CIRCO DE VERDAD, NO DE MENTIRITAS

Por Yarely León Mogica
México (Aunam). La música de metal retumba a todo lo que da, dentro de este circo griego; pero no se trata de un concierto, ni mucho menos teatro, no es tampoco un lugar fuera de lo común, ni un país alejado de la realidad: es la Arena Coliseo en la Ciudad de México.

Al centro del lugar se baten a “muerte” el Stuka Jr. contra Holligan, y la gente se prende. Holligan muestra la parte trasera de sus calzones donde se alcanza a leer “abre los ojos” y un señor grita a todo pulmón “¡Chingas a tu madre!” seguido de chiflidos y un breve “olé, olé, olé”.

Los vendedores eran de esperarse, pues mientras algunos alaban a su luchador favorito, éstos ofrecen a grito abierto sopas Maruchan, cervezas Corona, papas adobadas y clásicas por lo que en el lugar se mezclan los ruidos y olores.

En la arena, ahora luchan Valiente contra Pólvora, Stuka Jr. contra Skandallo y Fuego contra Holligan, después ya no se entiende el orden de pelea, todos se lanzan contra todos en el ring. Mientras que uno se derriba a otro, los abucheos y los bullas se encienden entre los aficionados que no tienen límite de edad.

Un niño cerca del cuadrilátero toca a su héroe y le grita con euforia “¡Valiente, Valiente!”. Justo cuando el luchador intenta quitarle la máscara a su contrincante la gente se levanta de sus asientos, la muchedumbre encaramada en el segundo piso de la Arena, se pega a la tela de alambre y lo apoyan con un “¡ra, ra, ra!”.

“¿Quieren circo?”, parece decirle Valiente a la masa, “¡Queremos circo!”, parecieran contestar, “¡Pues vamos a darles circo!” Respondieran mudamente y con acciones los luchadores y en un instante la máscara del contrincante ya no está en su lugar, es entonces cuando el Stuka Jr. se cubre el rostro y se tira al suelo de la Arena, lugar donde un día se diera la lucha final entre Tarzán y el Santo.

El Stuka Jr. ha perdido la máscara y un niño de nueve años le grita a Valiente “Puto, ya te ví” en el momento que impera un silencio sepulcral, cosa que causa gracia a la audiencia que comienza a reír a carcajadas.

Inaugurada en 1943, la Arena Coliseo, no deja de ser el lugar que alberga a los amantes de la lucha libre, quienes cada domingo o martes a partir de las 17:00 horas asisten al gran circo montado dentro de ésta carpa de concreto, instalada en calle de Perú número 77, en la colonia Centro.

Los ganadores, no siempre son los que reciben más apoyo, sino los que generan más adrenalina entre la muchedumbre. En tanto que las mujeres que salen a anunciar el término de cada round, también son de esperar; los hombres lanzan chiflidos, quisieran atravesar medio lugar para alcanzarlas y observarlas “de cerquita”.

La Arena se convierte en un espacio para sacar el estrés, para hacer creer, por un rato, que la lucha libre es real y no mero teatro, para saber que la carpa y el circo son de verdad y no de “mentiritas”.






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