JORGE LANATA: GENIO Y FIGURA DEL PERIODISMO ACTUAL


Por Adrián Roa Mendieta
México (Aunam). Hace tiempo que el pasillo y los alrededores de las salas Lucio Mendieta y Fernando Benítez, en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM, no se perciben tan lúcidos como hoy. Una galería, conformada por ocho fotos, un cartel tamaño póster con el título BRIC y edecanes que combinan el color de su vestido azul marino con el azul de sus ojos claros, provocan que el público muerda el anzuelo y decida entrar a la próxima conferencia. No se hable del kit que obsequian las bellas damas: un cilindro, una bolsa y folder; es como pescar cerca de un banco de truchas, todos caen en la red.

Y no es para menos pues además de la gran producción que se montó, la trayectoria del argentino Jorge Ernesto Lanata es para aplaudirse y ponerse de pie. Su primer sueldo lo recibió a los 14 años redactando informativos para Radio Nacional, donde aprendió a escribir a máquina, redactar, editar una nota y a ver nacer y morir sueños propios y ajenos. Con la práctica su callo periodístico fue en aumento al grado de fundar, en 1987, el diario Página/12 junto a Osvaldo Soriano.

Página/12 fue un diario que revolucionó el periodismo en Argentina, éste probó que la renovación de las formas de escribir una nota son infinitas. El también ganador del segundo Premio Municipal de Ensayo con “El tema social en el cine argentino” en 1974, se ha caracterizado por cambiar la estructura de las notas y meter color a la totalidad de éstas. “Color en la cabeza, color en la trama, color en el remate; como en la nota de revista”, asegura.

La palabra color es como imprimir un toque de suspenso en un cuento, éste se dulcifica para crear un clima, sin él, el cuento no sobrevive. Así, el color se refiere a abrir con un diálogo o con un dato paradójico de lo que se quiere contar. “Si te vas de viaje, es lo primero que le contás a tu amigo de regreso, el lector es tu amigo, no hay manera de que eso falle”, dice sosteniendo un pitillo sin encender.

Oriundo del puerto argentino Mar del Plata creció en un barrio llamado Sarandí. “Sarandí queda lejos de los estructuralistas, de los semiólogos, de los críticos franceses y de sus pobres imitaciones argentinas”, apunta en su libro Vuelta de página. En su barrio nadie tenía bibliotecas y lo que anhelaba era ser redactor de la revista Siete Días.


Ahora, el autor de Argentinos, texto recomendado en el año 2003 como lectura para la enseñanza media en su país, aclara el diccionario poniendo en común el término de libertad de prensa, toma como referencia al español Antonio Machado. Explica que dicha libertad es un valor de la clase media, los pobres, no tienen para informarse, “no tienen para comer, menos para opinar”.

Ernesto Lanata ha colaborado en periódicos de Argentina como Siete Días, Diario Popular, El Periodista, Perfil y otros de carácter internacional como El Espectador de Bogotá, El Diario de Caracas o The Washington Times. Pero sin duda alguna, el año 2008 representó un año de grandes proyectos, así como la revelación de una faceta de su vida jamás contada.

Primeramente inició el año con el lanzamiento de un nuevo diario nombrado Crítica. Se especuló mucho acerca de éste ya que el desarrollo de las nuevas tecnologías converge rumbo a una tirada digital, más que a las de papel. Sin embargo, en una entrevista radiofónica para Radio Palermo, el comunicador respondió airoso que aún falta mucho por hacer dentro de los diarios en la red. “En el norte (Estados Unidos), la conectividad es de 95%, acá es del 36%”.

Otra de las razones por las cuales no se ‘aventó’ a realizar un diario electrónico a pesar de que internet, según sus declaraciones, sea el invento más importante después de la imprenta, es por la ausencia de transparencia del medio, además de la falta de amabilidad en el aspecto técnico. Él, cataloga la etapa en la que vivimos como “la infancia de la internet”, donde deshacernos del mouse o del inicio son temas pendientes. “Tiene que ser un electrodoméstico más, como una plancha”.

En agosto del mismo año Lanata abrió un nuevo frente de acción con su debut en el teatro de revista (La rotativa del Maipo), meses después redobla su apuesta con la reedición de Argentinos en un solo tomo, donde abarca la historia de Argentina desde su nacimiento hasta la actualidad, y para cerrar con broche de oro aparece Hora 25, su obra más íntima.

Hora 25 es una suerte de autobiografía fragmentada que se aproxima a su historia familiar, en él, descubre miedos, adicciones y una fase melancólica que se rebela contra las exigencias de la popularidad. Dentro de éste se reúnen artículos periodísticos y textos de tono confesional. “Este es un libro expuesto, pero no pornográfico. Si cuento tanto es porque en mi diálogo con la gente puedo hablar de cualquier cosa, no con el microclima”, confesó en la presentación de su libro.

Para el periodista argentino, el concepto de microclima se trata de una serie de personas que tratan de incidir con su opinión el contenido de los medios. Un ejemplo claro es el conocido “todo el mundo cree que”. ¿Quién exactamente es todo el mundo? En la actualidad, menciona Lanata mientras mantiene su cigarro aún sin prender, pensamos que porque una persona chequeó cuatro cables ya hizo investigación. “Dejamos de chequear lo básico, ¿somos periodistas o qué carajos somos?” se pregunta.

En seguida de su furor por no consultar más de dos fuentes dentro de una investigación, siendo que lo ideal fueran tres, el comunicador pasa la hoja al apartado de los consejos, “un par de boludeces sobre la profesión y terminamos” dice. En primer lugar recomienda leer y escribir dos horas diarias, “hacen cada pelotudez por día, mejor siéntense frente a la PC aunque no se les ocurra nada, sólo por el papelón de quedarse, algo van a escribir”.

En segundo lugar, el protagonista lanza una serie de recomendaciones que seguramente quedaran grabadas en la memoria de la audiencia por un lapso de tiempo considerable, pues son como lecciones de vida que no cualquier persona te brinda. “No subestimen a los lectores, la gente no es tonta; traten de no sentirse buenos en algo; la única manera de aprender es equivocándose; para tener éxito hay que fracasar, anímense que no pasa nada, es una boludez”.

“Las excusas no se filman, te salió lo que te salió, lo que importa es lo que se hizo no lo que se quiso hacer… ustedes son su propio límite, ustedes son los que se van a decir hasta donde quieren llegar… lo que está en juego es su carrera, el trabajo es una manera de estar ahí pero no es la única…. si son burócratas para vivir, lo serán para escribir, traten de no serlo... nosotros no somos distintos de la gente, somos parte de la gente, no somos ni mejores ni peores… no hay malos temas, hay malos periodistas”, agrega.

Los dedos de sus manos parecen estar ansiosos por llevar a la boca el cigarrillo que trae entrelazado desde que dio inicio la ponencia, lo juguetea de un lado para el otro con gran habilidad. En la otra mano, el encendedor espera la orden para poner en práctica lo mejor y lo único que sabe hacer, arder. Después de una larga espera el vicio parece haber triunfado.

Menos mal que lo dejaron fumar, pues ha tenido un par de problemas a causa de su adicción. En el 2007, durante la entrega de los premios Martín Fierro a la producción de la televisión por Cable, Lanata abandonó el recinto cuando el cuerpo de seguridad del lugar, el Salón “Tango Palace”, le exigió que apagase su cigarro.

La luz se apaga y en la pantalla que se encuentra arriba de la mesa de ponentes, se exhibe un video. Es el nuevo programa de tipo documental del periodista nombrado BRIC, siglas para referirse conjuntamente a Brasil, Rusia, India y China, países que para el 2050 podrían convertirse en las cuatro economías dominantes del planeta, según el economista global Jim O’Neil. La tarea de Jorge Ernesto: ilustrar y conducir la investigación de cada uno de estas regiones mostrando las peculiaridades de cada nación.

Para Lanata lo rescatable de este tipo de proyectos es que decenas de millones de personas pasan de la clase baja a la media, es decir, que se está creando un mercado de clase que jugará un rol cada vez más importante en un futuro. Todo lo contrario sucede en países como México o Argentina, vamos de la media a la baja.

“Hay que hacer una mierda de todo” afirma. Lanata, apoyado en un autor llamado Roberson, piensa que habrá que modificar todo, desde la manera de enseñar hasta la forma de aprender. Por un lado, se encuentran los profesores que no quieren hacer nada y, por el otro, están los alumnos que llegan tarde. “Les ruego que a la próxima lleguen temprano”, concluye al mismo tiempo que su tabaco.






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