XALPA, DE TOUR POR EL JARDÍN BOTÁNICO


Por Tania Caldiño Díaz
México (Aunam). Alrededor de 80 alumnos de primer año de la escuela Secundaria Xalpa, ubicada en la delegación Iztapalapa, llegaron al Botánico (JB) del Instituto de Biología de la UNAM con el fin de conocer un poco la biodiversidad de México y divertirse un rato en compañía de sus amigos.

Mientras los guías Jerónimo Ramírez y Carlos Bravo preparaban todo para el recorrido, las profesoras de Xalpa se ocupaban de tranquilizar la adrenalina de los jóvenes. Las niñas iban en grupos de tres al baño, otras más posaban para la foto de Facebook. Cerca de ellas, una docente regañaba a otros por masticar chicle, por no traer el uniforme completo o por sus “rebeldes” cortes de cabello.

Paradas llenas de saber

La primera sección a conocer fue la de plantas medicinales. Ahí se pueden observar ciertas plantas que ayudan a la salud de forma natural como: el eucalipto, la yerbabuena, la sábila, el romero, el epazote, etc. para curar la gripa, tos, calmar quemaduras, dolor de estomago y demás.

Los chicos daban ejemplos acerca de algunas plantas que ocupan en sus casas para curar los dolores de panza, la tos, para sacar las lombrices y para la comida.

La segunda parada dentro del recorrido fue en el Invernadero. Al entrar los chicos estaban impresionados por el olor y la humedad del ambiente puesto que la mayoría de las plantas ahí resguardadas son de clima tropical, por lo tanto tienen que estar a una temperatura diferente.

Jerónimo Ramírez narraba la historia de algunas plantas, por ejemplo la ceiba, que incluso es sagrada para los mayas. Los chicos prestaban poca atención, se mostraban más interesados en sacar fotos a todas las plantas, a tomar nota de los nombres de cada una. Algunos alumnos, discretamente, pasaban la palma de sus manos para sentir la textura de las flores y hojas.

Al percibir el poco interés por su explicación, el guía decidió hacer una ronda de preguntas lo cual logró de nuevo captar la atención. Preguntó sobre los tipos de frutos mexicanos que existen y explicó las diferencias entre fruto, semilla y raíz.

Al final de esta vereda se encuentra un estanque que ayuda a abastecer un poco de agua al lugar y al que las personas arrojan monedas para tener buena suerte o pedir deseos; pero el guía destacó que lanzar cualquier objeto de metal daña de manera severa a la naturaleza: “Cuidemos la naturaleza, chicos, de ella es que vivimos”.

El recorrido sigue por la sección de arboles, el área es muy abierta y se encuentra una gran diversidad, entre ellos: Ahuehuetes, encinos, pirules y cipreses. Algo muy llamativo en esta zona son los poemas que están escritos en cortezas de árboles cortados.


El guía invitó a los jóvenes y profesoras a sentarse en el pasto, puesto que era momento de que se convirtieran en árboles, esa actividad acercaría a los chicos a formar parte de la naturaleza; el objetivo de la dinámica era percibir los sonidos y el aire de su alrededor. El silencio se convirtió en el adorno de aquellos chicos convertidos en árboles, al terminar todos se estiraron y brincaron.

La última sección a conocer fueron los agaves. El recorrido por esta zona trato de ser rápido ya que el sol se encontraba en su punto máximo y el calor comenzaba a hacer de las suyas.

“El Kioto es el fruto de los agaves, gracias a él se obtiene el agua miel” explicaba Jerónimo Ramírez. Al terminar la frase todos gritaron: “Nosotros mejor queremos tequila”, el comentario generó risas entre ellos e incluso en las profesoras, “¡Ay, esta juventud!”.

El tour llegaba a su fin. Los chicos no podían creer que esas dos horas hayan volado y, lo mejor de todo, aprendiendo y divirtiéndose. Aquella tarea de biología tendrá que ser de las mejores en todo el año.







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