13 de diciembre de 2012

DE TRAINNE A PRODUCTOR: JORGE ARAGÓN

Por Jessica Alejandra Lira Cerecedo
México (Aunam). Hablar de cine puede resultar muy fácil y criticar películas aún más. Lo que realmente no sabemos es todo el trabajo que hay detrás de un filme: los esfuerzos, los desvelos, las peleas, el dinero e incluso los sacrificios que puede llegar a hacer todo el equipo de producción de una cinta para que, finalmente, los espectadores se sienten en una butaca a gozar de las creaciones del séptimo arte.

Para explicar lo que significa ser un productor de cine nada mejor que hablar con uno verdadero: Jorge Antonio Aragón Luna, quien ha participado en aproximadamente 50 películas, de las cuales ha producido al menos la mitad, pero cuyos filmes han dejado huella importante en él y en su carrera cinematográfica.

Aragón Luna tiene una trayectoria bastante destacable en la industria del cine mexicano. A lo largo de 21 años ha vivido la evolución y transformación del cine para llegar a ser lo que es hoy en día y cuyo reconocimiento parece ir en subida.

Para él, producir cine es su pasión, es vivir en un mundo completamente dinámico en el que su profesión puede variar tanto como varían las historias en las películas. Desde pequeño sabía que su camino estaría dirigido hacia las grandes producciones y así fue.

Jeans de mezclilla, una playera polo color negro y tennis del mismo tono se encargan de vestir a nuestro protagonista, usa varias pulseras en la mano izquierda, de esas que dan color a la piel; él es de complexión robusta, y de unos 170 centímetros; la barba y el bigote lo caracterizan adornando la sonrisa que no se quita de su rostro; la amabilidad es una cualidad destacable del productor, con quien tuve la oportunidad de compartir algunas horas.

Coyoacaneando

El sueño que muchos podríamos tener con una propia oficina en Coyoacán, Jorge, como le gusta que le llamen, lo puede presumir; es en una calle de esa colonia hippie donde la magia del cine comienza a surgir.

De entrada al recinto se aprecian sillones, posters de diferentes películas hechas por la casa productora Sobrevivientes Films, de cuya oficina estamos hablando; pero decir oficina puede sonar demasiado “gonidezco”, hay que describir este lugar como lo que es: un lugar donde ocurren buenas ideas y se trabaja para llevarlas a cabo.

La casa/oficina se divide en los diferentes espacios que tiene cada uno de los trabajadores de Sobrevivientes para realizar sus tareas; primero está Jorge Aragón, en cuya habitación resaltan los posters de sus más reconocidas creaciones y las más queridas para él: La Primera Noche, Ladies Night, Capadocia, El Cielo en tu Mirada y Fuera del Cielo figuran en las paredes blancas que rodean la atmósfera. Hay un gran escritorio de cristal en donde reposan muchísimos papeles que contienen grandes historias, comúnmente llamados guiones, cantidad de periódicos Reforma particularmente de la sección Gente, una computadora de escritorio, plumas, lápices, más papeles y demás cosas “de oficina”. Detrás una imponente silla ejecutiva de piel y Jorge sentado en ella like a boss; más muebles y más guiones abundan en el espacio de trabajo del productor.

En la segunda habitación se encuentra Lalo, el asistente de Sobrevivientes Films, un chico joven que pasó mucho tiempo hablando por teléfono y mandando mails. Y la tercera corresponde a Jesús Magaña, o Chucho para los cuates, director de las cintas producidas ahí mismo, y fundador de Sobrevivientes; apurado por su próxima boda, Chucho no pudo acudir en ese momento, pero es de esperarse que sea tan buena persona como lo son Lalo y Jorge.

Como cualquier niño

Ya con un cafecito de por medio, la charla empezó a florecer.

Nacido en el Distrito Federal, Jorge Aragón Luna tuvo una infancia cargada de ficciones, fue un niño con inquietudes artísticas, imaginativo, montaba obras teatrales con sus hermanos y sus vecinos para poder explotar sus capacidades; en ese tiempo “lo de onda” era Vaselina y él la representaba todo el tiempo. Cantaba en la regadera, jugaba a ser director y actor, pero curiosamente tomó el camino de la producción.

“Cuando yo estaba saliendo de la secundaria, vivía en Polanco y en la casa de al lado grababan una telenovela que se llamaba Amor en silencio, salía Erika Buenfil y Omar Fierro, entonces yo iba a ayudarles, desde chiquito me encantaba y ahí dije: lo que quiero es dedicarme a esto”, dijo para comenzar a contar su trayectoria en la industria.

Corre, ve y dile

Decidido de su futuro, Jorge terminó la preparatoria e ingresó a la Universidad en el Tecnológico de Monterrey en la carrera de Ciencias de la Comunicación, pero por alguna razón supo que debía dedicarse a practicar lo que le gustaba y tenía que comenzar lo más pronto posible, así que dejó la escuela y se preocupó por “entrenarse”.

En ese tiempo no se usaba como tal el término trainee para referirse a los pasantes o ayudantes durante un filme, pero a eso se dedicó en sus inicios, era el asistente de todos, se prestaba para lo que fuera, desde traer los refrescos hasta ayudar en las escenografías; era el “corre, ve y dile” de la producción.

La primera cinta en la que colaboró fue Amor a la medida, cuyo director era Raúl Araiza, “estuvo increíble porque era un película con los Tigres del Norte, entonces ahí los conocí y fue muy chistoso, tenía 19 años cuando entré y fue una muy bonita época.”

Curiosamente, su principal intención era ser director, pues no conocía ni remotamente la función de un productor, siguiendo este objetivo se dedicó a aprender el oficio de script o continuista, quien es la persona que se encarga de supervisar la continuidad del proyecto audiovisual en los aspectos visuales y argumentales, de modo que el hilo conductor en el que se narra la historia no experimente ningún salto de secuencia a los ojos del espectador; así poco a poco fue descubriendo los diferentes puestos y para qué servían. Este entrenamiento en diferentes películas forjó las bases de la carrera del productor, y así se comenzó a hacer de un lugar en la industria.

La evolución del cine mexicano

Para cuando Jorge Aragón se adentró en el mundo cinematográfico, éste se encontraba en decadencia, era la época en que las películas se hacían muy parecidas a la televisión, tales como La risa en vacaciones, La india María, o las famosas películas de Gloria Trevi. En ese tiempo la gente perdió el interés por las producciones mexicanas, hecho que marcó la vida de Jorge pues de alguna manera fue “un momento en que se empezó a acabar el cine nacional”, ya que se preferían los filmes de corte hollywoodense.

El resurgimiento de la industria comenzó con la aparición de los conjuntos multiplex y el auge en la exhibición de las cintas a finales de los años noventa, conforme empezaron a surgir más cines, la gente empezó a querer ver más películas mexicanas; aparecieron Cinemark, Cinépolis y Cinemex en México, los cuales permitieron ver más cine nacional y en mejores condiciones.

Este hecho repercutió de sobremanera en su visión cinematográfica, pues aún recuerda cuando los cines eran casi teatros, como el antiguo Cine Diana, el Cine Latino y el Cine Insurgentes, donde sólo se exhibían películas mexicanas con un audio y una imagen horrible; lo bonito de esos cines, rememora, era que se los filmes se veían con tres mil personas alrededor y no con setenta, como ahora.

De tour en la película

Para crear una película se necesita todo un proceso que Jorge explica de manera muy sencilla: desarrollo, preproducción, rodaje y postproducción; cuatro etapas que parecieran muy fácil de realizar pero en las cuales se debe invertir tanto tiempo, como esfuerzo y paciencia.

Para el productor la etapa más disfrutable es la postproducción, en donde se encuentra contenida la edición y con la cual hace un claro ejemplo: “el cine es como un cohete que cuando lanzas es enorme, y que va perdiendo piezas poco a poco hasta que se queda chiquito; así es la película, empieza siendo un monstruo enorme lleno de cosas, y termina siendo muy diferente a como empezó”, dijo haciendo de cuenta que me daba clases, con un entusiasmo profundo por explicar con detalle y que yo entendiera de lo que hablaba.

La parte que más disfruta, es aquella en la que ya teniendo el negativo final de la película, con la mezcla de sonido terminada, es tiempo de estrenar, “es lo mas bonito, ahí ya nada está en mis manos, y es muy gratificante ver por primera vez con un público extraño tu película, si se ríen, si no se ríen, si les gusta, ver que hacen: ese el mejor momento”, mencionó al tiempo que sonreía como si estuviera en pleno estreno con los ojos llenos de alegría porque a la gente le gusta lo que él hace.

Aragón Luna considera que su profesión es muy atípica, porque para empezar, cuando está rodando, su oficina está en la calle, llega con camiones para simular cosas que suceden realmente, significa jugar a imitar la realidad y mientras mejor lo haga mas éxito se puede tener; el cine es muy lúdico.

”Es tan difícil hacer un rodaje y es tan exigente, requiere de muchísimo esfuerzo, de muchísima gente, de muchísimo dinero, de muchísimo talento, exige, exige, exige, y eso es padrísimo porque una vez que tienes todos los elementos y llega el momento de la toma, sucede como una magia en la que todo mundo quiere participar y en la que las cosas empiezan a suceder; imagínate que tienes que cerrar el Periférico para hacer una toma, hay una descarga de adrenalina fuertísima en la filmación, un cansancio y un desgaste físico muy fuerte, pero es padre porque te hace sentir una persona muy dinámica”, dijo al recordar esa escena inmortal de la película Fuera del Cielo en la que el Malboro se avienta de dicha vía.

Papá soltero



La familia de Jorge lo apoyó en todo momento, nadie de su primer núcleo social se dedicaba al cine, así que él era el innovador de la familia; cuenta el productor que era una situación muy chistosa cuando asistía a reuniones y fiestas, pues todo mundo se le acercaba para preguntarle cómo eran los artistas y qué se sentía trabajar en esa industria, lo hacían sentir importante y eso le gustaba.

Tiene dos hermanos, él es el mayor con 40 años, luego sigue uno de 36 y por último Iván, de 18. “El chiquito es como si fuera mi hijo, lo crié y me hice cargo de él desde que mi papá falleció, él es como mi enano y está increíble porque ya está empezando a ir a entrenar a las películas, como yo”, siendo el segundo Aragón que busca el camino cinematografista.

La familia no es grande, se limita más bien a su círculo nuclear; su mamá no tiene hermanos, así que por ese lado no hay mucho de donde, y de la parte paterna no dijo mucho; básicamente su familia es su hijo postizo: su hermano Iván.

Casado con el cine

Al preguntarle acerca de su situación amorosa, Jorge sólo pudo responder “yo estoy casado con el cine…Una vez fui a ver una película, Elizabeth, en ella hay un momento en que dice: me voy a casar con Inglaterra, y yo así dije: me voy a casar con el cine.” En dicha industria es muy difícil tener una pareja, los horarios no ayudan pues se puede salir muy tarde de trabajar y no hay mucho tiempo libre, por lo que dijo que a él lo que le funciona es ser una especie de “papá soltero”, estar pendiente de su “chamaquito” lo llena tanto emocional como sentimentalmente.

Otra de las razones por las que no prefirió el camino de las relaciones es por que en su trabajo muchas veces se idealiza demasiado el amor, pues de tanto buscar la historia perfecta, la de cuento de hadas, se vuelve imposible aterrizar en el mundo real; “es muy difícil enfrentarte a la realidad, o sea, todo el tiempo estás escribiendo la historia de amor más bonita jamás escrita y a la hora que te enfrentas a la calle con las mugres que hay afuera dices no pues ya para qué”, y cómo no comprenderlo si con cada “cuero” que sale en las cintas y después de convivir con ellos, ha de ser difícil conformarse con cualquiera.

Pero a la vez el no tener una pareja es el mayor sacrificio que Jorge ha realizado por llevar una carrera exitosa en el cine.

Fifty fifty

Una de las cosas que más le apasiona a nuestro productor, es la de combinar su trabajo con lo creativo, pues no se limita únicamente a tratar con lo administrativo y cuantitativo de las filmaciones, sino que se involucra de sobremanera, “leer guiones, criticarlos, saber por dónde van, anotar, decir qué cambiarle, llenarlos de notas; esta parte te conecta mucho con el lado creativo y vuelve muy completa esta profesión.” Hasta cierto punto el productor es el “papá” de la película.

A diferencia de un director, quien se dedica únicamente a la parte artística, un productor necesita tener 50/50 de capacidades abstractas tanto de concretas, y él reúne dichas aptitudes bastante bien. El productor es quien organiza, administra, ejecuta, dispone, y vigila la película, producir es “hacer que sucedan las cosas” y él lo sabe hacer.

A Jorge le encanta dar pláticas en las universidades, de hecho confiesa que lo único que le falta es dar clases para ser feliz, siempre que lo invitan acude con todo gusto; le gusta darse cuenta de que lo que él y cada quien hace necesita una definición, es darle un propósito a las cosas que muchas veces hacemos por pura intuición.

Uno de sus sueños es llegar a dirigir su propia película, su ideal es hacer una comedia romántica gay, ya que éste es su género favorito y además no existe una película mexicana que aborde dicho tema, pero confiesa que sería un proyecto muy personal y muy chiquito (ojalá que se anime porque suena bastante interesante).

El sentimentalismo sale a flote al confesar que sus películas favoritas son Tres bodas y un funeral y Un lugar llamado Nothing Hill, dos comedias románticas por excelencia, aunque también goza de las películas mexicanas antiguas, y habla eufóricamente de su filme preferido Los Caifanes, una cinta sesentera que muestra las diferentes clases sociales conviviendo por una noche.

Como buen productor también necesita saber de televisión, así que se preocupa por seguir las series que más le gustan, cuando tiene tiempo libre le gusta ver Glee, Entourage, Six Feet Under, Breaking Bad, NipTuck, The Borgia y Chuck, entre otras, todas ellas producciones americanas; curiosamente no mencionó ninguna serie mexicana, ha de ser por su dolor de muelas: Capadocia, producción que le sacó canas verdes y de la que más adelante se hablará.

Y su carrera

Después de entrenar en sus primeras películas, consiguió un trabajo en la casa productora Televicine, puesto en el que laboró ocho años, ahí aprendió las bases de su carrera y el conocimiento de los diferentes puestos.

La telenovela Mirada de Mujer representó un cambio en su carrera, pues al verla y fascinarse con ésta supo que necesitaba ser parte de la productora que había hecho dicho programa: Argos Comunicación. “Pedí trabajo en Argos y me dieron chamba por tres meses, dejé todo y me quedé 7 años”, ahí llegó a ser nombrado director de Argos Cine y cuya experiencia le dejó tanto buenos como malos sabores de boca.

En dicha empresa produjo películas como La Primera Noche, Ladies Night, El Cielo en tu Mirada, Vivir Mata, Historias del Desencanto, Juana tenia el pelo de oro, Las Caras de la Luna, Brisa de Navidad, la serie de televisión Capadocia, entre muchas otras producciones de alto renombre. Ladies Night, por ejemplo, es una de las más importantes puesto que recaudó 80 millones de pesos y le valió un Disco de Oro por el soundtrack con el mismo nombre.

Al hablar de las películas de los posters que se encontraban en su oficina sucedió una curiosa situación, cuando miró cada uno de ellos, la sonrisa no se pudo esconder pero justo cuando habló de Capadocia, un gesto de disgusto saltó en su rostro y dijo:

“Esta pinche serie me costó un riñón, un hígado, sólo hice la primera temporada, pero fue súper desgastante, ha sido lo mas difícil que he hecho en mi vida. Una serie implica muchísimo tiempo, ésta la filmamos durante 17 semanas y fue agotador, muy cansado, y más con tanta pinche vieja junta ¡es dificilísimo! No la disfruté pero fue una cosa muy premiada. Tanto pinche trabajo que me costó ahora que me rinda algún fruto”, dijo señalando el póster de la serie. “La disfruté en la premier sólo cuando todo mundo decía -no manches que trabajote-. No la quiero pero si es un parteaguas en mi vida, esa serie me hizo decidir que tenía que independizarme, me hizo definir que tenía que hacer los proyectos que yo quisiera hacer.”

En ese momento fue cuando decidió abandonar Argos para asociarse con Sobrevivientes Films, donde ya realizó su primera cinta en colaboración con el director Jesús Magaña, Abolición de la Propiedad.

Vamos por la felicidad que el destino nos negó

¿Un consejo de vida? Fue la pregunta lanzada al productor por y su primera reacción fue decir ¡Ay cabrón!, acompañada de una cara de sorpresa y compartió conmigo una de las frases que repetía mucho con una su amiga productora Inna Payan: “Vamos por la felicidad que el destino nos negó”. Dichas palabras son parte del diálogo de la película Vivir Mata, que sin duda marcaron la vida de Jorge.

“Hay tres frases que me gustan mucho en particular, una de ellas es que todo espacio vacío tiende a llenarse. Significa que hay una oportunidad y si no la tomas tú alguien más la va a tomar“, dijo cuando checaba su Facebook y la parte en la que escribió sus citas favoritas. “La otra es algo que realmente creo, todo en esta vida tiene que ver con el amor, it’s all about love. O te falta amor o tienes amor o quieres más amor, todo gira alrededor de él”, dijo, y la verdad es que sí, es una persona cursi, como se describe él mismo su biografía de Twitter: “Un tipo cursi pero bien honesto”.

Jorge Aragón es un claro ejemplo de que los sueños se hacen realidad, nada cuesta tener una meta y tratar de cumplirla, así sea parezca lo más difícil de realizar, cuando se tienen ganas, las cosas se pueden lograr; el chiste es “chambearle”.

Así es como termina un lapso de pláticas, risas y experiencias compartidas que tuve el placer de experimentar, y que sin duda me deja ganas de seguir un camino similar y de conocer más a fondo a una persona tan completa, capaz, divertida y dinámica que agradezco que haya tenido la confianza de rebelarse conmigo.










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12 de diciembre de 2012

“QUIERO INVITAR A LA GENTE A QUE VENGA A INSPIRARSE”: JAY RODRÍGUEZ

Por Jesús Miguel Rodríguez Rodríguez
México (Aunam). ¿Qué resulta de la música de jazz creada por piano, instrumentos de viento y batería, en conjunto con el uso imágenes proyectadas en un escenario? Vehicle of Ascension, una banda neoyorkina que busca crear una experiencia única para llegar al alma de la audiencia.

“Partimos de la idea de hacer una idea positiva: hacer música que ayude a las personas a ver, y dar más expresión”, comentó en entrevista telefónica a Aunam Jay Rodríguez, líder de la agrupación, la cual se presenta el jueves 13 de diciembre en “Alterna Jazz”, ciclo anual de jazz del Centro Cultural Roberto Cantoral. “No sólo es por medio de la música, sino a través de la idea y el mensaje.”

Los elementos para el ascenso

Más que un proyecto, Vehicle of Ascension es el encuentro de tres músicos y amigos. “Para nosotros es un gran placer tratar de unir diferentes experiencias para una proyecto digno de ser. Tiene que ser moderno, una experiencia que sea una película larga sobre la vida, la muerte, el amor, el odio, de todo”, explicó el líder de la banda.

Jay Rodríguez es un saxofonista y compositor proveniente de Colombia, nominado dos veces al premio Grammy y director de la agrupación Groove Collective. Sus raíces latinas están presentes en sus creaciones.

Proveniente de New Jersey, Victor Jones es el baterista de la banda de jazz. Su gusto por este instrumento surgió después de ver a Los Beatles en el programa The Ed Sullivan Show. Después de ser descubierto por el músico de jazz Lou Donaldson, llegó a formar parte de la gira de Stan Getz, reconocido como uno de los saxofonistas tenores más importantes de la historia de este género. A partir de ese momento, su carrera obtuvo reconocimiento internacional. “Con Victor Jones he trabajado muchos años. Desde los diecinueve años tocaba con él. Hemos grabado juntos y realizado ensambles de jazz”, comentó Jay Rodríguez.

Peter Drungle es el encargado de hacer sonar el piano para esta agrupación. Su música abarca desde los sonidos clásicos, como crear conciertos de Brahms, hasta llevar a cabo colaboraciones con artistas como Ornette Coleman y Sean Lennon.

La última pieza clave es Maxim Bogdanov, quien está a cargo de las imágenes que se proyectan. Además de colaborar con Vehicle of Ascension, trabajó con artistas como Moby y Michael Jackson. “Es una nueva experiencia al tener visuales. Maxim Bogdanov se dedica a hacer esto, y tiene otra experiencia en la forma que le gusta la música electrónica”, expresó el saxofonista de la banda.

Una vida llena de música

Después de dejar Colombia cuando era niño, Jay Rodríguez jamás abandonó sus orígenes latinos en Nueva York. “Si nunca hubiera estado aquí, no hubiera escuchado a Celia Cruz o hubiera tenido tiempo de tocar con Tito Puente y Paquito D’ Rivera. Ahora por primera vez hay una influencia mexicana muy fuerte, no solamente en Los Ángeles, sino en Nueva York. Hay muchos inmigrantes. Tengo muchos amigos mexicanos por acá, así que para mí es un gran placer”, explicó.


Para el líder de Vehicle of Ascension, el jazz es una parte importante de su vida. “Es el sitio más libre en que un músico puede estar. En el jazz sí se tiene que tocar en un nivel muy alto. Técnicamente, se pueden usar los conocimientos que se sabe de una tradición bien larga y grande. Es una música de libertad y un gran título. No todo mundo puede decir que lo toca. Es como un trago de ron. Se habla del corazón, del amor. El jazz es una cosa bien viva. Uno no se sienta atrás, a escuchar y a dormir. Creo que tiene todo en esos aspectos, y más que todo es un motivo de libertad del espíritu. Eso me encanta”.

Vehicle of Ascension le ha otorgado distintas formas para expresarse como artista. “No hay reglas, ninguna. Usamos toda la música que podamos entender. Nos ha dado una nueva consciencia de lo que estamos tocando. Tenemos una libertad en Vehicle of Ascension que no tenemos en nuestros grupos y eso es lo que nosotros encontramos más interesante. Tenemos sinceridad en el grupo. Eso atrae a las personas cuando nos escuchan temas que tienen más consciencia de la verdad, de quiénes somos nosotros, a quiénes estamos tocando sin prejuicios”.

A lo largo de su carrera, también ha participado en la creación de la banda sonora de las películas, experiencia que describe tener sus propias particularidades. “Hay veces en que el silencio es muy importante cuando estás escribiendo para películas. Es tan importante porque tienen diferentes componentes y dimensiones, como la expresión del director”. Sus composiciones han estado en películas como Faces of Change, The Legend, Bulgarian Ghetto, Mohamed Slavery Story, y Film Sound Bites. La música que creó para las películas Harlem with Strings y Salwa le ha traído grandes satisfacciones personales.

“Harlem with Strings es una película documental sobre la historia de Harlem en Nueva York, desde principio de siglo hasta nuestros días. Fue muy interesante componer música electrónica con las tecnologías. Es muy diferente. También me gustó una película que se llama Salwa. Es de la directora libanesa y colombiana Sara Harb. Se trata de la inmigración de personas de Líbano a Barranquilla. Me encantó porque mi esposa es de Egipto y usé música árabe con música española”.

La calidad de la música de Jay Rodríguez le ha otorgado el reconocimiento de la industria musical, al ser nominado en el 2000 y 2003 en la categoría de Mejor Solista Jazz en los premios Grammy. “Me sorprendió las dos veces que ha pasado, porque no sabía. Creo que eso viene después de tocar en tantos discos, en distintos escenarios y con diferentes artistas. Estoy muy orgulloso de eso. Nada más con estar nominado, significó mucho”. Asimismo, su otra agrupación, Groove Collective, fue nominada en 2007 en los mismos premios para la categoría de Mejor Álbum de Jazz Contemporáneo.

Trazando nuevas metas

El mensaje que Vehicle of Ascension da al público está presente en su propio nombre. “Salió de la idea de subir la consciencia a una cosa más grande, a hacer lo mejor posible para nosotros, a ser personas en nuestras vidas. Es parte de la ascensión, de sobrevivir, de vivir siempre atento a todas las diferentes partes de nuestra vida, de nuestros vecinos y ancianos, de los que acaban de nacer o están muriendo. Es para recordarnos que hay un plan más grande que no sabemos. No es nada religioso, pero uno debe ver que hay más energía en las cosas positivas en el mundo. Tenemos que pensar en ello para crear esas cosas en nosotros y poder seguir”.

Vehicle of Ascension tiene planeado grabar un disco, y existe la posibilidad de que sea en su presentación en el país. “Es posible hacer una grabación en vivo allá en el D.F. Estamos pensando muchas cosas, así que es probable hacer algo”.

“La idea de Vehicle of Ascension es usar la música como un vehículo para trascender y hacer que inspire. Con eso quiero invitar a la gente a que venga a inspirarse. La música tiene más que decir, y justamente eso hará las cosas visuales. Espero que las personas vengan a tener una experiencia y no sólo escuchar música”, concluyó Jay Rodríguez.

De Nueva York a México

Vehicle of Ascension recibió la invitación de tocar en el país por la invitación que Sara Valenzuela, artista mexicana y curadora del festival “Alterna Jazz”, realizó a Jay Rodríguez. “Es mi gran amiga. Al principio estaba pensando en qué iba a traer, así que empezamos a ensayar cosas Pete y yo. Le gustó mucho el proyecto. Es una gran oportunidad para tocar juntos y expresar nuestro mensaje afuera de Nueva York. Yo pude ir a tocar solo, pero ella siempre me apoya porque tengo ideas y me ha dado la oportunidad de abrirme“, explicó el artista que realizó dos colaboraciones para el último disco de ella.

Para Jay Rodríguez, ésta no es la primera vez que pisa suelo mexicano. Anteriormente se había presentado en otros lugares de la república como Guadalajara, y en esta ocasión realiza dos presentaciones en la Ciudad de México. La primera fue en el “XI Encuentro Universitario Internacional de Saxofón México”, organizado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). “Para mí será interesante, porque es la primera vez que Latinoamérica tiene una convención de saxofones. Es maravilloso”, comentó. Su participación fue el 7 de diciembre, donde también estuvieron Sam Newsom, Remi Álvarez, Roberto Benítez Alonso, Sofía Zumbado, entre otros artistas más.

La segunda presentación es en “Alterna Jazz”, casi una semana después de tocar en el encuentro de saxofones. “Me voy a quedar para pasar un tiempo en la música que vamos a hacer y esperar al concierto”.







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