PASIÓN POR LA DOCENCIA Y LA VIDA: ISABEL REYES LAGUNES


Por Jazmín Zavala H.
México (Aunam). Nadie se imaginaría que detrás de una académica tan reconocida con el nombramiento de Profesora Emérita, existe una mujer que a pesar de su extensa trayectoria laboral y docente, abra su corazón y el baúl de sus recuerdos para narrarnos los hechos que marcaron su vida y que hacen de ella un ser humano único.

Con su amable y eterna sonrisa, me recibió una mujer de estatura media, complexión muy delgada, ojos pequeños y cabello rubio cuidadosamente peinado. Lucina Isabel Reyes Lagunes, “Isa”, como todos la llaman, irradia energía, su piel arrugada y su mirada cansada no le impiden compartir su frescura y optimismo.

El encuentro

Su oficina, ubicada en la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), delata su amor por el trabajo pues ese pequeño cuarto parece su segunda casa, contiene decenas de fotografías que relatan, por sí solas, la vida profesional y personal de la doctora Reyes Lagunes.

En una de las paredes, en espera de ser también portadora de un pedazo de su historia, se encuentran los dibujos que su nieta Mariel, su mayor alegría y adoración, le hizo en sus primeros años de vida, uno de ellos firmado con la frase “para abuela”.

Maricela Martínez, colaboradora de investigación con la doctora, asegura que lo más importante para la profesora emérita es su familia y, en especial sus nietos, pues su sueño más grande era conocerlos y verlos crecer: “con ellos es extremadamente cariñosa y consentidora, siempre nos mantiene al tanto de su desarrollo social y biológico”.

A pesar de haber pertenecido a una de las primeras generaciones de psicólogos universitarios, que aún no tenía un objeto de estudio claro, la profesora Reyes fue merecedora, el 28 de marzo de 2008, del emeritazgo otorgado por la UNAM, cargo que reciben profesores e investigadores con una larga trayectoria, en reconocimiento por sus méritos en su área de estudio o aportaciones a otros campos.

Sin importar que al principio su generación no tuviera un propósito definido, actualmente la emérita cuenta con líneas de investigación en Cultura y Personalidad, Etnopsicometría y Psicología Política.

Ha recibido diversas distinciones como la Medalla Gabino Barreda por Estudios de doctorado, y Distinción por Aportaciones a la Psicología de la Universidad de Las Américas de Cholula Puebla, Premio Creadores de la Psicología Social por parte de la Asociación Mexicana de Psicología Social, Premio Sociedad Interamericana de Psicología, entre otros.

Entre sus publicaciones y colaboraciones más importantes se encuentran: El desarrollo de la personalidad en dos culturas: México y Estados Unidos; El impacto de la televisión educativa en el desarrollo infantil; Evaluación de Plaza Sésamo en México; La personalidad del mexicano, entre otras.

“Cuando entré a la UNAM, fue difícil pues yo fui parte de la tercera generación de la carrera de Psicología y muchos de nosotros no sabíamos a qué veníamos. Tuve una gran suerte porque desde el principio formé un grupo de estudio interesante en el que encontraría a mi primer esposo, René Ahumada, quién hizo dos grandes aportaciones a mi vida: mis dos hijos”.

“Nunca nos autonombramos pero éramos un grupo que llamaba la atención, eso me permitió involucrarme rápidamente con la UNAM y comenzar mi trayectoria”, cuenta la profesora emérita.

Chilanga por adopción

La doctora es tamaulipeca, norteña de nacimiento pues creció en el norte del país, y chilanga por adopción pues llegó a la Ciudad de México a estudiar la preparatoria y a quedarse por amor a su profesión, misma que le permitió conocer a su “Padre Intelectual”, Rogelio Díaz Guerrero, quién se ganó el cariño de “Isa” por apoyarla y creer siempre en ella, razón suficiente para llamarlo Padre.
Plaza sésamo en México

Al hablar de sus investigaciones y publicaciones, la doctora alza la voz y narra su experiencia con el trabajo que marcó su vida, sus palabras y tono reflejan el orgullo y alegría de haber colaborado con su “Padre intelectual” para cambiar el rumbo del desarrollo infantil en México:

Mi “Padre intelectual” Díaz Guerrero y yo somos los culpables de que haya existido Plaza Sésamo en México. Vivía en Texas cuando mi hijo mayor tenía dos años y medio y veía Sésamo Street, versión estadounidense del proyecto.

El hecho de que mi hijo comenzara a hablar inglés rápidamente con ayuda del programa me impactó y se me ocurrió traerlo México, porque me preocupaba el desarrollo de los niños mexicanos.

Después de una competencia reñida entre diversas naciones latinoamericanas como Brasil, Argentina, Chile y nuestro país, ganamos la transmisión de Plaza Sésamo, su traducción y adaptación viene de la existencia en toda Latinoamérica de plazas en donde hay “tienditas y escuelitas”, narra la profesora emérita.

Turismo académico

La mayoría de las fotografías que se encuentran en la oficina de la doctora, retratan los viajes que realizó a diversos lugares del mundo como China, Estados Unidos y varios países latinoamericanos. La historia detrás de esas imágenes y algunas anécdotas que marcaron sus visitas fueron reveladas:

Viajar te enseña mucho, mis viajes eran de trabajo, pero también existe el turismo académico; es decir, utilizas el pretexto de irte a un congreso y te tomas algunos días más para descansar y conocer el lugar, dice la doctora, y ríe como si quisiera revivir aquellos momentos.

No quiero ser presumida pero podría casi jurar que conozco toda América, esto gracias a las reuniones y conferencias de la Sociedad Interamericana de Psicología, de la que fui la primera mujer Presidenta.

Practicaba este tipo de turismo porque el salario universitario no te hace rica, yo supe que existía la primera clase en los aviones por suerte, pues mi boleto se revendía y me pasaban a esa zona. En ese tiempo, los únicos dos viajes que hice fuera del campo académico o laboral, fueron mis dos lunas de miel, porque me casé dos veces.

Cuando era joven y me estaba divorciando conocí muchos lugares pero no tenía dinero para llevarme a mis hijos por lo que me remordía la conciencia y no iba a turistear, mis padres eran quienes los cuidaban. Ahora las cosas cambiaron y viajo mucho por placer, recuerda y cuenta la aún catedrática de la UNAM.

La muerte

Los pequeños ojos brillantes de la doctora se llenan de lágrimas al recordar el momento más difícil de su vida:

La muerte de mi Maestro Díaz Guerrero fue la locura, ¡que cosa tan monstruosa! Él estaba viviendo en Cuernavaca y yo iba en el carro a verlo cuando me llamaron para decirme que había muerto. Son de las peores cosas que te puedan suceder.

Mi “Padre intelectual” siempre fue muy positivo y la última vez que lo vi propiamente dicho, fue aquí afuera de mi oficina y me dijo: “hija, me van a operar pero aún tengo muchos años para vivir”. Pactamos un encuentro pero nunca llegó….

La doctora suspira y retiene las lágrimas que quieren salir de sus ojos, mismos que reflejan el dolor y la tristeza que su corazón siente al revivir esa pérdida.

¡Que me digan maestra!

En contraste con el momento anterior, la sonrisa de “Isa” regresa a su rosto, su mirada de nuevo se ve entusiasta y alegre cuando nos habla del motivo por el cual vive:

¡Me encanta lo que hago! Estoy enamorada de la psicología pero también de enseñar y de que esto tenga impacto en la gente y mientras yo tenga vida lo seguiré realizando.

Es impresionante saber cuántas personas pasaron por mis manos, hay quienes me han de odiar pero hay otras que cuando me encuentran y me reconocen me llenan de alegría porque aún me llaman “Maestra”.

Me llena de felicidad cuando caminando en un centro comercial buscando regalos para Navidad, se me acerca alguna persona para decirme: “¿le puedo presentar a mis hijos?, porque yo les he hablado de usted.

Eso me inyecta toda la vida, ¡eso es lo que te mantiene hija! Otra cosa que me mantiene viva es que me busquen mis ex-alumnos para dirigirles sus trabajos de doctorado o la Maestría o la Licenciatura, ¡es una maravilla!, relata con alegría la también investigadora.

Areli Reséndiz quién es asesorada por la doctora Reyes Lagunes asegura que a pesar de sus múltiples reconocimientos y su nombramientos, muestra humildad y preocupación por los demás ya que lo que la mantiene viva es transmitir sus conocimientos e impulsar y asesorar a jóvenes que están interesados en obtener grados mayores en sus estudios.

Últimos sueños

La edad avanzada de la doctora Isabel Reyes Lagunes y la enfermedad que invade su cuerpo, de la cual prefiere no hablar, no le impiden hablar del futuro:

Académicamente quiero seguir siendo alguien a quien busquen y que sirva lo que estoy haciendo. Ya les he dicho a mis amigos e hijos que el día que ellos noten que ya no soy la misma Isa, que ya no tengo la misma memoria y que ya no soy productiva, que me amarren a la pata de la cama y no me dejan salir, yo quiero y espero ser lo suficientemente consciente e inteligente para darme cuenta cuando empiecen a bajar mis habilidades.

Quiero seguir ayudando y aportando, lo que me falta es ver crecer a mis nietos, espero tener la suerte de mi madre pues ella vio crecer a sus nietos y bisnietos, esta es la mayor ilusión de mi vida, ver cómo se desarrollan y, por qué no, hasta conocer a sus esposas. También quiero seguir siendo parte de la vida y de la gente, cuenta “Isa” y mira hacia la pared que resguarda sus fotografías como si anhelara que su vida no terminara nunca.

Un nombre por tradición

En este momento de la entrevista, tengo curiosidad por saber por qué el primer nombre de “Isa” nunca aparece, lanzo la pregunta y la doctora sonríe:

Mi madre también se llama Lucina aunque nunca le gustó el nombre. A mí me lo pusieron por tradición pues antes un hijo llevaba el nombre del papá y cuando supieron que sería mujer, mi padre quiso que me llamaran Lucina.

Aunque mi madre no estaba de acuerdo, en ese tiempo contradecir a un marido era imposible e imperdonable, entonces me lo pusieron. Cuando nací, el ginecólogo dijo “acaba de nacer Isabelita” y mi madre se agarró de eso para llamarme también Isabel, narra y ríe la profesora emérita, pues asegura que nadie la conoce por el nombre de Lucina.

Torneo familiar de boliche

Yo juego boliche, comencé a jugar por mis hijos porque ellos querían hacerlo, yo siempre me despertaba muy temprano pero mi marido no y menos los domingos que era cuando jugaban los muchachos, entonces realizar esa actividad le permitía a mi marido dormir hasta tarde y a mis hijos, entretenerse, así se creó un torneo familiar en el que participé.

París, mi destino por costumbre

El lugar favorito de la doctora es París, pues dice que siempre tuvo la esperanza de conocerlo, se moría por ir allá donde los sueños y el amor nunca terminan:

Todos mis vuelos pasan por Francia, yo no sé por qué, fíjate, yo voy a Alemania y tú crees que tengo que bajarme en París y quedarme unos días ahí, a cualquier lugar que vaya, siempre mi avión se detiene en ese lugar. Esta ya es una costumbre que forma parte de mi vida relata “Isa”, y me muestra algunas fotografías que se tomó en el “País del amor”.

Hotpants

Al parecer, la profesora emérita fue una diva de la moda, ella cuenta cómo a pesar de su actual apariencia que denota conservadurismo, en su juventud utilizaba las prendas novedosas de la época:

De jovencita yo me vestía muy a la moda, ahora soy tradicional pero en esos tiempos, en los años 70, aparecieron los hotpants (shorts “cacheteros”), y luego uno no se fija y es ignorante, entonces fui a trabajar a Estambul con el padre de mis hijos y al bajar en un elevador un hombre gritaba repetitivamente ¡Mama mía!, lo cuál me hizo sentirme ofensiva y vulgar.

La reacción de aquel individuo me asustó tanto que durante mi estadía en ese lugar, no volví a subirme a ningún elevador por miedo a causar la misma sensación en otros sujetos, narra la catedrática y se carcajea pues hace una comparación con mi atuendo juvenil advirtiéndome de ese tipo de hombres.

Maestra Mafalda

El hecho de que “Isa” no soporta las sopas es tan famoso que muchas tesis están dirigidas a ella con la leyenda “A Mi Maestra Mafalda”, he aquí la historia de esta analogía:

Yo no soporto las sopas, ni las como, y cuando visito Argentina, me encuentro con la revista de Mafalda, la conozco y ¡Santo Dios! Esta comparación comenzó a hacerse muy famosa. Una tesis de doctorado incluso, tiene en el espacio de agradecimientos, un dibujo de este personaje con mi cara. ¡Imagínate nada más!

La música de Frank Sinatra

La música clásica y romántica me vuelve loca, soy una adicta a la música yucateca, todos y cada unos de los discos que existan de ese género los tengo.

Soy muy adicta a Frank Sinatra, cantante y actor estadounidense, su música me gustó desde jovencita y tengo todos los discos que te puedas imaginar de él, y afortunadamente sus canciones siguen vivas gracias a los nuevos artistas que hacen propuesta más modernas de sus obras.

La música clásica es mi pasión. Yo aprendí a tocar el piano antes que a leer y escribir. Ahora sé leer y escribir, no sé tocar el piano, y esto jugó un papel muy importante en mi gusto por este género, asisto regularmente a conciertos en la sala Nezahualcóyotl de la UNAM, así que ahí me verán casi siempre.

Comida japonesa

Fui a Japón hace muchos años, cuando estaba en un proyecto, haciendo un libro acerca de una investigación. La primera reunión fue aquí en México y yo procuré que los colaboradores extranjeros se hospedaran en hoteles que utilizábamos los mexicanos, ubicados en la Zona Rosa, y los llevaba a restaurantes comunes.

Entonces, mi amigo japonés Takashi Tsukamoto hizo lo mismo, la reunión fue en Japón, y nos llevó a hoteles y restaurantes comunes y ¡ándale!, ¡que probé su comida! Y lo que en México había probado en restaurantes japoneses, no tiene nada que ver con su pinche comida japonesa ¡casi me muero! ¡Allá te tienes que comer pedazotes de pescado crudo!

¿Reconocimiento por hacer lo que más me gusta?

Desde que conocí a la Profesora Isabel Reyes Lagunes, surgió una duda muy interesante, muchas personas tienen metas desde que nacen pero otras no se imaginan el futuro que les espera, en el caso de esta maravillosa mujer su respuesta a la pregunta ¿alguna vez se imaginó llegar tan lejos?, fue la siguiente:

No hija, para qué es más que la verdad, siempre me gustó lo que hacía pero nunca pensé que alguien fuera a reconocer lo que hacía porque hago las cosas con tanto gusto que no me lo esperaba.

Un día un alumno me preguntó ¿y por qué no fue directora de la Facultad de Psicología?, entonces me puse a pensar, a mí nunca se me ocurrió ser Directora y yo nunca he estado en una terna para serlo, y no es porque nunca haya sonado mi nombre, todavía sigue sonando, todo el tiempo, cada que hay elecciones suena.

Acepto ir a entrevistas que tienen que ver con el tema de elecciones o administración pero lo hago no porque me interese ganarlas, sino porque a veces se tratan de aportaciones académicas y lo he hecho con mucho gusto.

Conozco a miles de personas que desde que están estudiando piensan en cómo quedar en un puesto administrativo y a mí nunca se me ocurrió. Cuando recibí el emeritazgo me sorprendí muchísimo y me dio mucho gusto y lloré porque es un honor y es padrisísimo.

Un hasta pronto

Había transcurrido más de una hora y media cuando la doctora se dio cuenta de que su agenda esperaba, casi sin quererlo, se despidió pues algunas llamadas y personas aguardaban por ella. Me dijo con amabilidad que si necesitaba algo más, no dudara en ir a visitarla lo cual me dio la impresión de que aún tenía mucho por contarme.

La profesora emérita volvió a su rutina diaria pero con una mirada risueña y jovial pues sus recuerdos más íntimos habían sido recordados y revelados.








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