TRANSPLANTES DE ÓRGANOS: HUMANISMO Y CIENCIA

Por Gabriela Itzel Merino Valdez
México (Aunam). Él es el mismo niño que hace 21 años, el buen trato con el que siempre recibe al nuevo amigo y el respeto y fidelidad con el que lo conserva. Desde siempre le ha gustado el rock and roll, por lo que se considera un rockabilly cuyo pasatiempo favorito es vivir al máximo cada instante de su vida, ya que en su momento estuvo a punto de perderla.

Fue a las 9:00 de la mañana del día 25 de febrero de 1989. Raúl González García jugaba cuando sintió un dolor en la garganta que posteriormente indicaría el inicio de su padecimiento. Tres horas después, el doctor José Hernández diagnosticaría una “simple” infección en la garganta, medicamentos fuertes para contrarrestarla y nada más.

Con el tiempo, de nuevo acude al médico, pero ésta vez para realizarle la circuncisión; tres horas después el panorama es otro, el médico informa a sus padres, Laura Jacqueline García Delgado y Juan González Zavala, que se trata de un problema más serio, “problemas en los uréteres” -vías urinarias que se encargan de trasportar la orina desde el riñón hasta la vejiga-, por lo que necesita un tratamiento muy fuerte.


Dietas, ejercicio mínimo y cuidados específicos, lo acompañan durante primaria y secundaria, sangrados recurrentes por la nariz y rechazo de la comida en su estómago fueron los primeros síntomas durante la prepa, donde ahora su aspecto es el de un hombre, cuya barba nace desde sus patillas.

Para el 22 de junio de 2000, el cansancio no lo deja moverse, el sol apenas se asoma por su ventana, cuando de pronto la presión de su cuerpo se dispara, de vuelta al Instituto Nacional de Pediatría (INP), junto con su madre, aquella mujer que salvaría su vida.

Una hora después, el médico informa: “Usted, señora, no trae un niño, trae un cadáver”, una pequeña lágrima salió de los ojos de Laura García. “Esto es el principio de una gran prueba y lo vamos a lograr”, pensó.

Mes y medio sobre una cama, con un catéter en la pierna, conectado a una máquina tres horas, cada tres días para limpiar su sangre una y otra vez al ritmo de su motor; sus labios se tornan secos, con pequeñas aberturas, se los humedece una y otra vez, sólo un vaso de agua es suficiente para todo el día.

Raúl necesita urgentemente un trasplante de riñón, uno más a la lista para recibir un órgano, debido a su anterior infección en las vías urinarias. Horas antes, la primera posibilidad es tomada en cuenta, exámenes clínicos a sus padres para ver quién es compatible con él: exámenes de sangre, orina, genética, bacteriología, etc., donde afortunadamente podría ser su madre la donante.

La donación de órganos se percibe comúnmente como un acto altruista que ocurre cuando una persona fallece, sin embargo, esto no siempre es así, ya que una persona viva lo puede hacer, los órganos y tejidos provenientes de seres humanos con fines de trasplantes pueden tener dos orígenes: donador vivo o uno cadavérico.

Según Santiago Eduardo y Octavio Delpín, en su libro Trasplante, humanismo, ética y sociedad, la mayoría de los órganos trasplantados provienen de la donación de personas vivas relacionadas con los enfermos, quienes recurren a sus padres, hijos o hermanos para aliviar su situación.

El primer origen, el de donador vivo, se refiere cuando un paciente en espera de un órgano o tejido cuenta con alguna persona que esté dispuesto a donar, tal y como ocurrió con Raúl González. Para ello, el donante debe reunir los requisitos que establece la ley en el Artículo 333 de la Legislación General de Salud (LGS): Ser mayor de edad y estar en pleno uso de las facultades mentales, tener compatibilidad clínica con el receptor, donar un órgano o un fragmento del mismo.

Es importante recibir información completa, tanto el paciente como el donante, sobre los riesgos de la operación y las consecuencias de la extracción del órgano, y haber otorgado su consentimiento en forma expresa, es decir, por escrito, ya que de no ser así podría tomarse como tráfico de órganos y haber dificultades con el Ministerio Publico (MP).

Por otro lado, los órganos y tejidos que pueden obtenerse del donador cadavérico dependen de las circunstancias de su muerte. Si la pérdida del potencial donador es a consecuencia de un paro cardiaco, se pueden obtener únicamente tejidos, tales como las córneas; en algunos casos huesos y válvulas del corazón, y si la persona ha fallecido por muerte encefálica, se pueden obtener además órganos como: corazón, pulmones, hígado y riñones. Según el Registro Nacional de Trasplantes, hasta la fecha (2011) en México se han realizado 792 trasplantes de riñón, 762 trasplantes de cornea, 30 de hígado, siete trasplantes de corazón y tres trasplantes de hígado-riñón. Lo que deja aún más concreto de que, evidentemente, el riñón es el órgano más solicitado en México.

“En mi vida he estado en un quirófano como nueve veces a causa de mi padecimiento, por alguna infección tengo que recurrir al médico. Cuando iba a ser mi trasplante me aislaron del mundo una semana entera para que ningún virus o infección impidiera que se retrasara la cirugía”, aseguró Raúl González, durante su estancia en el Hospital.

Es 17 de diciembre del año 2000, lo frío del quirófano causa que su piel se erice, inicia la cuenta regresiva 10, 9, 8, 7… y cae en un profundo sueño. Sus ojos comienzan a abrirse nuevamente, 10 horas después todo ha pasado. El trasplante está hecho, son las 6:30 pm, él es otro, ahora tiene la posibilidad de vivir gracias a su madre, aunque tenga que consumir medicamentos de por vida.

“Esos medicamentos pueden que me ayuden en el riñón y me afecten en otras cosas”, actualmente sus huesos presentan principios de osteoporosis –enfermedad en la cual se reduce la cantidad de minerales lo que hace que éstos pierdan fuerza- y padece glaucoma -daños en el nervio óptico causados por un aumento de presión en el interior del ojo que causan la pérdida de la visión-.

Automáticamente se percibe su delgadez mediante la fragilidad de su cuerpo, junto con un par de anteojos que anuncian su aún moderada debilidad visual. Sin embargo, su mirada todavía es fuerte y llena de esperanzas. A donde quiera que vaya también van sus medicamentos y por supuesto parte de su madre, en forma de un riñón.

A pesar de ser algo vital para muchos mexicanos, la mayoría lo ve como algo distante y que nunca llegará, sin pensar que quizá sus seres queridos pueden estar expuestos tanto a requerir un trasplante como a ser donadores. La necesidad de un órgano o de ser donadores se percibe más como un problema individual o de familia que como un problema social.

Irma Navarro Paz, doctora del Hospital General de Xoco, y José Luis López Jiménez, coordinador del Instituto Nacional de Nutrición, opinan sobre las limitantes para poder conseguir un órgano en sus diferentes sitios de trabajo. Navarro Paz explicó que México carece de formadores de coordinadores que apoyen la cultura de la donación de órganos, la primera limitante es el convencimiento de las familias para que concedan trasplantar los órganos de su familiar muerto.

Santiago A. Eduardo y Octavio Delpin, aseguran que la mayoría de las familias conciben la decisión de donar órganos de manera personalizada. Es decir, cada individuo toma su propia decisión pero no prevén, por ignorancia, la participación de otros en la ejecución de ésta.

Navarro Paz destacó que Xoco no es un hospital que se dedique a trasplantar órganos como tal, únicamente trasplanta corneas, ya que la mayoría de los casos que se presentan son médico-legales -accidentes u homicidios- y los trámites con el Ministerio Público son muy tediosos y largos de atender, porque tiene que haber una averiguación previa para asegurarse de que la muerte no fue provocada y debe estar todo en orden para poder llevar a cabo el trasplante, es decir, si falta algún documento firmado o el familiar a cargo no está presente, se retrasa aún más el poco tiempo de vida de los órganos. Son varios los casos que se han presentado con donaciones de hígado, riñón, corazón y pulmón, y muchas de las veces no se pueden llevar a cabo por el tiempo y por el tipo de traumas que caracteriza a dicho hospital.

Irma Navarro reiteró que el temor generado por la disposición de órganos ajenos se manifiesta no sólo con el público en general, sino también entre médicos y agentes del Ministerio Público, ya que éstos últimos no poseen la especialidad en medicina y tienen un nivel de comprensión bajo o incorrecto de la naturaleza de la muerte cerebral e incide además en su desconocimiento de la Ley.

La familia es la parte más importante para conseguir con éxito un órgano, por lo mismo, dijo que se debe tratar con cuidado, ya que la mayoría de las personas que acuden a ese hospital son de bajos recursos y pocas veces entienden lo que en realidad sucede con su paciente. “Hemos tenido muchas negativas para poder obtener un trasplante, ya que suelen siempre decir que no pueden tomar una decisión si no está la familia completa. Sin embargo, nos hemos dado cuenta de que la familia que sufre la pérdida del familiar, no dona y la familia que no sufre, sí y con más facilidad”, asegura Irma Navarro.

Por otra parte, José Luis López Jiménez, admitió que el “Hospital General de Xoco” no cuenta con la infraestructura necesaria para llevar a cabo transplantes, por ello mantiene una relación con el Instituto Nacional de Nutrición, donde el primero es generador de donaciones y el segundo es trasplantador.

María del Rosario Araujo Flores, jefa del Departamento de difusión del Centro Nacional de Trasplantes (Cenatra), está de acuerdo con que el principal problema del que depende la donación de órganos en México es la falta de infraestructura de las unidades de Salud Pública.

“Mucha gente sí quiere donar, el problema real se refiere más a la desorganización que hay en los hospitales, capacitar más a las personas que se ocupen de esto, que haya presupuesto, ya que los trasplantes implican muchos insumos, y pues se tiene que mejorar la organización de las instituciones y su infraestructura”.

Otros factores que influyen como limitantes, para la obtención de órganos son los prejuicios y las creencias que se tienen acerca de dicho tema, presentados en forma de importancia.

Según el Manual del curso de líderes promotores para la donación de órganos del Cenatra, es por un concepto psicológico mal orientado de mutilación del cuerpo, por patrones culturales y místicos, que los deudos desean conservar la integridad morfológica del ser querido.

Consecutivamente viene el temor religioso, ya que algunos se niegan a donar órganos pensando que sus actos se contraponen a la voluntad divina o motivada por la esperanza de la recuperación, de un milagro. Sin embargo, dicho acto de la donación, es visto por parte de la religión católica como un acto que reside en la caridad y en la solidaridad.

El Papa Juan Pablo II enunció algunas condiciones que limitaban la licitud moral de los trasplantes: El trasplante es inseparable del acto humano de donación. El amor, la comunión, la solidaridad y el absoluto respeto por la dignidad humana constituyen el único contexto legítimo para los trasplantes.

La venta o intercambio de órganos o tejidos cancelaría el acto de la donación y reduciría el cuerpo humano en un mero instrumento; una persona puede solamente donar aquello de lo que se puede privar sin poner en peligro su vida o su identidad personal, los órganos vitales se pueden donar después de la muerte y el trasplante de un órgano en vida del donador se justifica cuando existe una razón justa.

Por ello, María del Rosario Araujo dice con certeza que: “Realmente sí existen ciertos prejuicios o creencias que pueden influir en las personas para rehusarse a donar sus órganos, no obstante, más que la toma real de la decisión influye la colectiva cuando hablamos del tema. Las estadísticas dicen que de cada mil personas sólo una podía ser donador, debido a las posteriores compatibilidades con el paciente, es por eso que la lista de espera es muy grande”.

En realidad, a pesar de que las personas estén dispuestas a donar, muchas veces no está en sus manos en que se lleve a cabo la donación, ya que otro obstáculo, como ya se mencionó, es la compatibilidad con el paciente que lo requiere, es por eso que la lista de espera es cada vez más grande. Por ello, conviene presentar los pasos a seguir para que un paciente pueda acceder al registro en la Lista Nacional de Espera para la obtención de un trasplante:

El médico es el que puede determinar si hay necesidad de un trasplante; si es este el caso, el paciente será referido a una institución autorizada por la Secretaría de Salud para realizarlo, por ejemplo: el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), Servicios de Salud Estatales, Secretaría de la Defensa Nacional, Petróleos Mexicanos, Cruz Roja y algunos hospitales particulares y universitarios.

Posteriormente, se le realizará al paciente la evaluación clínica y los estudios de laboratorio o de gabinete necesarios para confirmar el diagnóstico y la viabilidad del trasplante. Si el paciente no es candidato al trasplante, únicamente le darán tratamientos médicos alternativos. Pero si el paciente efectivamente es candidato, de forma gratuita será inscrito por su médico en las bases de datos estatales y nacionales.

Así pues, actualmente existen oportunidades donde las personas pueden manifestar la voluntad sobre el destino de sus órganos, como lo son las credenciales oficiales de identificación (tarjeta de donación) o algunos formatos del Cenatra y encuestas que permiten dar por enterada la disposición para donar.

Una vez más, con las manos sudorosas, lágrimas en los ojos, pero con las emociones afloradas, la madre de Raúl González está consciente de la problemática que hay con la donación de órganos y más aún cuando ha formado parte de dicho acto: “Yo cuando me muera quiero que donen todo lo que se pueda dar, quién sabe cómo esté yo (ríe) pero quiero hacerlo, hay que vivir el momento siempre y dejo que mi hijo lo haga. Por eso ya tengo mi tarjeta de donador, al fin que yo no padecí nada después del trasplante y no tomo medicamentos.”.

La noche comienza a caer poco a poco, las ventanas están húmedas por la lluvia, aquella casa acogedora, con muebles modernos y de colores combinables están intactos, el frío se hace presente al salir, aquella señora que por el hecho de ser madre fue capaz de dar parte de su cuerpo por la vida de su hijo, es la última imagen percibida.






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