ENTREVISTA CON UN CANALLA: ROBERTO G. CASTAÑEDA

Por Juan Tototzintle Nava
México (Aunam). Roberto García Castañeda en la actualidad es editor de la sección deportiva del diario El Gráfico, que circula en el Distrito Federal y área metropolitana. Además, todos los jueves, escribe una columna titulada Manual para canallas en la misma publicación.

Su nombre completo es Roberto García Castañeda, sin embargo lo cambió para firmar sus escritos, pues cuando ingresó a El Gráfico, había dos Robertos Garcías y uno más en un periódico de la competencia, así que a partir de allí todos empezaron a conocerlo como Roberto G. Castañeda e incluso sólo como Castañeda.

El primer contacto

Estudió la licenciatura de Periodismo y Ciencias de la Comunicación en la Escuela Nacional de Estudios Profesionales (ENEP) de Acatlán, hoy conocida como Facultad de Estudios Superiores (FES). Comenta que cuando lo dice siempre le cuestionan “ah, ¿estudiaste dos carreras?”, y el responde “no, es una misma”, pues ese era el nombre que tenían sus estudios en la generación que él la cursó, de 1988 a 1992.

“Empecé por un mero accidente”, señala acerca de sus inicios en el periodismo. “Mi maestro nos dejaba tareas, entonces a mí se me ocurrió entrevistar a Eugenia León, fue una entrevista de semblanza”. Desde allí ya comenzaba a marcar la diferencia en sus escritos: “todo mundo entregó una entrevistita como de dos cuartillas, yo entregué una entrevista como de cuatro cuartillas; le gustó mucho a mi maestro”.

Su profesor trabajaba en el ya desaparecido El Nacional y le preguntó “¿Te la puedo publicar?” y él aceptó. “Un día me dijo ‘oye, ven, va a pasar tu entrevista mañana’”. El día que salió publicada, la madre de Castañeda compró diez periódicos.

La satisfacción de Roberto Castañeda fue grande, pues además de ver su primer trabajo publicado, comenta que su maestro “después me llamó para decirme que fuera a cobrar y me la pagaron”. Posteriormente se dio a la tarea de entrevistar a varias artistas de aquella generación: “como yo tenía la intención de entrevistar cantantes, pues siempre me ha gustado mucho la música, entonces, platicando con él (su profesor), surgió la idea de entrevistar a varias”.

Destacaron además de Eugenia León, Betsy Pecanins y Guadalupe Pineda; sus entrevistas eran semanales y se las publicaban a dos páginas. Estos fueron sus inicios en el periodismo, sobre esto reflexiona: “Empezó como una tarea, pero acabó como un trabajo y aparte me lo pagaron”.

Para entonces ya estaba en el tercer año de su carrera; su profesor se cambió de publicación y le dio trabajo como reportero, aunque no directamente con él. ”Me dijo ‘oye, están buscando un reportero, ¿no quieres venirte para acá?’”. Castañeda habló con el jefe de la sección y se quedó.

La trayectoria

Como colaborador en El Nacional estuvo alrededor de medio año y ya trabajando de fijo con sueldo y horario fue en 1991. De ahí pasó al Esto, medio en el que permaneció aproximadamente cinco años y de allí pasó a La Prensa como editor de un suplemento.

Cuando vendieron este periódico a Mario Vázquez Raña, Roberto Castañeda permaneció un año más y de ahí migró a El Gráfico donde permaneció dos años. De allí se fue como co-editor a un nuevo periódico llamado México Hoy, que comenzó justo el día que se jugó la final del mundial de Francia 98, proyecto que duró cuatro años y medio.

Al término estuvo un año sin trabajo fijo, pero colaboraba en publicaciones como el diario Reforma y las revistas Switch y Rolling Stone; además combinaba estas actividades con su participación en la producción de las películas Matador y Zapata, este último filme de Alfonso Arau. Regresó a El Gráfico en 2004 donde hasta la fecha permanece.

Realización

El entrevistado es un hombre seguro de sí mismo, así lo demuestra en sus movimientos y sus gestos, así como en sus actitudes para con los demás. Aunque hay personas que opinan lo contrario, él no es presumido ni arrogante, sólo está consciente de lo que sabe y nunca se hace menos.

Este hombre que vive en la cuarta década de su vida se siente realizado como periodista, pues hace lo que le agrada: “a mi me gusta mucho editar y sobre todo escribir mi columna, es lo que más me motiva”. Añade: “Profesionalmente me siento muy bien y también a nivel personal me siento muy a gusto porque mi columna me ha dado muchas satisfacciones”.

Como editor, coordina una sección sobre un tema que a él le apasiona: los deportes; como columnista disfruta de la libertad que este género periodístico ofrece.

El columnista

Sobre su columna Manual para canallas afirma: “me ha ayudado a conocer a mucha gente de cerca. Con esto me refiero a que gente que no me conoce me escribe como si fuera yo su cuate, como si fuera un amigo, entonces eso me hace sentir muy pleno como persona”.

El título, contrario a lo que muchos piensan, no se refiere a cómo ser mala onda con las chicas, más bien surge del título de una canción de Joaquín Sabina, uno de los cantantes favoritos del periodista. El éxito de ese espacio es que combina situaciones que le han ocurrido al autor o a gente que él ha conocido, lo cual logra crear empatía con el lector. Además en ella Castañeda plasma sus dotes literarias.

Gustos y disgustos

Lo que más le gusta del periodismo es que es una profesión apasionante y que le ha ayudado a acercarse al corazón de la gente. Señala que “tu trabajo como reportero, como periodista puede ser un poco frío, pero cuando encuentras el vehículo en la forma de comunicarte con la gente, de igual a igual, es cuando te das cuenta de cuanto sirve el periodismo”.

Indica que escribir es como dar clases, pues “lo que yo escribo creo que incide mucho en la gente, en su forma de pensar, si no les causa una lágrima o una risa, les causa una reflexión”; ahí se cumple el objetivo del periodismo. “Estás sembrando una semillita”, señala el entrevistado y añade “les das herramientas para crecer como personas”.

En el polo opuesto, lo que más le disgusta del periodismo es la deshonestidad; “desgraciadamente son vicios que trae mucha gente; hay personas que cobran por sus notas, ahí se pierde la esencia del periodismo que es el comunicar con honestidad, el ser congruente contigo mismo”

Indica que puede soportar muchas cosas: “que haya gente autoritaria, que haya gente incapaz”, pero cuando no hay ética es cuando le molesta y remata “lo que no soporto es la deshonestidad”.

Sobre los embutes opina “es lo más deplorable que hay en este medio, porque si aspiramos a un periodismo decoroso, a un periodismo honesto, no puede existir algo así. Lo entiendes cuando estás dentro”. Afirma que por situaciones así se entiende porque el Partido Revolucionario Institucional (PRI) permaneció tanto tiempo en el poder y porque somos un país así de corrupto.

Señala que no hay un respeto por la profesión y que en otros países sí existe un verdadero periodismo de investigación, por ejemplo en Inglaterra, España o Estados Unidos, en este último un ejemplo claro es el periodismo que se hace en The New York Times, donde se documenta que la guerra es un negocio, y se ve como estuvo involucrada, por ejemplo, la familia de Bush en la guerra de Irak. “Aquí yo no he visto que alguien diga – muy poco- ‘hubo un caso de corrupción en tal lado’ y que documenten precisamente ‘por esto, por esto y por esto’ y ‘está involucrado este funcionario’”.

Trabajo absorbente, no peligroso

Su labor es absorbente: “desde que me levanto ya estoy checando los portales: El País y Marca de España, Clarín y Olé de Agentina, Récord y Medio Tiempo de México, así como El Universal y Milenio”. Por su trabajo tiene que revisar varios medios deportivos, además de los que a él le interesan. “Desde que te levantas ya estás trabajando”, afirma; comenta que diariamente le dedica en promedio 16 horas a su trabajo y a veces hasta 18; “estas pensando siempre en tu trabajo y siempre estás allí”.

A su familia le dedica poco tiempo, prácticamente sólo sábados y domingos. Es separado y tiene dos hijos. Sobre esa situación comenta: “Hay muchos divorcios en el periodismo, ¿por qué?, porque es una carrera muy alcahueta. Por ejemplo uno de mis jefes tenía cuatro divorcios. El periodista es muy bohemio, digamos, entonces esto genera muchas separaciones”. Cuenta que es común que haya fiestas y alcohol en ese medio.

No considera que su trabajo sea peligroso; asevera que respeta mucho a la gente que labora en los diarios de provincia, como en Ciudad Juárez, Guerrero o Chiapas, “hay periódicos muy serios y hay personas que sí ponen en riesgo su vida todos los días”. Comenta que él afortunadamente siempre ha estado en “secciones muy nobles”, lo que llaman información ligera o soft news donde los riesgos que se corren son los menos. “En provincia hasta los presidentes municipales mandan matar a los periodistas”.

En el ambiente que él se ha desempeñado, una anécdota que recuerda fue cuando salió el disco de Gloria Trevi, La papa sin catsup, y en Reforma le encargaron que hiciera una crítica de esta producción discográfica, entonces se dedicó a analizar cada canción, la métrica, las letras, las orquestaciones. Fue muy incisivo: “le di una arrastrada, pero arrastrada”; causó mucho revuelo y hasta salió en portada; al grado que Sergio Andrade (representante de Trevi) llamó al diario para quejarse y mandó una carta a Reforma para que la publicaran, donde decía que “cómo era posible que un tipo como yo, que no sabía apreciar los géneros musicales…” y agrega “le fue muy mal al disco, sus metáforas eran muy pobres”.

El editor

Siempre le gustó el deporte, desde niño. De pequeño era seleccionado en béisbol, en futbol y en atletismo, además jugó voleibol, futbol americano y tenis. Entonces estaba familiarizado con todos los deportes y además se sabía las reglas.

Le apasionaba la música y esa era su fuente principal, sin embargo cuando estando en El Gráfico le ofrecieron otro trabajo con mayor paga, acudió a dar las gracias a su medio, pero la directora le hizo una contraoferta con ese mismo sueldo que le ofrecían en el otro diario, pero quedándose en otra sección: deportes. No lo pensó dos veces y aceptó. Ingresó a la sección deportiva en el Mundial de futbol de 2006.

Como editor de la sección da órdenes de trabajo a sus reporteros y prioriza la información, elige la nota del día y las secundarias. “Normalmente tienes 30 notas, de esas 30 alcanzas a meter 10 ó 15, entonces tienes que hacer una selección muy acertada de lo más relevante”.

Además de las notas asigna trabajos especiales y entrevistas. Aunque su puesto es de “editor”, en realidad coordina todo el trabajo de la sección. Luego se pone de acuerdo con el diseñador para definir la cuestión de qué imágenes se usarán para ilustrar las notas. Por último se define la cabeza con base en las notas e imágenes. Se tiene que lograr una sincronía con el equipo de trabajo.

Imagen del periodista

El editor y columnista, el día de hoy en particular ha dejado sus casi inseparables tenis Converse para usar unos zapatos negros más formales, mismos que combina con un pantalón de mezclilla azul marino y una camisa a cuadros rojo con blanco; opina que la imagen física y vestimenta nada tienen que ver en la obtención de la información: “hay otros elementos, lo más relevante es tu esencia, tus códigos de ética”.

Niega que sea verdad el “como te ven te tratan”, porque “si tú eres una persona inteligente, si tú eres un periodista agudo, con una formación sólida, eso te va a sacar adelante”.

Indica que vestir de traje y corbata se estilaba antes y que actualmente al parecer sólo Reforma conserva ese código de vestimenta pues argumentan que los reporteros son la imagen del periódico. Difiere: “La imagen del periódico no es uno como persona, es uno como profesional. Si tú eres un buen profesional tu trabajo es lo que te va a respaldar”. Castañeda es contundente con esta declaración: “La imagen de un periódico es el trabajo de su gente, es su información, no es como vayan vestidos los empleados”.

Después de finalizar la entrevista, continúa con sus múltiples ocupaciones, pues actualmente trabaja en la elaboración de su primer libro, que es una recopilación de sus columnas, o, dicho en otras palabras, se trata de todo el Manual para canallas pero en formato de libro, ideal para todo aquel que se quiera convertir en canalla, pero no en cualquier tipo, sino en uno como él, el único canalla buena onda: Roberto G. Castañeda.






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1 comentario:

  1. Me gustó mucho la entrevista y conocer cómo piensa Roberto G. Castañeda, me ha emocionado y cautivado.
    Felicidades por la nota.

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