MUERE ERNESTO DE LA PEÑA, ESCRITOR Y LINGÜISTA MEXICANO

Por Paulina Landeros Alvarado,
México (Aunam). Ernesto de la Peña, ganador del XXVI Premio Internacional 'Menéndez Pelayo' (2012), falleció a sus 84 años de edad por causas naturales. Consuelo Saizar, presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), escribió en su cuenta de Twitter: "Ha muerto Ernesto de la Peña. Las letras mexicanas, la patria de la ñ, están de luto: pierden a uno de sus mayores estudiosos".

Fue un hombre de gran brillantez, un políglota consumado, un hombre de un conocimiento lingüístico muy extenso de lenguas modernas y antiguas, expresó Gonzalo Celorio, integrante de la Academia Mexicana. “Estaba enfermo. A veces se presentaba en la Academia con un tanque de oxígeno, tenía problemas de riñón, se estaba tratando con diálisis, pero aún así ahí estaba presente”.


De la Peña recibió un homenaje post mortem por parte del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), en el Palacio de Bellas Artes.

El licenciado en Letras Clásicas por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM dedicó un gran porcentaje de su vida a la comprensión de 33 idiomas. Realizó estudios de chino y sánscrito en el Colegio de México (Colmex), y trabajó como traductor de griego y latín en la UNAM. Sus restos serán velados en el Panteón Francés del Distrito Federal”, declaró su viuda María Luisa.

El filólogo, quien fue nombrado miembro de la Academia Mexicana de la Lengua el 14 de enero de 1993, también obtuvo el XXVI Premio Internacional Menéndez Pelayo gracias a la difusión que les dio a las nuevas generaciones, en cuanto a cultura se refiere.

Fue el ganador del Premio "Xavier Villaurrutia" por la obra Las estratagemas de Dios, así como de la medalla conmemorativa por los 3000 años de Jerusalén que designa la embajada de Israel en México. Era miembro honorario del Seminario de Cultura Mexicana.

Recibió, en el 2003, el Premio Nacional de Lingüística y Literatura; y, en el 2007, Fue miembro del Consejo de Ópera del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y miembro del Consejo Consultivo del Archivo General de la Nación.

Sus obras más reconocidas incluyen los cuentos de Las estratagemas de Dios (1988) y los de Las máquinas espirituales (1991); la novela El indeleble caso de Borelli (1991); el poemario titulado Mineralogía para intrusos (2005); y los ensayos El centro sin orillas (1997), La rosa transfigurada (1999) y Castillos para Homero (2009).

El erudito de las lenguas clásicas y modernas de toda índole trabajó como traductor de la secretaría de Relaciones Exteriores y de la de Hacienda y Crédito Público.




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