás callado, “característico de un reportero”.

Es fácil acercarse a él, siempre abierto a ser cuestionado y a cuestionar, a aprender y a enseñar “yo no lo sé todo, si lo supiera todo no estaría aquí, estaría en New York disfrutando de la vida”, frase de un día casual, que permite saber quién es él realmente.

Ahí se encuentra con una sonrisa mientras viste un pantalón negro al igual que el saco y los zapatos, una camisa morada que es acompañada por una corbata.

Pide unos minutos más mientras termina de enviar su nota al periódico, son las 12:00 horas y en la Cámara de Diputados hay mucho movimiento, las personas pasan, platican, se detienen en los pasillos, se saludan, se puede escuchar el ruido de las televisiones que se encuentran a un lado. Él solo se apresura para seguir con la entrevista.

Ser periodista muestra un poco más de los seres humanos, el sentir y el pensar, no por ello pierde el sentido y amor hacia la vida, por el contrario se valoran los pequeños detalles que se presentan. Vivió en Nicaragua por un tiempo durante la pubertad, Roberto Garduño fue corresponsal en el 2006 junto con Javier Salinas, René Ramón y Gustavo Castillo a cubrir “quizá el enfrentamiento más violento reciente en México: Atenco”.

“Entre la Cámara de Diputados y los movimientos violentos no hay mucha diferencia, porque aquí también se ponen violentos”, dice entre risas, se reclina en la silla giratoria, y lleva su mano a la boca.

Se explaya con confianza tanto en sus respuestas como en sus movimientos corporales, cuando dice algo importante, trascendente, se inclina ligeramente como si con ello dijera: “esa es la idea principal”.

En sus propias palabras

Cuando ocurre lo de Atenco, yo me encontraba en mi casa y me mandan llamar, me dicen que tengo que ir a Atenco porque la Policía Federal Preventiva (PFP tiene un enfrentamiento con los habitantes del lugar. De mi casa a Atenco son escasos 40 minutos. Durante estos acontecimientos estuve días sin poder venir a la ciudad, por la violencia en las calles -acompaña el habla con sus manos, las mueve hacia arriba y hacia abajo como si con ellas pudiera explicar mejor la idea-.

Un periodista con experiencia en este tipo de conflictos sociales obviamente sí toma partido y posición política, pero se trata de ser objetivo en tú trabajo, al menos intentarlo, porque alcanzar la objetividad es muy difícil, no se puede alcanzar, nadie es perfecto. uno tiene que ser profesional, se debe actuar a la distancia con un sentido de equilibrio. Lo que sí no puedes volcarte a hacer periodismo militante, eso ya quedó en el pasado.

Muchas veces tienes que agarrarte uno y apretarte el otro, para ser imparcial. Claro uno es ser humano y tienes aprecio, cariño hacia los demás, compasión -al comentar la violencia presente en aquél suceso, el historiador externa con sus gestos una cierta desaprobación, con lo sucedido, no sólo su rostro sino su expresión corporal toman una postura de seriedad ante el tema que se aborda-.

El periodista debe observar el suceso de cerca, porque eres quien informa a los demás, a quienes no se encuentran en el lugar. Con respecto a lo de Atenco, el elemento que supuestamente desencadenó el altercado entre los habitantes y los policías fue que no los dejaron poner sus puestos de flores en el mercado, lo cual fue un mero pretexto. La realidad es que los propietarios de las tierras no quisieron venderla al precio ridículo que les proponía el gobierno.

Sube el tono de voz y se acerca para dejar en claro lo que señala, pero es interrumpido por una llamada telefónica que lo hace perderse en la entrevista, después de unos minutos se regresa al tema.

Prácticamente les querían robar sus tierras y no lo permitieron, es por ello que se provocó ese enfrentamiento para hacerlos ceder. Lo admirable es que defendieron sus tierras, son un ejemplo de que ante una imposición del gobierno aún hay posibilidad de defender lo que te pertenece, lo que es tuyo.

Hay que recordar que si algo hay en este país es contrastes, hay comunidades muy unidas y sectores individualistas que desalientan, pero Atenco es un ejemplo de la unidad, se levanta, subleva, impide ser pisoteado. Mientras, los medios de comunicación atienden a la voz del gobierno y presentan ante la opinión pública a lo habitantes como unos revoltosos, mugrosos, salvajes y esto incurre a la mediatización de la política.

Las grandes televisoras responden a intereses principalmente económicos y poseen el poder para decidir la información que se difunde y también cómo se difunde. En las grandes televisoras se transmiten imágenes que ponen una duda y justifican las acciones del gobierno.

Sin duda, los medios manipulan, controlan, y tornan sin criterio a la gente, porque en un enfrentamiento en donde el gobierno ataca a la población y ésta se defiende, los medios sólo transmiten a gente loca que provoca desórdenes, y hacen que la sociedad acepte la violencia del Estado.

Esa es una de las cercanías que Atenco guarda con el Movimiento del 68. Además, el 68 estuvo en manos de Díaz Ordaz y Atenco en manos de Enrique Peña Nieto. Ambos son gobernantes que no atienden a las peticiones del pueblo, pero el actual presidente ha demostrado ser un hombre más visceral.

Peña Nieto, no va a ser un buen presidente. “Me da la impresión de que va a ser un presidente autoritario, además de que no tiene la capacidad y la gente que se encuentra atrás responde a intereses que no son los del pueblo”, concluye el periodista.






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1 comentario:

  1. Qué buena primera parte de la entrevista al profesor Roberto Garduño. Describe quién es y cómo es en forma muy detallada. Para quienes hemos sido sus alumnos y lo hemos tratado, el profesor es así de amigable como se describe en la entrevista. La segunda parte (sobre Atenco) también muy buena. A la autora de la entrevista la felicito porque escribe muy agradable (como la personalidad del profesor). Sólo hay que cuidar la puntuación (mismo comentario para la agencia), pues hay muchísimas fallas.

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