LOS JÓVENES LAS PREFIEREN CORTAS

Por Andrea Fabiola Cruz López
México (Aunam). “Acabo de dar el paso más grande de mi vida”, dice Diana, alumna de tercer grado de secundaria, mientras la solicitud de su preinscripción se imprime.

Tiene 14 años. Su inscripción al Concurso de Ingreso a la Educación Media Superior es el próximo lunes y está nerviosa. Así como ella, varios de sus compañeros consideran que escoger una escuela en donde continuar sus estudios es algo complicado.

Al cuestionar a algunos chicos sobre si prefieren una carrera larga o corta las respuestas varían. “Una larga para poder ejercer mejor”, comenta Yamilet; su ideal es ser chef o aprender computación. Mientras que Irma Aliscelis, como la mayoría de sus compañeros, prefiere una carrera corta “porque me gustaría llegar a trabajar para ayudar a mi familia”.

Los jóvenes se encuentran mal orientados. Sus decisiones se basan en las experiencias de familiares mayores o amigos que realizaron el trámite antes que ellos. La falta o poco conocimiento sobre eventos en donde se les muestren a los futuros estudiantes las instalaciones de las escuelas, los planes de estudios y todo lo relacionado con este nuevo nivel que van a comenzar es increíble. Aunque no importa ya que como menciona Rebeca “no me gustan esa clase de eventos”.

Ni hablar sobre que las secundarias o los propios alumnos tengan la iniciativa. Pocos son los interesados en asistir y con respecto a visitas en grupo hay escasos ejemplos, como la Escuela Secundaria “Héroes de la Independencia”, cuyos alumnos de tercer grado visitaron un instituto privado.

Otro punto muy importante, asegurán los jóvenes, es el desprestigio del que son victimas opciones académicas como el Colegio de Bachilleres y el Conalep.

Adriana Cruz es egresada de una de estas entidades educativas. Sus opciones eran las preparatorias de la UNAM, pero no logró el puntaje necesario. Le dieron como opción el Conalep y ahí se quedó. Actualmente ejerce su profesión como Administradora de Empresas. Ella recuerda: “nos consideraban escuelas de desecho pero no importa, ya que el chiste es saber aprovechar lo bueno de una institución”.

“Ya sólo me hace falta estudiar. No importa en cual opción me quede de todas maneras salgo ganando: si me quedo en un prepa tengo 3 años para pensar qué quiero estudiar y si me quedo en un CETIS puedo estudiar diseño de modas”, asegura Diana mientras contempla su formato de inscripción. Repasa por última vez la lista de las que podrían ser sus próximas casas de estudio y que marcan el rumbo de su futuro.




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